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Enlace Judío México | La reconciliación entre Fatah y Hamas presenta un dilema no sólo para Israel, sino también para EE.UU.

La gloriosa declaración de Ismail Haniyeh indicando el fin de la separación entre los palestinos y la aprobación de los acuerdos entre Hamas y Fatah por parte de Mahmud Abbas representan el comienzo de los tratados de reconciliación firmados en mayo de 2011.

Esta es una declaración de intenciones manifestando que todo aquel que desea un acuerdo de paz con los palestinos a fin de finalizar el conflicto histórico, tendrá que tomar en cuenta a Hamas y a los demás grupos radicales y tratar con un gobierno de unidad.

Si sólo hace dos días EE.UU. amenazó en suspender su ayuda si se disuelve la Autoridad Palestina, este corrobora que esta disolución ya no es factible y que de ahora en adelante habrá una nueva Autoridad Palestina.

Sin embargo, el camino hacia el establecimiento de la nueva autoridad es largo y está sembrado de escollos. La decisión de que Abbas rija como primer ministro representativo, con dos suplentes encargados de manejar el gobierno de ¨tecnócratas¨ no resuelve las cuestiones de composición del gobierno, del desarme de armas en posesión de Hamas y la subordinación de sus fuerzas armadas a un liderazgo militar unificado. Esta decisión no aborda el tema de la distribución de presupuesto de ayuda para que Hamas pueda continuar financiando sus instituciones, ni toma en cuenta la preparación a nuevas elecciones.

La experiencia demuestra que estas cuestiones han obstaculizado esfuerzos anteriores de reconciliación. Las controversias derivadas de estas cuestiones pueden bloquear la reconciliación una vez más, aunque ahora las circunstancias diplomáticas y políticas de Fatah y de Hamas son diferentes y por lo tanto pueden fomentar mejores resultados.

El caos económico y político en el que se encuentra Hamas, el bloqueo de Gaza por parte de Egipto, los lazos debilitados con Irán y la presión interior en Gaza llevaron a que Hamas haga concesiones que facilitan la reconciliación. Jaled Mashal, líder político de Hamas, aceptó que se establezca un gobierno de unidad antes de convocar a elecciones y antes de implementar las cláusulas del acuerdo de reconciliación.

El establecimiento de un gobierno provisional antes de convocar a elecciones da lugar a que Abbas tome cargo por lo menos hasta el final de 2014 – el mismo periodo en que finalizarían las negociaciones con Israel si estas se lograran extender. Además, si los acuerdos de reconciliación se implementan, Abbas será recordado como aquel que ¨arregló¨ el fracaso histórico de permitir que Hamas tome control sobre la Franja de Gaza. Entonces, aún si no logra firmar un acuerdo de paz con Israel, Abbas será acreditado por unificar a los palestinos.

A nivel práctico, Abbas tendrá que lidiar con la reacción israelí a esta unión. Aunque él afirma que la reconciliación no contradice la continuación de las negociaciones de paz, Israel no lo ve así; por el contrario, Israel puede considerar este paso como un cambio de juego e incluso como una anulación unilateral de los Acuerdos de Oslo firmados por la OLP.

Este no es sólo un dilema israelí. Los Estados Unidos también tendrán que revaluar su posición frente al posible contacto contacto con Hamas, que no reconoce a Israel. La pregunta es si Washington aceptaría cooperar con un gobierno palestino que incluye representantes de un grupo terrorista, o lo considerará un gobierno tecnócrata que no representa ninguna ideología.

Cabe mencionar que EE.UU. coopera con el gobierno de Líbano a pesar de que Hezbollah es miembro del mismo y apoya la reconciliación entre el gobierno de Afganistán y las facciones del Talibán. El gobierno americano incluso ayuda a grupos islamistas radicales en Siria que no están afiliados a Al-Qaida.

Fuente:Zvi Bar’el, Haaretz.