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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

El régimen del Presidente de Siria, Bashar al Assad (BA) recupera espacios que le habían arrebatado los rebeldes que tratan de derrocarlo, la guerra civil que se libra en ese país lleva más de dos años y el número de muertos podría ya superar 120,000. El reciente fortalecimiento militar de BA, deriva en buena medida del apoyo que le brindan los guerrilleros Chiitas de Hezbolá de Líbano; detrás de Hezbolá están los intereses de Irán, nación que también ha suministrado tropas de elite y un vasto arsenal al régimen sirio.

Los rebeldes sirios han recibido armas y ayuda financiera de Catar y Arabia Saudita, quienes temen que la expansión de Irán los desestabilice, sin embargo, sólo les han proveído armas ligeras y equipos básicos, que los ponen en desventaja con el ejército de BA. En este contexto, los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea acordaron, a final de mayo pasado, levantar el embargo de armas que existía para los rebeldes; ello bajo ciertas condiciones, sobre todo en términos de controles sobre sus destinatarios, con el fin de impedir que caigan en manos de grupos radicales, temor que ha frenado al Presidente Obama para enviar armas a la insurgencia Siria.

Por su parte, Rusia anunció la decisión de enviar misiles tierra-aire S-300 al régimen de Siria “con el fin de evitar una intervención militar extranjera”, como sucedió en Libia en el pasado reciente; Rusia, con los misiles S-300, cubre también las principales ciudades e instalaciones estratégicas que tienen en Siria y que son esenciales para tratar de establecer su hegemonía en el Medio Oriente.

Israel reaccionó airadamente por la decisión rusa, que de concretarse, lo pondría en cierta desventaja en un enfrentamiento bélico con Siria. El ministro de Defensa de Israel a su vez advirtió que “sabremos qué hacer si los misiles son entregados a Siria, paralelamente Israel ha empezado a hacer ejercicios para preparar a la población “en caso de enfrentar una lluvia de misiles y cohetes”. Para BA, desgastado por la guerra civil en Siria, sería muy riesgoso abrir un frente contra Israel; empero, con el sistema de misiles S-300 no se descarta que pudiera atacarlo para transformar la actual guerra en su contra, en una guerra patria que unifique a la oposición en la lucha para expulsar al invasor extranjero (Israel) que desde 1967 se posesionó del territorio sirio del Golán.

El panorama bélico de Siria se ha vuelto más complejo porque la guerrilla islámica radical de Hamas, que gobierna en la Franja de Gaza, ya participa en el conflicto armado de Siria, apoyando a los rebeldes que representan a los islamitas fundamentalistas que buscan establecer un régimen en donde la Saharia (Ley Islámica) domine la legislación en Siria a la caída de BA. El involucramiento de Hamas con BA (musulmán aluita) ha provocado el enojo de Irán (musulmanes chiitas) quien ya ha reducido el financiamiento que le da Hamas para sus actividades subversivas; cabe destacar que parte de los integrantes de Hamas practican la fe sunita.

El régimen de BA no sólo se ve amenazado por los rebeldes sirios y sus aliados, y el desafío de desatar una guerra contra Israel; también el ejército sirio ha registrado episodios bélicos con Turquía, país con el que ha tenido escaramuzas en zonas aledañas a la frontera común. En el pasado reciente, el primer ministro de Turquía Recep Tayyip Erdogan y BA mantenían una buena relación; ahora Erdogan, en su afán de convertirse en el líder del Medio Oriente, ha condenado al régimen de BA por la extrema violencia que ha empleado en el conflicto con los rebeldes.
En Siria no sólo están en juego las reivindicaciones de los rebeldes para que salgan de la pobreza en que viven o de la represión política en la que los han sumido durante cuatro décadas la familia Assad y sus allegados, o de los que propugnan por el establecimiento de un régimen teocrático fundamentado en la Saharia; en Siria está en juego una lucha por el poder regional.