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Enlace Judío México |18 de septiembre.-La situación en Siria es pese a las apariencias un problema común para Estados Unidos y Rusia, que tienen compatibilidades tácticas y quizás estratégicas, opinaron dos veteranos expertos en política internacional y seguridad: Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinsky.

Para ellos, Rusia tiene importantes intereses de seguridad en el Cáucaso, donde grupos musulmanes tienen resentimiento hacia su dominio. Al mismo tiempo, al intervenir con un perfil tan alto, Vladimir Putin hizo un caso por la importancia de Rusia como actor y factor en la política internacional.

Pero para el caso, Brzezinsky consideró que las acciones estadunidenses fueron mal pensadas, más calculadas y el desarrollo, intervención rusa incluida, “nos desengancha”.

Pero esta vez los dos coincidieron en que Putin hizo un favor al presidente Barack Obama que, en opinión de Brzezinsky, afirmó que el presidente Bashar al-Assad debía irse, “sin tener una estrategia para hacerlo”.

Kissinger fue consejero de Seguridad Nacional y secretario de Estado con los presidentes republicanos Richard Nixon y Gerald Ford y Brzezinsky fue consejero de Seguridad Nacional para el presidente demócrata Jimmy Carter.

Ninguno de los dos fue o es considerado como “blando” en términos de política exterior y menos como especialmente afín a Rusia o su presidente Putin.

Según Kissinger, “fue un error definir la situación en Siria como la remoción de un líder. El tema en Siria es el conflicto histórico entre shiitas y sunitas y la rebelión sunita contra una Siria dominada por la minoría shiita, en la que sin embargo la mayoría de las otras minorías apoyan a los alauitas…”

Ambos fueron entrevistados por Fareed Zakaria, del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York, en el programa GPS de la cadena CNN.

De acuerdo con Kissinger, Putin considera que el Islam radical es su principal amenaza a la seguridad rusa, pero al mismo tiempo no quiere que Estados Unidos imponga soluciones unilaterales en su zona de influencia.

Estados Unidos y Rusia “no tenemos los mismos intereses, pero tenemos en algunos casos, intereses compatibles”, precisó Brzezinsky, para quien la preocupación rusa es que pudiera haber un estallido en la región, una que afectaría los intereses rusos en el Cáucaso y específicamente en sus regiones musulmanas.

El propio Brzezinsky hizo notar además que la segunda parte, para Putin, es la oportunidad de reducir la posición estadunidense como el principal poder en esa región, aunque “la realidad es que nuestra hegemonía en ella va en declive, pero todavía somos el principal jugador”.

De acuerdo con esa tesis, “Rusia vio la oportunidad de convertirse en un actor significativo en el juego al arreglar algo que tal vez suavizará la dinámica hacia una convulsión regional y consolidará la influencia rusa con los sirios, con los iraníes y tal vez otros”.

Pero el ex asesor de seguridad nacional de Carter rechazó que a fin de cuentas sea una victoria diplomática de Rusia.

“Evitan algo que no querían ver suceder en la región”, dijo, al apuntar igualmente que la acción militar estadunidense hubiera sido igualmente dañina en la región, pero “probablemente peor para nosotros… un golpe militar sin dirección que sólo dramatizaría el involucramiento estadunidense”.