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Enlace Judío México | Muchas personas pueden recordar haber leído al menos una buena historia que cambió su vida. Ahora, investigadores de la Universidad de Emory han detectado lo que podrían ser las razones biológicas relacionadas con esta sensación: los cambios reales que se experimentan en el cerebro, al menos por unos días, después de leer una novela.

Las conclusiones indican que la lectura de una novela puede causar cambios en la conectividad y en el estado de reposo del cerebro. Los hallazgos fueron publicados en la revista Brain Connectivity.

Las historias dan forma a nuestras vidas y, en algunos casos, ayudan a definir a una persona. Queremos entender cómo las historias se meten en nuestro cerebro, y lo que hacen con él, dijo el neurocientífico Gregory Berns, autor principal del estudio y director del Centro Emory de Neuropolítica.

Sus co -autores incluyen a Kristina Blaine y Brandon Pye, del Centro de Neuropolítica, y Michael Prietula de la Escuela de Negocios de Emory.

La investigación neurobiológica ha comenzado a identificar redes del cerebro asociadas con la lectura de cuentos, utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI). La mayoría de los estudios anteriores se han centrado en los procesos cognitivos implicados en las historias cortas, cuando los cerebros de los participantes son escaneados, mientras realizan una lectura.

El estudio de Emory se centró en los efectos persistentes de los nervios durante la lectura de una narración.

21 estudiantes de Emory participaron en el experimento, Y éste se llevó a cabo durante 19 días consecutivos.
Todos los sujetos del estudio leyeron la misma novela, Pompeya, un thriller de 2003 de Robert Harris, que se basa en la erupción de la vida real del Vesubio en la antigua Italia.

La historia sigue a un protagonista que está fuera de la ciudad de Pompeya y nota que sale vapor y suceden cosas extrañas alrededor del volcán. Él trata de volver a Pompeya a tiempo para salvar a la mujer que ama.

Mientras tanto, el volcán sigue burbujeando y nadie en la ciudad reconoce los signos, señaló Berns.
Los investigadores eligieron el libro debido a que representa los verdaderos acontecimientos de una manera ficticia y dramática.

Era importante para nosotros que el libro tuviera una fuerte línea narrativa, dijo el investigador.

Durante los primeros cinco días, a los participantes se les realizó cada mañana una exploración de resonancia magnética funcional en su cerebro, en estado de reposo. Se les dio a leer 9 secciones de la novela, unas 30 páginas cada una, durante un período de 9 días. Se les pidió que leyeran una sección asignada en la noche, y que regresaran a la mañana siguiente.

Después de hacer una prueba para asegurarse de que habían terminado la lectura asignada, los participantes se sometieron a una exploración de resonancia magnética funcional sin leer nada, estado de reposo. Después de completar las 9 secciones de la novela, los participantes regresaron durante cinco días más para someterse a exploraciones adicionales en un estado de reposo.

Los resultados mostraron una conectividad intensificada en la corteza temporal izquierda, una área del cerebro asociada con la receptividad para del lenguaje, durante las mañanas, después de las tareas de lectura.

A pesar de que los participantes no leyeron la novela mientras estaban en el escáner, conservaron esta conectividad aumentada. Es como si fuera una memoria muscular, dijo Berns.

Una mayor conectividad también se observó en el surco central del cerebro, la región motora sensorial primaria del cerebro. Las neuronas de esta región se han asociado con la fabricación de las representaciones de las sensaciones del cuerpo, un fenómeno conocido como la cognición a tierra. Sólo pensar en correr, por ejemplo, puede activar las neuronas asociadas con el acto físico de correr.

Los cambios neuronales que encontramos asociados a los sistemas de sensación física y movimiento, sugieren que la lectura de una novela se puede transportar en el cuerpo del protagonista. Ya sabíamos que las buenas historias te pueden poner en los zapatos de otra persona, en un sentido figurado. Ahora estamos viendo que algo puede estar sucediendo biológicamente”, aseguró Berns.

De acuerdo con el investigador, los cambios neuronales no eran más que reacciones inmediatas que persistieron por la mañana después de las lecturas y durante los cinco días después de que los participantes completaron la novela.

Sigue siendo una pregunta abierta, cuánto tiempo duran estos cambios neuronales. Pero el hecho de que los estamos detectando en pocos días, con una novela asignada al azar, sugiere que nuestras novelas favoritas, sin duda, podrían tener un efecto más grande y de mayor duración en la biología del cerebro, concluyó Berns.

Fuente:noticias.yahoo.com