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PETER KATZ PARA ENLACE JUDÍO

Recuerdo que cuando llegué a México, desde Europa, me sorprendió que los inmigrantes de determinada parte geográfica del Continente Europeo, los países del Medio Oriente, aquellos que venían de los Balcanes, los que venían de Alemania y de Austria, o los que venían de Hungría, organizaran su comunidad por el origen geográfico del que procedían.

En Austria, donde nací, había solo una Comunidad a la que pertenecían todos los judíos que vivían en la antigua capital del Imperio Austro Húngaro. En Viena, vivían 200 mil judíos en 1938.

Esta comunidad tenía la prerrogativa y la concesión de llevar el registro público de los judíos de Viena. Era la única autoridad para expedir actas de nacimiento, de casamiento o de divorcio. Esto hacía que los judíos tuvieran que estar al día en sus pagos a la Comunidad para obtener cualquier documento oficial o bien copia del mismo.

Si bien existían Yeshivot y Shtiblaj, que eran visitadas por judíos muy religiosos, también existía una sinagoga con cupo de 400 personas donde se rezaba en el rito sefaradí, todos los demás iban a las sinagogas administradas por la Comunidad, la “Kultusgemeinde”.

Había una gran Sinagoga en el centro de la ciudad llamada “Stadt Tempel”, el rito de los rezos era ortodoxo liberal.

En otra sinagoga, en el barrio judío “Leopold Stadt”, el rito era estrictamente ortodoxo. No había problema para que cada familia escogiera el tipo de servicio de rezos que preferían. Los muy religiosos iban únicamente a rezar a las Yeshivot.

Por estos antecedentes, me costó trabajo acostumbrarme a que en México existieran sinagogas diferentes para un público que procedía de diferentes regiones geográficas.

Cuando me preguntaban a qué comunidad pertenecía, cuando llegué a México en 1946, decía que a la sinagoga de Justo Sierra, porque era la única que conocía.

Ahora prefiero decir “Ani Yehudí”, poder ir a rezar donde más me gusta y estar con mis hermanos judíos.