MAY SAMRA PARA ENLACE JUDÍO

El primer Encuentro Latinoamericanos de Comunicación de Comunidades Judías, realizado en el Centro Deportivo Israelita, ayudó a definir y a abordar las distintas aristas de lo que significa “Prensa Judía” en México y en el mundo.

Una joven confesó que no escribía para la prensa judía en México debido a la “unilateralidad” de su línea editorial. Acto seguido, Marcos Metta, Directivo del CDI y de Alianza Monte Sinaí replicó:

“En su lectura (los medios judíos) no nos deja gran cosa. Esa es la mera realidad que, si no queremos reconocerla, y miren que aquí hay los que desarrollan, dirigen y los que financiamos esas publicaciones. Si no lo queremos reconocer estamos siendo nada más siendo deshonestos intelectualmente, si nosotros de verdad queremos pensar o repensar sobre el papel que la prensa, en el contexto de las comunidades judías, tiene que jugar para difundir cultura judía, hay que retomar el carácter de debate, de confrontación de ideas, de cuestionamientos, que son esenciales de la cultura judía y que hoy están completamente ausentes de nuestros medios de prensa. Yo creo que de esa forma vamos a atraer más lectores y vamos a atraer más escritores; porque quien aquí se ha mencionado “pues yo me alejé porque yo escribía o estaba presente, pero me alejé porque este núcleo me parecía muy castrante o muy cerrado o que no se iba a publicar lo que yo decía o no se iba a permitir que yo expresara las ideas que yo tengo, yo creo que hoy todavía estamos en eso y es obligación de los generadores de políticas públicas en nuestra comunidad y es responsabilidad de los editores de las publicaciones, ya sea institucionales o independientes, hacer avanzar fuertemente el regreso de una prensa judía que sea relevante para los que escriben y para los que la leen”

El debate había comenzado. Son obviamente nuestros directivos quienes, cada quien desde su nicho, deciden las líneas editoriales de sus medios, definiendo temas “tabúes” y temas “aceptables”.

Mardoqueo Staropolsky expresó su anhelo de una prensa judía de mayor calidad:

“Quizá el origen parta de las mesas directivas comunitarias que, bajo el prurito de operar “bajo línea” no dan la importancia a la prensa, como elemento formativo de opinión y por lo tanto de codirección – de los miembros con los directivos – en el manejo comunitario, a través de la retroalimentación y la crítica, nombrando como encargados a empíricos, que en base a su entusiasmo, “empujan” al área de prensa a caminos generalmente ya recorridos y fracasados con anterioridad o – últimamente – a aspectos mercantilistas y de venta de espacios comerciales, que equivalen a pérdidas de libertad.

La Prensa judía independiente, más abierta al mundo en general, tiene, a su vez, sus dilemas, los cuales fueron abordados en mi ponencia “Medios Institucionales y Medios Independientes”:

” Lo más complicado para un periodista, cuyo oficio consiste en husmear donde no debe, es caminar sobre la fina cuerda, suspendida sobre el judaísmo mexicano, intentando mantenerse en equilibrio mientras se maneja la obligación de informar, por un lado, y la protección de la Comunidad por la otra.

Añádese la necesidad, inherente al oficio, de un periodista de comunicar, y la de un medio de crecer y ganar lectores- y entenderán los roces que significan la prensa judía libre en la Red- y la dificultad que enfrenta un editor independiente, quien tiene que ser responsable de las consecuencias para la Comunidad de lo que publica.

Antiyer se llevó a cabo , en el Museo Memoria y Tolerancia, el Foro “No nos callarán” donde Enlace Judío preguntó a distintos periodistas cuándo decidían que una nota, por espectacular que fuera, no debía ser publicada. Sergio Aguayo respondió : “Cuando puede llegar a afectar un bien mayor” y Darío Ramirez: “Ninguna nota vale una vida”.

A lo largo de las ponencias, se externaron varios puntos de vista que van de un extremo al otro, desde la opinión de Ezra Shabot, quien advirtió acerca de los peligros de publicar notas de denuncia del antisemitismo que puedan llegar a causar “incidentes diplomáticos” entre la Comunidad y el entorno social y político, diciendo:

“Un error en eso termina costándole a otras gentes porque finalmente entendamos la diferencia en ese sentido, hacia el exterior, venirle a decir al funcionario de la Secretaría de Educación: “Fíjese que éste es un medio independiente, éste no lo controla la Comunidad Judía” No te la cree, ni te la va a comprar nunca porque la Comunidad Judía aparece frente al exterior al mundo no judío como un elemento no judío, como un elemento monolítico. […] En ese sentido es donde el periodismo tiene que asumir su parte de responsabilidad”.

Leo Zuckermann, a su vez, se declaro a favor de ofrecer foro a cualquier expresión antisemita, retomando el ejemplo de la Universidad de Columbia, quien enfrentó el escarnio del público y la ira de sus patrocinadores al invitar a Mahmud Ahmadinejad, Presidente de Irán y negador del Holocausto, a una conferencia en su recinto. Sin embargo, al acudir el persa a las instalaciones, el rector de la Universidad refutó sus argumentos, uno a uno, mostrando lo absurdo y falso de sus opiniones.Mencionó al caso del reportaje de Enlace Judío en la UACM, demostrando con ello la fina línea que separa la libertad de expresión de la incitación al odio.

Podríamos concluir con el “grito del alma” de Mardoqueo Staropolsky:

“Es por ello que desde esta tribuna hago un llamado para que la prensa judía, particularmente, represente, forme, ocupe y alcance ese lugar que ha perdido y que solo en apariencia está ocupando. Creo que la democratización comunitaria debe acompañarse de una prensa libre, no insultante, pero si crítica y formativa”.