ENLACE JUDÍO

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La prensa internacional se ha lanzado a calificar de “moderados” a distintos dirigentes del Medio Oriente que, más adelante, han resultado ser acérrimos fundamentalistas- de tal manera que nos queda preguntarnos si efectivamente existen los “islamistas moderados” o, en cualquier caso, el “islam moderado”.

Iniciamos con Mohamed Morsi, ex presidente de Egipto, quien, no tarde ni perezoso, se dedicó a establecer un régimen islámico dictado por los Hermanos Musulmanes.

Lo siguió el general Abdel Fattah Al Sisi, recién ascendido al poder en Egipto del cual se espera la democracia. En 2006, escribió una tesis mientras estudiaba en los EE.UU. Army War College en Pennsylvania. En ella, parece posible que tenga algo completamente diferente en mente: un régimen híbrido que combinaría el islamismo con el militarismo. A juzgar por las ideas sobre el gobierno que él presentó en su tesis, Sisi podría verse menos como un custodio del futuro democrático de Egipto, que como una versión egipcia de Muhammad Zia ul-Haq, el general paquistaní que tomó el poder en 1977 y se dedicó a “islamizar” el Estado y la sociedad en Pakistán.

A pesar de que derrocó a un gobierno dominado por los islamistas, hay razones para sospechar que el verdadero objetivo de Sisi podría no ser el establecimiento de una democracia secular más inclusiva, sino una resurrección encabezada por militares y la reforma del proyecto islamista que la Hermandad tan mal manejó.

Otro “moderado” es el recién coronado presidente de Irán, Hassán Rouhani quien, en sus libros sobre política exterior, menosprecia a los cristianos de Occidente por ceder ante el secularismo sin luchar, ve a la República Islámica y los EE.UU. como países atrapados en un conflicto permanente y ve a Israel como “el eje de toda la actividades antiiraníes”.

El viernes anterior a su asunción, Rouhani fue citado por la agencia de noticias estudiantil iraní ISNA diciendo: “El régimen sionista es una herida que se ha asentado en el cuerpo del mundo musulmán por año y debe ser removida”.

Los mulás que gobiernan Irán y un gran porcentaje de las masas que los apoyan realmente ven a la cultura secular de Occidente como un peligro inminente para su versión fundamentalista del islam chiíta. Y tienen razón. Los ideales occidentales que valoran la dignidad humana de hombres y mujeres, protegen contra la persecución religiosa y defienden la libertad de expresión son un obstáculo para la implementación del reaccionario sueño de los mulás de crear califatos en todo Medio Oriente y más allá.

En unen un nuevo video (ver arriba) difundido por Reza Kahlili, un ex espía de la CIA que trabajaba en el interior de la Guardia Revolucionaria iraní, Rouhani explica que él es el responsable de grandes avances en el programa nuclear de Irán.

“El día en que invitamos a los tres ministros europeos, sólo 10 centrifugadoras giraban en Natanz. No podíamos producir un gramo de U4 o U6 [hexafluoruro de uranio]. No teníamos el agua pesada, no podíamos producir óxido de uranio: la producción total de centrifugadoras en el país fue de 150. Queríamos completar todo esto, necesitábamos tiempo. ”

Una de las tácticas que usó fue el engaño. Se refiere a la declaración de Irán del 2003 que establece:

A pesar de que Irán tiene el derecho, dentro del régimen de no proliferación nuclear, de desarrollar energía nuclear con fines pacíficos, decidimos voluntariamente suspender el enriquecimiento de uranio y las actividades de procesamiento definidos por el OIEA.”

Con una sonrisa brillante, Rouhani se jacta de haber acabado la construcción del reactor nuclear de Bushehr, la planta de agua pesada de Arak y de aumentar el número de centrifugadoras de 150 a 1.700 en Natanz.

¿Moderados?