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LEÓN OPALIN CHMIELNISKA PARA ENLACE JUDIO

Enlace Judío México | Robert D Kaplan (RDK) analista de la empresa Stratford Global Intelligence de EUA, publicó un artículo al inicio de febrero del 2014 en el que señala que 20 años antes anticipó la proximidad de un periodo de anarquía a nivel mundial caracterizado por un incremento de escasez, del crimen, la sobrepoblación y las enfermedades, entre otros fenómenos, que rápidamente destruirían el tejido social del planeta. Consideró que la combinación del agotamiento de recursos naturales, como el agua, con la explosión demográfica de los jóvenes y la proliferación de cinturones de miseria en las ciudades del mundo en desarrollo, “incendiarían” y dividirían a los diferentes grupos étnicos de los países, creando las condiciones para que se registren crisis políticas y se propicien comportamientos violentos que frecuentemente se confunden con actos de terrorismo. RDK menciona que también contempla el deterioro de las fronteras nacionales y el del medio ambiente como las principales amenazas para la seguridad en el siglo XXI.

En este contexto, RDK indica que también al final de los noventas contempló el colapso de varias naciones de África y el aumento de la influencia política del Islam en Turquía y en otros países. El Islam ha sido la religión ideal para los pobres que viven en áreas urbanas en el mundo con deseos de “pelear”. Asimismo, vislumbró la intensificación de la división racial en EUA.

Para RDK la religión ocupa una parte primordial en la vida de los países islámicos; el ascenso de la identidad religiosa y la declinación de la identidad del Estado civil han acelerado las tradicionales disputas doctrinales entre las sectas islámicas; sus diferencias cada vez más derivan en respuestas violentas como las que se manifiestan entre Sunies y Chiies. El imperialismo que dominó durante mil años a un gran número de naciones musulmanas, y en general, de África, Asia y Latinoamérica, aunque no fue un sistema humanista, les dio seguridad y control administrativo y favoreció el orden.

El imperialismo no desapareció completamente; se transformó en férreas dictaduras, que frecuentemente se manifestaron como antioccidentales y defensores de la libertad para justificar su existencia y para gobernar a su antojo. Haffez Al Assad en Siria, Sadam Hussein en Irak, Ali Abdullah en Yemen; Moammar Gadhafi en Libia y Hosni Mubark en Egipto, pertenecieron a esta categoría. En las dictaduras islámicas, el desarrollo institucional y burocrático fue débil y en contra de una población cada vez más urbanizada que incrementó sus demandas de servicios sociales y de infraestructura; de aquí que proliferara la anarquía que desembocó en la llamada Primavera Árabe; ante la persistencia de instituciones débiles en los nuevos regímenes surgidos con la Primavera Árabe no se ha logrado establecer la gobernabilidad que implican los dictados del progreso de la sociedad globalizada actual. La aparición de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones (TIC), se ha convertido en factor de inestabilidad en las sociedades islámicas y en el mundo en general, porque alimentan las demandas sociales de la gente y la democratización de su entorno.

RDK expresa su preocupación entorno a que el autoritarismo existente en China y Rusia, dos gigantes de la economía global, va a elevar la inestabilidad crónica del mundo. El futuro político de la sociedad global dependerá de que las naciones puedan desarrollar instituciones responsables para gobernar; a juicio de analistas este reto no solo es válido para las economías en desarrollo, sino también para las más avanzadas, como las de Europa, que viven una profunda crisis institucional que ha alentado la pérdida de valores en la sociedad y propiciado el surgimiento de violentos grupos que, encubiertos en la defensa de los derechos humanos y la democracia, provocan la anarquía