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ARNOLDO KRAUS

Enlace Judío México | *Fragmentos del texto leído durante el simposio Logros y retos del Colegio de Bioética, AC. A 10 años de su fundación (25 y 26 de septiembre, UNAM)

Tres ideas. Primera. Aunque no existen listados oficiales, en algunas naciones el número de personas pertenecientes a grupos vulnerables supera, o iguala, a quienes no lo son (varios países de África y Haití son ejemplos). Razones económicas, deseducación y racismo son causas frecuentes. Segunda. Los grupos vulnerables siempre han existido. Su reproducción y la emergencia de nuevos subgrupos, la determinan la fragilidad de la sociedad y la cambiante realidad del mundo. Tercera. Quienes mal manejan el poder, económico, político o territorial, generan grupos vulnerables.

En 2013 el listado de grupos vulnerables es largo. Enumero algunos: refugiados, desplazados, viejos, enfermos de sida, enfermos sin seguro médico, indígenas en incontables países, drogadictos, niños en situación de la calle, indígenas encarceladas por abortar “voluntariamente”, trabajadores migrantes, trabajadoras domésticas, homosexuales, huérfanos en África cuyos progenitores fallecieron de sida, en México, los familiares que buscan a sus desaparecidos y exigen justicia, jóvenes sometidas a prostitución, y un largo etcétera. La mayoría de los apelativos no se apegan a la definición del término vulnerable de la Real Academia de la Lengua Española: “Que puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente”. La definición es inadecuada, extemporánea.

Un estudio reciente, publicado en la revista Science, encabezado por Ananda Mani, demostró, por medio de la ciencia, lo que la realidad comprueba día a día: la pobreza equivale a disminuir 13 puntos el coeficiente intelectual o a sufrir las mermas que minan la vida de un alcohólico crónico. De acuerdo a la investigación, los pobres consumen su energía en la resolución de problemas inmediatos: pagar deudas, disminuir gastos cotidianos y solucionar problemas caseros. “La pobreza en sí misma, escribe Mani, al margen de la mala alimentación, el estrés o la influencia del entorno sociocultural consume recursos mentales del individuo y disminuye sus capacidades cognitivas”.

La trampa de la pobreza limita el desarrollo. Cuando la pobreza domina el entorno familiar y se carece de bienes como educación, alimentación, techo y agua potable, la proclividad hacia la vulnerabilidad aumenta. Dicho de otra forma: decir no, o decir sí, determina la clase social del individuo. No contar con voz es signo pa En Los condenados de la Tierra (1961), Frantz Fanon ofrece una cruda visión de los desheredados de la Tierra. Las primeras líneas del prefacio, escrito por Sartre retratan el mundo actual: “No hace mucho tiempo, la tierra estaba poblada por dos mil millones de habitantes, es decir, quinientos millones de hombres y mil quinientos millones de indígenas. Los primeros disponían del Verbo, los otros lo tomaban prestado”.

La ausencia de voz y de autonomía vulnera y humilla. Quienes padecen humillación tienden a hundirse; salir y reconstruir sus vidas, y abandonar el mundo de la vulnerabilidad es difícil. La humillación divide al mundo en dos: quienes humillan mandan; quienes se subsumen por no contar con recursos económicos y educativos, obedecen.

Las interacciones entre pobreza y vulnerabilidad son vastas. En el libro de Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, El Precio de la desigualdad, los editores en español, agregaron un subtítulo demoledor: “El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita”. Las cifras no engañan: 99% vs 1% es un abismo insondable.

Pobreza y vulnerabilidad son asuntos éticos. Las lacras de la pobreza son lacras humanas. Prostituirse, ser niño en situación de la calle, abandonar el hogar, ser enfermo y morir por carecer de recursos, no contar con techo o con letrinas y no comer proteínas en la infancia, limitan el desarrollo del ser humano, alteran la calidad de vida y denigran. La imposibilidad de educarse también es asunto ético. Quienes no reciben educación son propensos a maltrato, amén de tener acotada su autonomía y libertad. Quienes violan autonomía e impiden la libertad niegan la humanidad de la persona. Bien decía Schopenhauer, “lo que distingue al hombre del animal es la maldad. Para la crueldad, el engaño, la envidia y la malevolencia de todos tipos se requiere inteligencia”.

En 2013 el número y los subgrupos de grupos vulnerables han aumentado. No educar, no democratizar ni distribuir el conocimiento, expulsar a los ciudadanos de sus casas, no alimentar a madres que amamantan, no encarcelar a banqueros o políticos ladrones son algunas de las razones por las cuales, en la actualidad, la Tierra alberga dos poblaciones: una vulnerable y otra no vulnerable. La primera es mayoría. La segunda es responsable de la primera. La definición del término vulnerable de la Real Academia de la Lengua Española, “Que puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente”, no es responsabilidad de sus académicos, es responsabilidad de las conductas humanas.

*Médico

Fuente:eluniversalmas.com.mx