Mauricio-Meschoulam

MAURICIO MESCHOULAM

Enlace Judío México | Las fechas que elegimos para terminar y comenzar un año no funcionan para entender los principios ni los fines de procesos complejos como los conflictos, pero al menos nos dan el pretexto para hacer ejercicios de evaluación. Aprovecho entonces la ocasión para retomar y valorar algunos de los elementos de la guerra civil siria en este final de año. Para hacerlo, hay que intentar revisar factores tanto a nivel local, como regional y global. En una primera mirada, por supuesto, la evaluación no es nada positiva. Algunas cifras estiman ya más de 130 mil muertos, millones de refugiados y desplazados. Se trata de un conflicto que durante 2014, tenderá a prolongarse y complejizarse aún más. Pero a pesar de esa óptica aparentemente pesimista, estos análisis son indispensables para comprender los aspectos que deberían atenderse en una potencial conferencia internacional de paz o en cualquier otra instancia de resolución.

El acuerdo global: Assad se queda

2013 fue el año en el que al menos los poderes globales, EU y sus aliados por un lado y Rusia por el otro, lograron ponerse de acuerdo en algunas cosas. Este acuerdo, que durante 30 meses resultó imposible, procede del entendimiento de dos factores esenciales: (a) El conflicto se ha complejizado a tal nivel que el descenso de Assad y la fragmentación del poder en Siria ha supuesto entre otras cosas un ascenso del islamismo militante en diversas formas (explicado abajo) por lo que de todos los escenarios, en la valoración de Occidente, la permanencia de Assad en el poder es el menos peor; y (b) Siria pertenece a la esfera geopolítica rusa, lo que era ya conocido por todos desde hace mucho tiempo, pero el no permitir a Rusia jugar su papel y oponérsele, no solo ha generado su enojo, sino que ha resultado en la prolongación del conflicto y en circunstancias adversas a los intereses occidentales.

Es entonces la aceptación de que Assad deberá liderar cualquier transición y de que la esfera de influencia rusa será respetada, lo que ha propiciado el entendimiento entre los actores globales. Esto es sin duda positivo. El problema es que este acuerdo llega tarde y viene con una conclusión que no todo mundo acepta, ni tendría por qué aceptar: Assad, el dictador, el líder del régimen que ha reprimido y asesinado a decenas de miles, no solo no pagará por sus actos, sino que impondrá sus condiciones para cada una de las migajas de cambio que ofrezca. Por ello, dichos actores globales tendrán que efectuar un sobreesfuerzo constante para traducir su entendimiento en una dinámica positiva en lo local y en lo regional.

Lo regional

A pesar de que muchos actores regionales concuerdan con la evaluación estadounidense de que el activismo de la militancia islamista y jihadista en Siria ha acarreado gravísimas consecuencias, no todos ven con buenos ojos la permanencia de Assad en el poder. A nivel regional, el hecho de que Assad se quede implica que ese gran objetivo de romper con el círculo de influencia iraní tendrá que ser pospuesto para otro momento. Más aún, tras el acercamiento entre Washington y Teherán, el balance percibido es un Irán fortalecido.

Por ello, el riesgo regional más importante es que a pesar de saber que parte de su financiamiento y provisión de armas han ido a parar a manos de militantes islámicos (o precisamente por ello), países como Arabia Saudita o Qatar han mantenido su respaldo y abastecimiento hacia la rebelión. La consecuencia inmediata y evidente es que a pesar de las victorias que Assad tuvo durante el 2013, la rebelión -con todos sus actores, tanto los “buenos” aliados de Occidente, como los “malos” militantes islámicos- sigue recibiendo recursos y armamento frescos, con lo que el conflicto se sigue prolongando.

El gran problema es que Estados Unidos ha ido perdiendo una gran parte de su capacidad de influencia sobre uno de sus máximos aliados en la región, Arabia Saudita. Este país, así como otras monarquías del Golfo, no ven con buenos ojos el fortalecimiento de Irán ni mucho menos su acercamiento con Washington, por lo que prefieren mantenerse alimentando el caos sirio. Este tipo de factores tenderán a complicar cualquier acuerdo que se logre en una potencial conferencia de paz.

Lo local

La guerra civil siria empieza como efecto de réplica de la Primavera Árabe, con demandas esencialmente políticas. Paulatinamente se fue convirtiendo, también, en un choque religioso y sectario. Esto complica su potencial conflictivo puesto que actualmente, satisfacer las demandas políticas no terminará con las dinámicas que se han desatado. Sunitas pelean contra alawitas. Los kurdos, hoy más que nunca desean su independencia. Minorías como la cristiana, se sienten completamente desprotegidas. Y está la militancia islámica dividida en tres grupos básicos:

1.Militantes islámicos locales cuyos objetivos se limitan a Siria y a la lucha contra el régimen alawita de Assad. Son decenas de milicias sunitas y se encuentran hoy unidas en un frente islámico común.

2.Militantes islámicos locales que reclaman ligas con Al Qaeda, por lo que sus objetivos empatan más con el movimiento jihadista internacional. Sus metas no se limitan a Siria y mantienen su lealtad hacia Al Zawahiri, el líder de Al Qaeda en Paquistán. El más importante de estos grupos es el frente Al Nusra.

3.Militantes islámicos extranjeros que han llegado de distintos países de Asia, África, Europa, incluso de EU, principalmente Irak. A este sector se le conoce como ISIS o el Estado Islámico de Irak y Siria, grupo que procede de lo que era la rama iraquí de Al Qaeda. Sus metas no son solo terminar con el régimen alawita de Assad sino establecer un estado islámico en Irak y en Siria. Este año, ISIS declaró su fusión con Al Nusra, pero este último grupo lo niega.

Durante este año, se multiplicaron los choques entre varias de estas milicias islámicas con otros grupos rebeldes. En muchos de estos choques, se ha expulsado a milicias pertenecientes al Ejército Libre Sirio de sus posiciones, se les ha secuestrado y robado su armamento y provisiones. A su vez, la ONU ha documentado severos crímenes, incluido el uso de armas químicas, por parte de algunos de estos grupos.

La semana pasada, Estados Unidos decidió suspender el apoyo que aún mantenía en favor de los rebeldes, debido a que supo que gran parte de este apoyo ha ido a parar a las manos de algunas de estas milicias islámicas.

Diagnóstico a atender

Tomando en cuenta lo anterior, una conferencia de paz o algún otro mecanismo de resolución de conflictos, tendría entonces que partir del siguiente diagnóstico:

1.Durante el 2013 Assad, apoyado por Irán y su aliado libanés, el Hezbollah, recuperó posiciones y se mantiene en ligera superioridad dentro de la guerra civil.

2.Actualmente Assad no solo es apoyado por estos aliados regionales y por su aliado global, Rusia, sino que tácita o indirectamente también es respaldado por Washington y sus aliados, quienes han tendido a suspender el apoyo que ofrecían a la rebelión, y quienes favorecen un acuerdo negociado que podría contener como uno de sus puntos esenciales, la permanencia del presidente sirio en el poder, al menos por un período de tiempo razonable. Esto no será fácilmente aceptado por la oposición en Siria pero parece ser la única alternativa dada la superioridad actual de Assad en la guerra civil. Un acuerdo intermedio podría ser establecer un período de transición con elecciones parlamentarias para ir procediendo al retiro de Assad de manera paulatina ofreciendo a éste siempre una salida digna y garantías para su grupo sectario (los alawitas) de modo que se generen incentivos para que eventualmente sí se retire.

3.Los grupos de militantes islámicos, tanto locales como extranjeros, se mantienen con fuerza y siguen accediendo a recursos y armas gracias al apoyo que países como Arabia Saudita o Qatar siguen ofreciendo a la rebelión. Estos grupos no formarán parte de la conferencia de paz y pudieran ser el factor más desestabilizador para lo que de esta resulte.

La suma de estos elementos ha hecho por lo pronto, que esta guerra civil, con toda su tragedia humana, se prolongue interminablemente. Si el tema es tomado con seriedad, se verá entonces que se requiere un esfuerzo internacional, quizás sin precedentes, para detener la serie de dinámicas que se han desatado. Terminamos en 2013 con la súplica de que esto sea cabalmente entendido.

¿Usted cómo lo ve?

Twitter: @maurimm

Fuente:blogs.eluniversal.com.mx