turquia-por-el-laicismo1

Hasta ahora, Turquía había estado en calma y, aun cuando se trata de un país con mayoría islámica, es otomana, lo que lo diferencia de las naciones árabes que la rodean, la mayoría de las cuales, se han visto alteradas por la “primavera árabe” que ya ha llevado a varios de sus dictadores a la muerte o a tener que dimitir, para evitar un baño de sangre como el que afecta a Siria.

El botar unos árboles, para iniciar la remodelación del  parque Gezi, fue la chispa que detonó una cadena de protestas populares que, en estos momentos, simplemente están pidiendo la renuncia de su Primer Ministro,  Recep Tayyid Erdogan, el cual declaró enfáticamente que ellos no tendrán una “primavera turca”.

Hasta hace poco, no se sabía de mayores problemas al interior de Turquía, el cual, desde la revolución de Atatürk y hasta la elección de Erdogan, el año 2002, tuvo un gobierno laico, pese a su población mayoritariamente islámica, pero con tolerancia a sus minorías, principalmente cristianas, ya que su gran comunidad judía sefaradí, se vio casi extinguida, luego de la Segunda Guerra Mundial y su alianza con los nazis.

Desde hace mucho tiempo, Turquía tuvo muy buenas relaciones con Israel. Incluso, en el plano militar, fue de abierta colaboración.

Israel ha vendido armas a Turquía. La aviación israelí ha ocupado los espacios aéreos turcos, para poder efectuar sus ejercicios permanentemente y, cuando se ha debido preparar para efectuar operaciones especiales, tampoco ha tenido problema en sobrevolar territorio turco, ya que, como es sabido, Israel mismo es tan pequeño, que cualquier intento de adiestramiento aéreo, lo llevaría a utilizar espacios de sus vecinos, lo que sin lugar a dudas, le habría ocasionado serios problemas.

Con la llegada al cargo de Primer Ministro de Erdogan, un islamista declarado, se temió que las relaciones entre ambos países, se verían deterioradas, lo cual, en sus inicios, no ocurrió. Sin lugar a dudas, su pertenencia a la OTAN, más su dependencia de Estados Unidos y la Unión Europea, fue gravitante en esto.

En general, Turquía es  un país democrático, con libertades razonables y con periódicas elecciones que le dan una estabilidad única entre los demás estados musulmanes.

Es por tal motivo que el envío de la famosa flotilla solidaria a la Franja de Gaza, resultó inexplicable. Sabemos el resultado de ésta incursión y como se llegó a que las relaciones entre estos dos países  aliados, se viera seriamente deteriorada.

Luego de la visita de Barak Obama a la zona y las disculpas formuladas por Netanyahu, parecía que  retornaba la amistad entre Turquía e Israel.

De pronto, la situación turca se ve conmovida por serias protestas. Ya dijimos que partió como una oposición a la remodelación de un parque, para luego tomar sus verdaderas dimensiones, con dos muertos y poco menos de dos mil heridos, según Amnistía Internacional (AI).

Según los partidos opositores, los disturbios son muchísimo más violentos de lo informado al exterior y, de acuerdo al propio gobierno, los heridos llegarían a 60, la mayoría de los cuales, serían policías.

¿A quién podemos creer? A AI, viendo como permanentemente falsea todo lo relacionado con el problema israelo-palestino, lo descarto radicalmente. Incluso, me  pregunto ¿Por qué se preocupa tanto de dos posibles muertos turcos y no se altera mayormente por 100 mil o más asesinados sirios?

Tanto el gobierno turco como los partidos opositores, por ser parte interesada en el conflicto, nos lleva a tener serias dudas de lo que puedan decir. Además, hemos visto como las autoridades falsearon la realidad, cuando montaron el triste espectáculo de la

flotilla que necesitaba llevar a cientos de personas, armados de palos, cuchillos y hierros, para transportar ayuda humanitaria a una Gaza supuestamente hambrienta, a la cual, si realmente se hubiera querido ayudar, se podría haber actuado racionalmente, transportando la pretendida ayuda humanitaria, a los puertos indicados por las autoridades israelíes y utilizando las relaciones diplomáticas habituales.

En todo caso, al menos aparentemente, ésta etapa ya fue superada. Lo preocupante para Israel, en éste momento, es saber que está pasando al interior de Turquía. A donde se quiere llegar realmente con estas protestas y cuales son sus verdaderas motivaciones.

Por lo que se sabe, la protesta ecologista fue de corta duración, al ser reemplazada rápidamente por pedidos de mayor democracia y la salida de Erdogan de su cargo de Primer Ministro.

El propio Presidente turco, Abdullah Gül, ha debido intervenir, logrando que la policía se retire de la Plaza Taksim, lugar que se ha transformado en punto neurálgico de las protestas en contra de Erdogan.

Sorprendentemente, el Primer Ministro no ha pospuesto su gira al exterior, declarando que Turquía está volviendo a la calma, sin considerar la realidad imperante.

Sabemos que Israel está pasando una etapa muy difícil. ¡¡¡Cuando no!!! me podrán decir ustedes, pero ahora, la cosa se complica más aun.

Irán, cada día está más cerca de transformarse en una potencia nuclear. Egipto, se ve nuevamente convulsionado con protestas callejeras, mientras el gobierno, en manos de la Hermandad Musulmana, trata paulatinamente, de imponer sus principios fundamentalistas, todo lo cual, en definitiva, puede significar un alejamiento de las cada vez más frías relaciones con Israel y un mayor acercamiento a Hamás.

Siria, está tomando un camino simplemente demencial, en que cualquier indicio de humanidad o racionalidad desapareció, tanto por la ambición de Al Assad de mantenerse en el poder, así como de los innumerables grupúsculos opositores, que se ven más infiltrados o dominados por el islamismo extremo, incluido Al Qaeda.

En Líbano, tenemos un Hezbollah totalmente involucrado en el conflicto sirio y, si Israel no está atento, con el serio peligro de recibir de parte del tirano sirio, lo más sofisticado del arsenal ruso, sin contar la posibilidad de las mortales armas químicas que tiene almacenado Al Assad.

Desde la llegada al poder de Erdogan, sus intentos por introducir el islamismo moderado, se ha visto frenado por la oposición laica, aun con gran poder en el espectro político turco. Habiendo sido reelegido en dos oportunidades, el Primer Ministro se encuentra imposibilitado de postular nuevamente en las elecciones del próximo año, lo que lo estaría llevando a programarse para ser el próximo Presidente y así, poder mantener su influencia y continuar en su lento pero permanente intento por islamizar Turquía.

En Egipto, recordemos, la Hermandad Musulmana, se mantuvo totalmente ajena a los acontecimientos, en las primeras protestas de su primavera árabe. Cuando inició su involucramiento, rechazó categóricamente aspiraciones de poder. Hoy, tiene en sus

manos el gobierno y domina el congreso y el  poder judicial, aparte de la policía y el ejército. Lo que no ha logrado conquistar, es la Corte Constitucional, la cual le está dando una seria pelea, siendo su último logro, el declarar que las elecciones parlamentarias no son válidas, ya que fueron elegidos sus miembros por una constitución que no es legal. Quien dirá la última palabra, aun está por verse.

Resulta altamente preocupante lo que acontece en Turquía, tanto para el mundo occidental como para Israel. Si a esto, le agregamos el resurgimiento tan virulento del antisemitismo, ya casi sin disimulo, en el mundo entero, la situación hace vislumbrar momentos cada vez más difíciles, tanto  para Israel como para la judería diaspórica.

Si nosotros,  no asumimos el papel que nos corresponde, la cosa puede llevarnos a dimensiones hoy impensadas.

 

Eduardo Hadjes Navarro