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Enlace Judío México- El 2 de noviembre de 1917, Arthur James Balfour, entonces secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, le escribió una carta (foto) al barón Lionel Walter Rothschild para que este la hiciera llegar a la Federación Sionista local, en la cual hacía saber que el gobierno británico apoyaba el establecimiento de un “hogar nacional” en Éretz Israel, la Tierra de Israel, cuando finalizara la Primera Guerra Mundial, en el primer reconocimiento oficial de un país a los derechos del pueblo judío a dicho territorio.

Fue el resultado de las gestiones efectuadas por la dirigencia del Movimiento Sionista Mundial, presidido por Jaim Weizmann, luego que los acuerdos de Sykes-Picot firmados entre Francia y el Reino Unido, en 1916, establecieran cómo se dividiría Medio Oriente cuando culminara la conflagración bélica y Turquía y Alemania fueran vencidas.

El Movimiento Sionista, que era aún minoritario en el seno del pueblo judío, tenía su sede en Berlín, y si bien al inicio de la Primera Guerra Mundial se declaró neutral, la realidad era que si bien se dividió en dos sectores, ambos tenían un mismo fin: lograr el reconocimiento de los derechos del pueblo judío a la Tierra de Israel.

Un sector apoyaba el triunfo de Alemania, especialmente debido a que estaban enfrentados con los padecimientos de las poblaciones judías en la Rusia zarista, que era aliado de Gran Bretaña y Francia, mientras que el otro consideraba que los Aliados serían los vencedores y que se los debía apoyar.

Aun cuando a los gobiernos de Francia y Gran Bretaña les era conveniente tener el apoyo de las comunidades árabes y judías, varios integrantes del gobierno de esta última sentían un apoyo de tipo afectivo al reclamo de la Federación Sionista, basado en su profundo conocimiento del texto bíblico.

El texto de la llamada “Declaración Balfour”, en su versión castellana, es el siguiente:

“2 de noviembre de 1917.
Estimado lord Rothschild:
Tengo el placer de dirigirle, en nombre del gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida al gabinete y aprobada por él.
El gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando bien entendido que nada se hará que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, ni los derechos y el estatus político del cual gocen los judíos en cualquier otro país.
Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista.
Sinceramente suyo,
Arthur James Balfour.”

Si bien la misiva es imprecisa, los medios de prensa y la Federación Sionista no solo que la difundieron de inmediato, sino que la interpretaron como un real reconocimiento a los derechos del pueblo judío a Éretz Israel.

La imprecisión debe entenderse como una forma de no violar las promesas que, a partir de los acuerdos de Sykes-Picot, se habían efectuado a la dirigencia árabe acerca de la aceptación de un único Estado propio en Medio Oriente.

Para los miembros del Movimiento Sionista, la Declaración Balfour fue un éxito y de inmediato intentaron que fuera implementada, lo cual en parte lograron en 1920, cuando la Sociedad de las Naciones decidió establecer dos mandatos en Medio Oriente, uno británico y otro francés.

Sin embargo, también trajo como consecuencia una revuelta árabe en Jerusalem, ese mismo año.

Fuente: Agencia Judía de Noticias