Matrimonios-India

SALO GRABINSKY PARA ENLACE JUDÍO

Termino esta serie con algunas curiosidades de este viaje por el sub-continente.

Los matrimonios siguen, en su mayoría, siendo pactados y arreglados por los padres de los novios, y los jóvenes lo aceptan porque saben que las mamás, sobre todo, quieren lo mejor para sus hijos. Los matrimonios entre diferentes castas (ver más adelante) son rarísimos y muy mal vistos, aunque se dan, lo mismo que entre distintas religiones, sobre todo entre hindús y musulmanes. Eso no ha cambiado en siglos, a pesar de la modernización en las grandes ciudades del país (Delhi, Bombay, etc.).

Al casarse una pareja, la nuera pasa a formar parte de la familia del novio y a ayudar o incluso servir a su suegra que le deja muchas labores domésticas ya que es su obligación cuidar a los suegros y demás parientes políticos en casa.

Perdura el régimen feudal de castas a pesar que Indira Gandhi trató de eliminarlo y subir el nivel de vida de la más modesta (los intocables) con educación gratuita y otros subsidios. Son de origen religioso las clasificaciones con los brahmanes o estudiosos en primer lugar, seguidos por los guerreros, los comerciantes y campesinos y en lo más bajo los intocables. Como lo dije ya hay una dinámica clase media educada y creciente pero estas divisiones persisten.

Los indios son, en su inmensa mayoría gente muy agradable, serviciales y, lo comprobamos, metiches en su sana curiosidad. Nos recordaron a las inefables “nanas” de nuestra infancia, pero gente buena. Están muy politizados y en 2014 va a haber elecciones generales y ya están en efervescencia los partidos y candidatos potenciales.

Hay escuelas y universidades por doquier, sobre todo de negocios y de ingeniería. Qué tantas de ellas son “patito” no lo averigüe pero no lo dudaría. Su predominio cada vez mayor en telecomunicación, informática y construcción entre otras requiere de estos profesionistas. Hay cada día más mujeres educadas y trabajando en empresas.

En ciudades grandes conviven lo moderno de tiendas de súper-lujo con los changarros más desordenados e, increíble, sucios en las aceras sin que nadie se de por enterado o haga algo. Imagínense un Santa Fe a escasos metros de un taller de talachas o tienda de abarrotes de pueblo (aunque las nuestras están mucho mejor).

Hay animales por doquier, empezando por las vacas sagradas, a mitad de la calle, los perros y una variedad de changos y monos. A eso hay que aunar a los camellos en las zonas semi-desérticas y los elefantes. En ciudades grandes vimos a cientos de palomas, cuervos, águilas (me dijeron los guías) y otras aves volando o comiendo lo que les dejan los indios.

Son religiosos y supersticiosos- Todos tienen la efigie de Ganesha (un elefantito-dios) en sus casas o coches para que los protejan del mal ojo. Se ponen unos puntitos de colores, sobre todo rojos en la frente para buena suerte y hay infinidad de templos para rezarles a sus múltiples representaciones de sus dioses.

La comida inicialmente parecida a la mexicana pero luego hay grandes diferencias en las especias que le ponen a todo y además que pican bastante, aún para nosotros. Los yogurts estupendos así como el té indio, con leche.

El tráfico espantoso me hizo añorar el periférico en horas pico (¿cómo la ven?) y hay la orden de que todos toquen el claxon…

En resumen, una experiencia inolvidable, llena de contrastes y recomendable.

Posdata.- El agente de viajes don Jaime Galván fue quien nos armó perfectamente este viaje y falleció cuando estábamos aún allá. Nuestro recuerdo y pésame a su familia y empleados.

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