siria-violencia-619x348

INOCENCIO ARIAS

Durante unas horas del miércoles Siria ha robado la atención mediatica. Ha orillado momentáneamente el golpe de estado de Egipto, incluso la liberación de Mubarak y el anuncio de que la Unión Europea hace un gestito para mostrar a los generales egipcios que no estamos entusiasmados con el modo de tratar a sus oponentes, a los engorrosos Hermanos musulmanes. Bruselas anuncia que cortará la ayuda militar a El Cairo.

Lo de Siria, de ser cierto, es grave. Centenares de personas habrían muerto a causa de un ataque con armas químicas de las fuerzas del gobierno. Entre ellas habría decenas de niños y mujeres. No es la primera vez que el gobierno sirio es acusado de la utilización de un arma que está prohibida por varios protocolos internacionales, sobre todo por uno de 1993. El periódico francés ‘Le Monde’ aportó pruebas sacadas clandestinamente por dos periodistas, muestras de orina y cabellos que resultaban irrefutables sobre el uso del sarín u otro gas. El vespertino galo, recordando quizás que en Ruanda se hizo un papel vergonzoso por lo pasivo, afirmaba en un editorial que “ya no se podrá decir que no se sabía”.

Otros gobiernos, con credibilidad en la zona, como el de Turquía, también han asegurado que los gases se han utilizado en el pasado.

El hecho es en esta ocasión, con todo, controvertido. Hay profusión de imágenes y vídeos enviados desde la zona, unos barrios cercanos a Damasco no lejos de la frontera. Se ven personas, decenas, con las pupilas dilatadas, espuma en la boca, cuerpos inertes, etc. Parecen verosímiles por la cantidad y la variedad, no dan la impresión de ser un montaje como el que realizó Estados Unidos con motivo de la primera guerra de Irak.

De otro lado, sin embargo, no se ve la razón por la que el gobierno sirio lanzaría gases aborrecibles y prohibidos a los tres días de la llegada de una misión de expertos de la ONU que visita el país precisamente para investigar eso: comprobar si Siria ha hecho recurso a gases.

Si los inspectores piden trasladarse a un barrio que está a pocos kilómetros del centro de la capital, ¿que tendrá que inventar el gobierno para negarse? La negativa aumentaría las sospechas. ¿Se le ha podido ir la mano a un comandante local encolerizado por algún golpe de los rebeldes? Todo es un poco nebuloso.

En todo caso, los testimonios son tan abundantes, el ministro de exteriores británico lo tacha de “escalada pavorosa”, que el Consejo de Seguridad de la ONU se reúne de urgencia en la noche del día 21. Allí, las posturas serán las conocidas, los occidentales con el dedo acusador y Rusia manifestando, ya lo ha adelantado, que es una provocación planeada de antemano para desprestigiar a Assad. Moscú parece empeñado en seguir protegiendo a su aliado.

Obama, de su lado, ya dijo hace un par de meses que la utilización del gas sería cruzar una línea roja, casi implicando que su gobierno actuaría. No es seguro que lo haga. Hay temas más candentes que lo de Siria, a pesar de que ya se cuentan 100,000 muertos en dos años. Y la diplomacia americana sigue cavilando sobre el guión pesadillesco de hacer un esfuerzo, costoso, para derribar a Assad y encontrarse que en su lugar se sientan grupos fundamentalistas y extremistas de actuación impredecible.

Fuente:elmundo.es