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Enlace Judío México- Las potencias occidentales negocian con desconocida intensidad un acuerdo con Irán que desactive el contencioso nuclear que enfrenta a Teherán con buena parte del mundo. Las noticias de un acuerdo próximo podrían ser buenas para Israel, el país que vive el desarrollo nuclear iraní como una amenaza existencial. O no. Israel desconfía de las verdaderas intenciones del régimen. Creen que la piel de cordero encierra la misma intransigencia de su predecesor Mahmud Ahmadineyad y sobre todo, que poco importa mientras el líder supremo iraní, Alí Jameneí siga llevando la batuta.

Dan Meridor, ha sido hasta hace pocos meses ministro de Inteligencia y Energía Atómica de Israel; el hombre designado por el primer ministro Benjamín Netanyahu para lidiar con la cuestión iraní. De paso por Madrid, Meridor cuenta que qué hacer con Irán es la cuestión que más noches de sueño le robó durante su paso por el Gobierno. Hace tiempo que Netanyahu amenaza con atacar a Irán si se sobrepasan lo que él considera “las líneas rojas” del programa nuclear iraní. Meridor se muestra algo más moderado. “La guerra debe ser siempre la última opción”.

“La cuestión no es tanto que haya acuerdo o no, si no qué dice el pacto y si eso va a hacer que el programa nuclear vaya a parar y la respuesta es que probablemente no”. “La cuestión es qué mecanismo va a obligar a Irán a dar marcha atrás en su programa y hasta ahora el mecanismo que ha funcionado han sido las sanciones. La población [iraní] está asfixiada, el valor de su moneda se devalúa y los iraníes saben que no pueden seguir así. Las sanciones es lo que les ha llevado hasta donde estamos ahora. Si se relajan las sanciones, no habrá mecanismo para hacer que Teherán retroceda”.

Meridor cree en definitiva que los estadounidenses ofrecen en las negociaciones de Ginebra, demasiado a cambio de demasiado poco. “Irán son los sienten la presión de las sanciones y no pueden más. No puede ser que los que no tienen cartas en la mano jueguen mejor que los que tienen buena mano”. “[El nuevo presidente Hasan] Rohaní es más agradable en el trato, pero el cambio es más bien una cuestión de estilo. Jameneí es que realmente decide”.

El escenario que pintan los israelíes de fracasar las negociaciones nucleares es catastrófico. Sostienen que más allá de la amenaza concreta que pueda suponer un Irán con la bomba o a un paso de hacerse con ella, radica en que según ellos, desataría una carrera nuclear en la región. “Arabia Saudí se hará con la bomba si los iraníes la tienen”.

Meridor cree incluso que de fracasar EE UU en su esfuerzo diplomático por frenar las supuestas ambiciones nucleares iraníes, el equilibrio de poderes regional quedará patas arriba. “los países árabes llevan décadas confiando en Washington. Si los iraníes se burlan de los americanos con un mal acuerdo, eso tendrá repercusiones mundiales”. Y confía en Rusia como pieza clave de un puzzle que no acaba de cuadrar. “Por la cuestión Siria, los rusos tienen mucha capacidad de influencia”. Meridor considera el momento actual crucial. Y casi todo depende de lo que suceda en Siria. “Si cae [el presidente sirio, Bashar] El Asad, será un golpe para Irán y se rompería el eje Siria-Hezbolá-Teherán, pero claro, depende de quién venga después”.

Como otros miembros del Likud de Netanyahu, a Meridor le invitaron a salir de su partido cuando “los halcones” se apoderaron del partido en los últimos meses. Cree Meridor que el afán colonizador del partido del Gobierno dificulta la creación del Estado palestino a la que Netanyahu se ha comprometido de boquilla. No es que Meridor sea ni mucho menos un izquierdista. Él cree que hay que seguir construyendo en las colonias, pero en aquellos asentamientos establecidos. “Yo no digo que nos e construya para judíos [en territorio palestino], pero debemos hacerlo al otro lado de la valla [el muro israelí] porque si no, es más difícil para nuestra credibilidad”.

En España, el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe ha solicitado al juez Pablo Ruz que llame a declarar a Meridor por la muerte en mayo de 2010 de nueve activistas turcos por disparos de soldados israelíes al barco Mavi Marmara, y por su papel al frente de los servicios secretos. Reconoce que cometieron “errores” operativos en el asalto, pero también cree que “la decisión del abordaje fue correcta”.

Fuente: El País