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Haggadá, que significa relato o narración, se aplica tan a menudo al libro que se lee durante el Seder de Pésaj que muchos olvidan su significado original, o sea las partes no jurídicas, fantásticas, legendarias y proverbiales del Talmud. Para distinguirlo de la Haggadá de Pésaj a menudo se le escribe en la forma aramea de la palabra: Aggadá. Ezra el Escriba fue el primer jefe que intentó dar popularidad a la Bilbia interpretando su texto con parábolas y leyendas. El pueblo comprendía y amaba la Haggadá y en ella hallaba alivio en tiempos difíciles. Los gaonim y otros sabios recopilan materiales que creían habrían de fortalecer la fidelidad a la Halajá, la otra parte del Talmud que trata del Derecho Judío. Un sexto del Talmud palestino y un tercio del babilónico son Haggadá. Gran parte de Haggadá la constituyen doctrinas éticas, tales como “Los Dichos de los Padres”, el libro de la Mishná llamado Avot, que se lee las tardes de shabat de los meses de primavera y verano. También contiene secciones de teología (estudio de Dios y la religión), de las especulaciones acerca del advenimiento del Mesías, matemáticas y medicina, e inclusive de relatos folklóricos, anécdotas y narraciones de milagros.