Krauze

Enlace Judío México- No puede haber mejor plataforma electoral para Andrés Manuel López Obrador rumbo al 2018, que la “resistencia inflexible” contra la reforma energética planteada por el presidente Enrique Peña Nieto, señala Enrique Krauze en un artículo para The New York Times.

Krauze señala que, ante la discusión en el Congreso de la reforma en materia de energía, la oposición tiene en López Obrador un “líder carismático”.

“La oposición principal no estará en las cámaras del Congreso, sino en las calles, donde las protestas prometen convertirse en masivas y con enojo. La oposición tiene un líder carismático: Andrés Manuel López Obrador. (…) No puede haber una plataforma más fuerte que la resistencia inflexible a una reforma que él y millones de sus seguidores consideran como ‘una traición a la nación’”, considera el historiador en el texto titulado “Teología del petróleo en México”.

En las próximas semanas, el Congreso de la Unión debatirá la reforma energética, de la cual hasta el momento se han presentado tres propuestas; la primera de parte del Gobierno de la República, que plantea la apertura del sector al capital privado; la segunda coincide en este punto, la del PAN; y la tercera, presentada por el PRD, se opone a la modificación del artículo 27, que habla de la propiedad de la nación sobre los hidrocarburos.

Krauze critica que sólo en México el tema de la explotación del petróleo se trata de una “teología secular”, pues en otros países son tópicos esencialmente económicos.

“Para muchos mexicanos, la pregunta de si se debe abrir la industria petrolera nacional a la inversión privada es mucho más que una decisión práctica: Se trata de un dilema existencial, como si permitir la inversión extranjera fuera pactar el alma del país”, menciona.

Aunque el autor de libros como “El poder y el delirio” o “Redentores”, considera que la reforma presentada por el Ejecutivo federal “no es un acto de privatización”, puntualiza tres razones por las cuales en México existe oposición a esta medida.

La primera razón, según Krauze, es el registro que se tiene de las privatizaciones en México, cuando el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari transfirió la propiedad de bancos, , televisión y telefonía a capitales privados, creando la idea de que favoreció a amigos y no a los consumidores.

La segunda razón radica en el nacionalismo. En 1938 Lázaro Cárdenas nacionalizó la industria petrolera, lo que en años venideros se celebra como una “restauración del honor nacional”, puntualiza el texto publicado en The New York Times.

Y la tercera razón, Krauze la atribuye al miedo de los mexicanos de que ante el aumento de los ingresos en el sector, eleve también el nivel de corrupción en la industria, como ocurrió a finales de 1970 durante el “auge petrolero”.

Fuente: ADN Político