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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Hay un chiste que ha corrido estos días por Israel que define muy bien la expectación con la que los ciudadanos percibían la elección de su nuevo Jefe de Estado: “Israel elige nuevo presidente. Los israelíes no votan. El presidente no tiene ningún poder. No imagino mejor sistema”… Pero no sólo los ciudadanos toman con este escepticismo el asunto, también los políticos.

El ministro de Asuntos estratégicos, Yuval Steinitz (Israel, 1958), recibió esta mañana a un grupo de periodistas españoles minutos antes de la sesión plenaria de la Knesset (parlamento israelí) que debía votar un sucesor para Shimon Peres. El nonagenario presidente saliente es el último representante de la generación fundadora del Estado de Israel, su salida podría significar algo, un punto de inflexión, podría tomarse como una frontera en el tiempo para un nuevo Israel que enfrenta problemas nuevos y cuya sociedad dirige sus preocupaciones más hacia el estrangulamiento económico de la clase media que hacia ‘el conflicto’. Pero no. Steinitz, del derechista Likud, partido del primer ministro Benjamin Netanyahu, cree que todo seguirá igual.

Claro, el presidente no tiene poderes; pero el elegido ha sido un diputado de su partido, Reuven Rivlin. Y sí, este veterano ex ministro es un gran defensor de las minorías y ha sido apoyado por los árabes israelíes, pero el presidente no tiene poderes.

Para Steinitz, la Filosofía metafísica en la que es doctor se limita al pensamiento, la realidad es otra cosa. Y en la realidad él pide hechos. Por ejemplo, en las conversaciones de paz y en el asunto nuclear iraní. “Dicen que Ruhani ha cambiado la retórica en Teherán, pero eso es nada. Lo que importan son los hechos: ese país sigue ostentando el récord de ejecuciones per capital , sigue financiando terroristas más que ningún otro, ese país es el único que participa de la guerra de Siria, no sólo con armamento como Rusia, sino con expertos sobre el terreno, y ya sabemos cómo de salvaje está siendo esa guerra; y ese país, Irán, sigue buscando la bomba atómica”.

Seguridad, defensa y prevención

En Israel, defenderse significa hacer “lo que sea necesario” para asegurar la seguridad del país y de sus habitantes. Y lo que sea necesario es precisamente eso: “En el pasado no tuvimos problema en atacar a quien hizo falta si concluimos que era lo preciso para defender nuestros derechos. Hoy tampoco”. ¿Incluso a Irán? “Podría pasar, miraremos con atención lo que está pasando y si es necesario lo haremos”.

Desde hace dos años, Steinitz dirige el ministerio más importante para los políticos israelíes, el que se dedica a la seguridad del país, un concepto que en mayor o menor medida, para ensalzarlo o criticarlo, aparece en toda conversación con un israelí. La seguridad, la defensa, la prevención, impregna cada decisión, y los políticos la utilizan para armar sus discursos y ‘tener razón’. Así, Steinitz insiste en que “un Irán nuclear no es sólo un problema en sí, sino que sería el primero de una cadena: ¿cómo le podría negar la comunidad internacional a Egipto, a Arabia Saudí, ¡a Sudán! su derecho a una bomba atómica si los iraníes, que se saltan todas las resoluciones de Naciones Unidas, la llegan a obtener? ¿Y qué panorama tendría no sólo Israel, sino todo Occidente en el caso de una carrera de proliferación nuclear de ese calado?”.

Recientemente, EEUU e Irán han acelerado el programa negociador y la postura oficial de Israel es el escepticismo: no creen que funcione, pero no harán nada por torpedear las conversaciones. De todos modos, Steinitz se muestra muy asertivo: “No parece probable, pero si hay un buen acuerdo entre EEUU e Irán no tendremos problema en sumarnos. Ahora bien, ¿qué es un buen acuerdo?”. Para el ministro, estar “seguros” de que Irán no tiene “nunca” la bomba. Y para dejarlo claro saca los ejemplos de Libia y Corea del Norte. Al régimen que fue de Gadafi se le forzó a desmantelar las centrifugadoras para enriquecer uranio, a la dictadura comunista asiática se le forzó a congelar el programa. “El programa con Trípoli fue un éxito, con Pyongyang fue un enorme fracaso: hoy tiene la bomba y toca la región se ve obligada a gastar cientos de millones de dólares en escudos defensivos”.

‘No interferiremos en los cambios del mundo árabe’

Es cierto que los periódicos israelíes, todos, abrían hoy con una galería de fotos de los candidatos y sus perfiles políticos y personales y es cierto que la carrera ha sido sucia, con acusaciones de corrupción cruzadas. Sí que despierta interés la figura presidencial y se ha destacado de cada contendiente sus características de diálogo o larga experiencia como las que se buscaban en un árbitro equilibrados y unificador de un país poliédrico social, religiosa y económicamente. Pero a los miembros de la mayoría de la Knesset y del Gobiernos que les interesa hoy es el acuerdo de Fatah y “los terroristas de Hamas” que ha creado un Gobierno de unidad en los territorios palestinos. Anteayer mismo cayó el último cohete en el sur de Israel procedente de la franja de Gaza y Steinitz tiene claro a quién responsabilizará de la primera víctima que surja de esta nueva situación.

“Cuando nos fuimos unilateralmente de Gaza en 2005 yo apoyé al primer ministro Sharon y Mahmud Abbas prometió que no caería un sólo misil más desde la franja. Luego en 2006 Hamas ganó las elecciones y desde entonces no uno, sino 11.650 nos han lanzado. Yo sé de quién no me puedo fiar”, sostiene con vehemencia el ministro encargado de gestionar las conversaciones de paz.

Respecto a la primavera árabe, el Gobierno israelí también se muestra escéptico. A Steinitz le gustaría poder saludar los procesos como algo real, pero no termina de creerlo: “No interferiremos en los cambios del mundo árabe, pero sabremos todo lo que pasa, para prevenir, para defendernos”. Lo dice por la guerra de Siria, cuyas consecuencias están tensión ando la región, con más de la mitad de la población local refugiada, con unos países vecinos presionados por esos flujos y otros azuzando las hostilidades para tomar posiciones: “lo que hay que pensar, además de en las atrocidades inhumanas que están ocurriendo a un par de horas en carretera de aquí, es en la posibilidad cierta de que los rebeldes islamistas ganen el control del territorio sirio, y consecuentemente en que un régimen como el de Irán ganaría salida al Mediterráneo, ése es el asunto para Occidente”.

‘Un país muy pequeño, rodeado de vecinos hostiles’

En el discurso del ministro del Likud, además, está muy presente la estrategia dual de mostrar su pequeñez, el acoso al que está sometido, y su capacidad de respuesta a esos desafíos. “Somos un país muy pequeño, como la Comunidad Valenciana, rodeado de vecinos hostiles. Una veintena de países árabes e Irán, muchos de cuyos regímenes han prometido borrarnos del mapa porque no reconocen nuestro derecho a ser una nación y tener un Estado, así que tenemos que defendernos”.

De modo que el ministro de Asuntos Estratégicos señala unas prioridades muy claras y, al tiempo que avisa sin pelos en la lengua de las consecuencias que a su entender se pueden derivar de los movimientos en la región, se lava las manos en lo no tocante a su propio territorio: “Cuando declaramos nuestra independencia en el años 1948, los israelíes nos prometimos que nunca más nos arriesgaríamos a un segundo Holocausto, así que nunca pediremos tropas extranjeras que nos ayuden, nos defenderemos solos. Pero nos defenderemos”.

El encuentro acaba un poco tarde, el ministro debe irse a votar un nuevo jefe de Estado para su país, un asunto que no ha salido en la conversación. Y del que no parece especialmente preocupado. Al fin y al cabo, el presidente no tiene poderes. Y lo que importa son los hechos.

Fuente:elmundo.es