YARON AVITOV EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

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Foto: © David Jiménez Henao

Enlace Judío México- Cuando presenté en la FIL, en la Feria de Guadalajara, la antología Los pájaros no cantan en Auschwitz, tenía la sensación que la audiencia en el pabellón de Israel podía oler el humo de los crematorios de Auschwitz. Esta nube o neblina de humo y del gas jamás desaparecerá de la memoria judía, y la misión de cada ser humano, no solamente de los judíos, es recordar y no olvidar la tragedia.

Escribí en el prólogo de Los pájaros no cantan en Auschwitz:

“El temor a una Tercera Guerra Mundial y a un nuevo Holocausto debe estimular a todo verdadero creador a luchar por la paz y a oponerse a la guerra… Quizás el humo de los crematorios que se eleva de estas páginas rehúse disiparse después de largo tiempo de finalizada la lectura”.

Justamente cuando el humo de los recuerdos estaba encima de nosotros en el Pabellón Israelí, como neblina del Espirito Santo, alrededor de quince manifestantes disfrazados de “radicales” tomaron la decisión de interrumpir la sesión, en la parte final de las preguntas, y empezar a gritar contra Israel. No se manifestaron contra los neo-nazis u de otros que niegan la tragedia del Holocausto. Tampoco dijeron nada sobre la tragedia más horrorosa en la historia mundial, sino entraron como un elefante a una tienda de porcelana y empezaron a gritar una serie de slogans, mezclando ideas que demostraron su inmadurez ideológica.

Elegir un evento literario pacífico, que clama contra toda guerra; elegir un evento que se rige como memorial de los 60 millones de víctimas de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos seis millones de judíos inocentes; elegir protestar en contra el pueblo que sufrió tanto justamente en el momento en que recuerda a sus víctimas; indica claramente falta de sensibilidad de los manifestantes, y más aún que existe una necesidad profunda de seguir con la lucha en contra la ignorancia de muchos jóvenes u otros en el mundo sobre lo que ocurrió en el pasado. En el momento en que los jóvenes gritaron ciegamente, sin querer escuchar mis argumentos que aquél era un evento por la paz mundial, quería decirles, utilizando un término del futbol que me parece que ellos pueden entender (no era el momento adecuado por utilizar términos literarios): “Jóvenes, están tan equivocados como un jugador de futbol que mete un autogol”.

Desde lejos podía verlos mientras se acercaban al Pabellón. Como Noé en el libro de la Torá (Antiguo Testamento), este grupo mandó primero sus palomas para espiar la sesión. Pero las palomas no eran de paz, sino de provocación. Dos jóvenes prepararon el terreno con dos comentarios agresivos: la manifestación no me sorprendió, sino el hecho que eligieran, en su ignorancia, un evento pacífico sobre el Holocausto. En un primer momento, la manifestación y los gritos me generaron molestia, debido que, durante dos días seguidos, presenté obras que son pacifistas por se: la primera El libro de la Paz, que me imagino es la primera antología en cualquier idioma, y especialmente en el idioma español, que reúne escritores árabes y judíos por la paz. Antes de lanzar el libro sobre el Holocausto, participé también en otros eventos satisfactorios, uno de ellos en el Festival de Cine Israelí, con el estreno del documental América Ladina, que narra sobre los sefarditas conversos en toda la región; sentí que el público mexicano en general me recibe con brazos abiertos.

¿Acaso el autor de una obra nombrada El libro de la paz merece que jóvenes manifiesten en contra a él?

Sin embargo, los jóvenes gritaron antes que de pensar, antes de escuchar, antes que leer o estudiar un poco acerca de mis obras y, peor aún, acerca del Holocausto.

El libro Los pájaros no cantan en Auschwitz es la continuación de serie de obras mías en favor de la paz, y en contra la guerra en cualquier rincón del mundo, y especialmente en el Oriente Medio. Por eso, elegir la sesión que clama contra la guerra para gritar contra la literatura, fue la peor equivocación que pudieron hacer los manifestantes. Quería decirles: “Jóvenes, si van a manifestar en contra de los pacifistas, se van a quedar solamente con los guerreros. ¿Eso quieren?”

Los manifestantes no me asustaron en ningún momento. El dicho común dice- “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. No estoy preparándome para la guerra en una sesión literaria, pero si, estaba listo para el combate. Pero antes del combate debe llegar el debate, y eso le faltó a los jóvenes- y eso falta cuando se trata el Holocausto en general.

Eran pocos los manifestantes, y no eran palestinos. En mi experiencia, con árabes y palestinos siempre se puedo dialogar a la altura de la mirada de los ojos. Con los palestinos puedo también debatir, porque sus argumentos tienen peso, pero argumentos de jóvenes que compararon el Holocausto de los nazis a los judíos con lo que ocurre en Gaza, no tiene ningún fondo. Es una propaganda anti-israelí sin base y sin lógica. El primero que declaró eso, Hugo Chávez, ya no está con nosotros; y en lugar de rectificar este eslogan tan equivocado de Chávez, los jóvenes mexicanos lo copiaron como cotorras, sin pensar.

Manifestación FIL.

Mi libro narra sobre los pájaros, no sobre las cotorras. Los pájaros saben pensar; después de la primera ola de pájaros que se murieron en las vallas electrificadas de los campos de concentración, entendieron que debían escapar de allí para salvar sus vidas. Pero las cotorras jóvenes llamados “manifestantes” no tenían, lamentablemente, la sabiduría de investigar sobre quién y sobre qué estaban manifestándose.

Con gritos no serán vencedores, sólo mostraron la necesidad de seguir escribiendo sobre la paz, sobre el Holocausto, y contra la ignorancia, el anti sionismo y el antisemitismo.

La manifestación me convierte en una persona todavía más comprometida con las Letras y el pasado- con la esperanza de que jamás se repita lo ocurrido. Manifestaciones de este tipo son muestra que cada joven en el mundo deber leer sobre la Segunda Guerra Mundial y conocer los hechos históricos verdaderos. Yo llamo a los profesores de la Universidad de Guadalajara, donde estudian estos jóvenes, y pido que les den – no como castigo, sino como necesaria tarea – hacer una tesis colectiva sobre el Holocausto.

Estoy dispuesto también a volver a Guadalajara y a la universidad local para encontrarme personalmente con los manifestantes y debatir con ellos sin gritos, sino con argumentos verdaderos, sobre todo lo que ocurrió en el Holocausto y explicarle la diferencia entre los campos de concentración y la franja de Gaza. Voy a decirles claramente: “Jóvenes, si quieren manifestarse, bienvenidos, pero con argumentos veraces, y mejor hacerlo contra los políticos y no en contra los escritores que están apoyando la paz”.

Les invito también a que lean primero las dos antologías de mi autoría, y estoy seguro que esta lectura les ayudará mucho a entender donde se equivocaron, y ojalá que rectifiquen este error. Será en beneficio de ellos porque, lo hagan o no, eso ya no cambiará mi opinión que es necesaria en América Latina en general una enseñanza mucho más profunda sobre la Segunda Guerra Mundial. De hecho, la ignorancia que encontré sobre el pasado judío, me motivo a publicar Los Pájaros no cantan en Auschwitz, y la manifestación fue otra muestra de por qué este libro es tan necesario. Los pájaros no cantan en Auschwitz, como otros libros sobre el Holocausto, deben de estar en cada biblioteca y librería, cada colegio y universidad, cada instituto y cada rincón.

En el prólogo del libro escribí lo siguiente (Pag. 11 y 12):

“El Holocausto fue la tragedia más terrible, no solamente de la historia del pueblo judío, sino de la historia de la humanidad y puso de manifiesto justamente su falta de humanidad. Se trata del asesinato más sistemático y espantoso de un pueblo, basado en la teoría de la raza, en la crónica del mundo. Más sistemático y más espantoso que cualquier otra masacre de la historia (se puede recordar el genocido armenio, entre otros).

En 1901 se difundió el libro del filósofo alemán Friedrich Nietzche, La voluntad de poder, en el que dice que “este mundo es un monstruo de poder, sin comienzo, sin finalidad… este mundo es voluntad de poder y es conocido únicamente por eso”. El siglo XX y sus guerras, la carrera tras las bombas atómicas, las Guerras Mundiales -esencialmente la Segunda- demostraron la monstruosidad que contiene la voluntad de poder en particular, en el seno del pueblo de Nietzche, que permitió a su líder satánico, Adolf Hitler, asesinar pueblos y conducir finalmente al suyo a la destrucción.

Los nazis no quisieron exterminar solamente al pueblo judío, sino también a todos aquellas personas consideradas por ellos como razas inferiores: gitanos, dementes, retardados y discapacitados, homosexuales y otros. Decenas de millones de seres humanos fueron muertos durante la guerra- entre ellos seis millones de judíos, un tercio del pueblo- por el demonio nazi, que demostró ser el más cruel y tener el poder de destrucción más grande de todos los conquistadores de la historia.”

Después de más de 68 años del inicio de la Segunda Guerra Mundial, podemos decir en una manera tajante que la importancia de la literatura en la perpetuación del Holocausto crecerá.

Quiero finalizar con una oración literaria pacifica de Hannah Senesh, poeta y paracaidista de Eretz Israel, quien fuera víctima de los nazis (Traducción: Yaron Avitov). Su poema es parte del libro Los pájaros no cantan en Auschwitz.

Los pájaros no cantaban en Auschwitz, pero los judíos, a pesar de todo, sí cantaban y escribían en los campos de concentración, y sus escritos nos acompañarán por siempre.

“Señor Señor
Que no termine jamás,
La arena y el mar,
El murmullo del agua,
El brillo del cielo,
Nuestra oración.”

Y Señor, Señor, ojalá que termine un día la ignorancia

Yaron Avitov, autor de este artículo, es un autor israelí. A su activo, 12 libros en hebreo, 6 en español (entre ellos El libro de la Paz, Los pájaros no cantan en Auschwitz, Un Solo Dios y Luces de Miami) y de otros documentales del cine. Participo en muchas Feria del Libro en América Latina y ha obtenido 6 premios literarios, entre ellos el Premio del Primer Ministro de Israel (2005), el premio Embajador de la Literatura en América Latina” por su arduo y voluntario trabajo literario a favor del acercamiento cultural entre América Latina e Israel (2012). Fue invitado de la Fil de Guadalajara 2013, donde Israel era el país invitado de honor. Su documental América Ladina, que narra sobre la historia de los Sefarditas conversos en la región, participó en algunos festivales del cine, entre ellos el de Miami y el de la FIL 2013.