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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO

Peres y Abbas disfrutaron de un día de descanso en compañía del Papa Francisco, pero ninguno de los dos realmente se beneficia de las oraciones.

Ambos presidentes pertenecen a una generación que eligió apartarse de sus orígenes religiosos para adoptar el camino del socialismo y nacionalismo. Shimon Peres y Mahmoud Abbas comprendieron que el futuro de sus naciones depende de las alianzas con el occidente. Ambos han tomado consciencia que el sendero hacia la prosperidad pasa por Washington.

En cambio, el Papa Francisco, antes Jorge María Bergoglio, se desarrolló como seminarista desde la edad de 19 años. El hombre de oración tiene poco en común con estos dos pragmáticos implacables.

Mientras dedicaba su vida al estudio, la espiritualidad y los deberes pastorales, ellos crearon movimientos nacionales, desafiaron a sus rivales en juegos de política, se enfrentaron a generales y diplomáticos al igual. Al afrontar los retos de la ¨Guerra Sucia¨ durante el poder de la junta de generales en su ciudad natal de Argentina, Bergoglio se retiró a su iglesia negándose a hablar en contra de las violaciones de los derechos humanos, los arrestos masivos y las ¨desapariciones.¨

En su función de Papa, Francisco dijo a ambos líderes que ¨la paz, más que la guerra, requiere coraje pero no sugirió consejo alguno para encontrar este coraje fuera de la oración.

Si Peres o Abbas tuviesen alguna orientación espiritual, hubiesen orado por la paz en cualquiera de sus encuentros celebrados desde que comenzó el proceso de Oslo hace más de dos décadas. En cambio, sus esfuerzos se han estancado durante más de 21 años.

Mientras que Israel ha prosperado y la Autoridad Palestina se ha convertido en una entidad autónoma con su propia burocracia estatal, ninguna de las partes ha adoptado el compromiso necesario.
Peres y Abbas desempeñaron su función en la ceremonia impecablemente coreografiada que tomó lugar en los jardines del Vaticano. Sin embargo, a pesar de la música celestial y la litúrgica apropiada, ninguno de los dos parecía orar realmente. Probablemente cada uno se decía a si mismo que este no es el clima religioso que se conoce en su región. Son demasiado corteses para decirlo.

Peres vuelve a Jerusalén para luego trasladarse a su nueva oficina en Tel Aviv desde donde probablemente continuará impulsando la búsqueda por la paz. Abbas regresa a Ramala en su función de evitar que se disuelva su nueva coalición con Hamas y mantener el apoyo del mundo árabe y la comunidad internacional que rápidamente pierde su poco interés por la causa palestina.

El Papa graciosamente otorgó a Peres y Abbas un día de descanso, aunque no adquieren gran beneficio de sus oraciones.

Fuente: Anshel Pfeffer, Haaretz