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YEHUDIT LEV PARA ENLACE JUDÍO

JUDAICA por Yehudit Lev

Ciclo Hannah Arendt, Parte 3: Juzgados y Colgados

“Fuera del poder, la mayor parte de los tiranos y asesinos en serie

parecen patéticos, ordinarios, inofensivos y hasta incluso penosos.”

Hannah Arendt

PRIMERO VIENE la retaliación directa. Los sobrevivientes, los partisanos, los oprimidos, los humillados se levantan en contra de sus opresores y en juicios momentáneos, despachan a los que se encuentran a su alcance. En Praga, cientos de ejecuciones son filmadas. Amon Goeth, la bestia de la lista de Schindler, es ejecutado en Cracovia. Por errores del verdugo, lo cuelgan tres veces y la tercera es la vencida.

LA LEY Y LA JUSTICIA no existían en ningún lugar,” escribe el húngaro Sandor Marai. “Pero los tribunales del pueblo ya operaban, y las ejecuciones políticas eran fuente de entretenimiento diario, como en la época de Calígula de Roma.”

LAS CORTES populares no muestran misericordia con los colaboradores. El factor común de estas ejecuciones es que el proceso no cambia el resultado sabido de antemano. En Bélgica,  más de 57 mil personas son juzgadas por colaboración, en Holanda, 50 mil son sentenciadas, en Hungría son 27 mil.

PONER FIN al ciclo de venganza es suficiente razón para comenzar los juicios legales. Stalin dice que aún si no hay culpa colectiva, hay demasiadas personas involucradas. Entonces se juzga de manera simbólica, por la cantidad de criminales, o porque están lejos de alcance, o son protegidos por razones políticas.

AÚN ANTES del final de la guerra hay voces que se oponen a un juicio masivo. Una vez establecida la identidad correcta del criminal, mejor ejecutar directamente, silenciosamente, económicamente. No hay manera de poner en un enunciado el tamaño de estos crímenes y no hay valor alguno en mantener a los líderes nazis con vida. La culpa de un Heinrich Himmler, líder de la SS, es tan negra que se encuentra más allá del alcance de cualquier proceso judicial.

CHURCHILL QUIERE alinearlos frente al pelotón. Son los Estados Unidos quienes empujan para la realización de un juicio.  Uno de los principales motivos por los que se decide hacer es la idea que el conocimiento de la capacidad humana para el mal nos hará comportarnos mejor, que aprender de lo peor es un proceso civilizatorio. “La verdadera parte reclamante es la civilización,” declara el fiscal estadounidense Robert Jackson.

Las Bestias

EL PRIMER juicio es Belsen. Los británicos siguen horrorizados y ponen en el banquillo a hombres y mujeres de la SS y funcionarios prisioneros que trabajan en Auschwitz y Bergen-Belsen. El juicio de Belsen oficialmente es llamado ‘El juicio de Josef Kramer y 44 otros’. Kramer es conocido como el monstruo de Bergen-Belsen. Notable la presencia de Irma Griese, la Bestia Bella, o la ‘Hiena de Auschwitz’, quien tiene 22 años en su hora de juicio; y Herta Bothe, La Perra de Buchenwald, que explica, “El error que hice es que fue un campo de concentración. Pero lo tenía que hacer, de otra manera hubiera estado yo adentro.”

CUATRO DíAS después de que las bestias de Bergen-Belsen son condenadas a muerte, comienza el juicio de Nuremberg. Terminado el ensayo general, se procede al primer acto. Se lleva a cabo en el Palacio de Justicia de Nuremberg porque es uno de los pocos grandes edificios que siguen de pie. Simbólicamente Nuremberg tiene la carga histórica de ser la ciudad donde Hitler congrega a sus hordas de uniformados recitando el Sieg Heil a viva voz. En Nuremberg, Göring pronuncia las primeras leyes racistas en 1935, prohibiendo los matrimonios entre judíos y alemanes.

LOS ALIADOS ocupan prisioneros de guerra alemanes durante tres meses para la restauración del Palacio, incluyendo la creación de una cabina de proyección. Es el primer juicio internacional en la historia.  Los generales alemanes juzgados en Nuremberg son acusados solamente por crímenes en los que ellos directamente ordenan, respaldan, o en los que personalmente participan.

EDWARD R. MURROW, Walter Cronkite y los mejores periodistas del momento son testigos, y las cámaras captan todo momento. También se encuentra en la sala el desconocido Ernst Michel, quien seis meses antes es liberado de Buchenwald y hoy cubre el juicio para el periódico alemán Dana. Sus notas son las únicas que los acusados pueden leer en cautiverio mientras esperan los meses que dura el proceso. Su firma es, ‘Corresponsal especial Ernst Michel, Número de Auschwitz 104995.

Manos sin Cabeza

ES UN JUICIO muy analizado en años posteriores. Comienza en Noviembre de 1945 y avanza tediosamente hasta Octubre de 1946. Aún cuando antes del juicio los soviéticos lanzan un brindis a los ejecutados y esperan pena de muerte, queda claro que no es venganza sino frío proceso. Se juntan fiscales de los cuatro países que ahora ocupan Berlín: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética. Entre los cargos; asesinato, esclavitud, crímenes contra poblaciones civiles. Crímenes contra la humanidad es una nueva categoría que no existe a principios de siglo XX cuando se da el genocidio armenio. Ahora ya existe un precedente legal para destrucción de este tamaño.

AÚN CUANDO Hitler, Himmler y Goebbels no están presentes, se encuentran Hermann Goering, la mano derecha del Führer, y Rudolf Hess, su mano izquierda. Este es un caso donde una mano no sabe lo que hace la otra, y ya no tienen la cabeza que los guíe. Son puestos en el banquillo veintiún hombres, altos rangos y ejecutivos de la maquinaria Nazi, a defenderse de los cargos de manera colectiva, como conspiración para asesinar la paz. Por las luces brillantes de las cámaras, algunos acusados utilizan gafas oscuras.

DESPUÉS DEL suicidio de Robert Ley, el resto de los acusados son vigilados veinticuatros horas al día en una prisión al lado del Palacio de Justicia. Sorprende a los asistentes que no parecen bestias, sino seres pálidos, cansados, ordinarios en sus trajes arrugados. Los hombres frente a Nuremberg son analizados por psiquiatras e interrogadores. Todos excepto Streicher tienen coeficientes intelectuales más altos que la media. Göring  se ofende y quiere volver a hacer la prueba, ya que solo sale tercero en la lista. El más bruto de todos, sentado inquieto y sufriendo espasmos por constantes tics, es Julius Streicher, editor del periódico Der Sturmer. Streicher, dicen, “es aficionado a la pornografía, fanático antisemita, y psicópata senil con conflictos sexuales expresados en un antisemitismo maniático.”

LA MAYOR PARTE de ellos toma refugio en Göring, definitivo sucesor de Hitler desde 1941 cuando Hess se escapa en avioneta hacia Inglaterra en una misteriosa misión, de la cual no vuelve a Alemania sino hasta este juicio. “El Gordo” Göring es altivo, arrogante, el claro líder de esta banda. Al terminar la guerra, se siente inmune, y ofrece una conferencia de prensa vestido en uniforme militar color azul cielo.

GÖRING SE ENCARGA de saquear los tesoros para el Reich y para su propio beneficio. Se hace de una fortuna durante la guerra. Sus apetitos lo llevan a inflarse como globo, perdiendo la fina y elegante forma que goza al principio de su aventura nazi. Una herida en la primera guerra mundial genera su adicción a la morfina. Durante el juicio, mantiene su pose y mira con desdén. Por un momento lo separan del resto de los acusados. Con menos peso que en los años de orgía y limpio de su adicción a la morfina, en el juicio se ríe, hace bromas, se rehúsa a cooperar, no barre su celda y se permite vivir en un chiquero. Speer bajo juramento afirma que Hitler considera a Göring un haragán, corrupto, irresponsable drogadicto cuya actitud es condicionada por su vanidad.

Villanos de la Fibra Social

NO ES EL ORIGEN de estos hombres los que los predispone a expresar su crueldad más profunda durante la guerra. Entre los acusados hay aristócratas, políticos consagrados previos al Tercer Reich, hombres poco letrados de tendencias bárbaras y sádicas, empresarios y tecnócratas y profesionistas por igual. Los villanos no se cortan con la misma tijera, mas cortar un hilo es cortar la fibra social a la que pertenecen. El país de Hitler, Himmler y Goebbels es el mismo de Heine, Goethe y Beethoven. La familia Göring también produce a Albert, hermano del acusado, quien ayuda a judíos a escapar de las garras nazis. Muchas familias se rompen por divisiones políticas donde terminan ganando los bullies de la cuadra porque juegan a matar.

SENTADO A LA izquierda de Göring, está Rudolf Hess, el delfín de Hitler, quien se mece hacia delante y atrás, sus ojos mirando lunáticamente debajo de las pobladas cejas, posiblemente demente. Primero finge amnesia, más a punto de sacarlo del juicio declarándolo inepto, responde que ahora su memoria mejora. Sus últimas palabras a los jueces antes de la deliberación: “No soy persona de iglesia pero soy profundamente religioso. Estoy convencido que mi fe es más fuerte que la de los demás aquí presentes.” Condenado a cadena perpetua, Hess vive el resto de sus días en la prisión de Spandau en Berlín, su celda tapizada de imágenes de la Luna, hasta su aparente suicidio en 1987.

ERNST KALTENBRUNNER, el líder SS de la SS de más alto rango en ser enjuiciado en Nuremberg, ejerce mando general sobre los Einsatzgruppen, escuadrones de muerte paramilitares responsables por las matanzas en masa a través de las balas. Es él quien manda decapitar a los hermanos Hans y Sophie Scholl, jóvenes universitarios del grupo activista anti-nazi Rosa Blanca. Por ese y muchos otros crímenes, también es sentenciado a muerte. Al final Kaltenbrunner pronuncia línea de apertura al llamado de guerra de neo-Nazis contemporáneos: “Respecto al exterminio de las vidas judías, eso no corresponde a la realidad ni incumbe a este proceso.”

WILHELM KEITEL, de facto ministro de defensa de 1938 a 1945 se encarga del frente oriental, el Ruso, y firma numerosas órdenes de ejecuciones de soldados y prisioneros políticos. En algún momento de poder inflado, declara: “La vida humana en el Este no tiene valor alguno.” Junto con su subordinado Alfred Jodl, se enfrenta a los jueces. Keitel expresa remordimiento: “Lejos de mí el pensar minimizar mi responsabilidad. Me equivoqué. No pude impedir aquello que debía haber impedido. Esa es mi culpa.” Y añade, “Pasarán mil años y esta culpa de Alemania no será borrada.”

FRITZ SAUCKEL culpa a Speer, Speer a Sauckel y a sí mismo. Hans Frank, gobernador general de Polonia ocupada, mira el juicio detrás de sus lentes oscuros. Culpa a Hitler y a su esposa. “No quiero culpar a mi mujer, pero fue una cuestión de necesidad económica. Yo tenia una novia que era profundamente anti-Hitler. Ella nunca me hubiera involucrado en esto,” explica Frank. Confiesa a sus interrogadores que es muy voluble: “Hay dos Frank, uno sentado aquí y el otro es un líder nazi.”

A LA HORA del juicio, Frank ofrece: “Hablo desde lo más profundo de mi sentimiento y después de cinco meses de este juicio. Quiero decir, ahora que he mirado las atrocidades con una visión más clara, que siento terrible culpa.”

Baldur von Schirach, líder de las Juventudes Hitlerianas, dice, “Mi culpa es que eduqué a jóvenes alemanes que cometieron asesinatos, por millones.” Hans Fritsche, ayudante de Joseph Goebbels en el Ministerio de Propaganda aclara, “Ustedes los fiscales no esperaban nada bueno de Hitler. Nosotros si, y fuimos traicionados.”

JOACHIM VON RIBBENTROP asume una actitud de dignidad herida. Su mentón  levantado y ojos cerrados, el embajador plenipotenciario y diplomático encargado de los asuntos exteriores del régimen declara: “Nuestro objetivo era defender las condiciones de vida elementales.” El banquero Walther Funk confiesa que cuando le fueron reveladas las medidas que se llevaban a cabo contra los Judíos, “sufrí un colapso nervioso. Desde ese momento, la catástrofe tomó su curso. Conocí mi parte. Me sentí avergonzado y culpable en ese momento, igual que me siento hoy. Pero ya es muy tarde.”

La Ignominia del Olvido

LA RESPONSABILIDAD es papa caliente. Momentáneamente se silencia a Göring que cubre sus ojos al ver las horrendas imágenes tomadas por los británicos al liberar Bergen-Belsen. Aún así, están convencidos de su causa. Si solo se mantienen unidos, pueden enfrentar a sus acusadores y declararse inocentes. El testimonio de Albert Speer deshace el mando de Göring. Speer, arquitecto del Reich, hijo putativo de Hitler, es el ministro de armamentos cuya eficiencia prolonga la guerra dos años adicionales.

MILLONES DE ALEMANES sucumben ante un ideal falso, dice Speer, quien muestra reflexión y contrición. “Yo jugué el hipócrita juego porque fue fácil. Es fácil racionalizar las cosas durante la guerra. Ya existen dudas en Alemania, y nosotros tenemos que exponer completamente el movimiento nazi. Este juicio debe contribuir a la prevención de guerras futuras y el establecimiento de los principios para la cooperación humana. Que todo el sistema, incluyéndome, sea olvidado en la ignominia.”

SPEER ES ELEGANTE y reflexivo, fuma pipa en un mundo donde el cigarro es el efectivo. Se muestra introvertido. Habrá sido estrategia, o tal vez realmente reflexiona. Al lado de sus compatriotas – un Sauckel tembloroso y cobarde, un Hess demente, un Goering furioso recién salido de su adicción a la morfina – Speer se comporta como caballero.

SPEER RECIBE condena de 20 años, como factor mitigante su aceptación de la responsabilidad y el hecho que entrega a los Aliados los planes de la industria militar japonesa. El principal arquitecto del Reich ocupa en sus magnos proyectos los trabajadores esclavos que Sauckel provee bajo tremendas condiciones. Cuando Speer sale de la prisión de Spandau en 1966, es recibido como héroe. Más tarde escribe un libro y vive el resto de su vida como celebridad, “el Nazi que pide perdón”. El cruel Sauckel, padre de doce hijos, enjuiciado es ratoncito agachado. Y al mismo tiempo, se siente importante y le complace estar sentado junto a tan altos criminales del Reich. Sauckel es acusado por los mismos crímenes que Speer, y recibe la pena de muerte por no asumir responsabilidad.

DE UN TOTAL de veintiun acusados, once reciben la pena de muerte. Martin Bormann, sucesor de Hess en el partido Nazi, es juzgado en absentia. Diez son colgados uno tras otro. Goering se les escapa de las manos cuando se suicida con cianuro la noche anterior a su ejecución.

DE 150 MIL perpetradores, uno de cada diez es localizado, y uno de cada cien es capturado y enjuiciado. El resto desparece en su anonimato. Y todos, absolutamente todos, se quedan con su conciencia, con su disonancia cognitiva, con sus explicaciones y justificaciones y cómodos olvidos, para poder vivir lo mejor posible después del infierno.

Y AÚNQUE puedes pensar que ya terminaste con la historia, la historia no ha terminado contigo.