1853480536

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

La operación ¨Nuestros Hermanos Vuelven a Casa ¨ va más allá del objetivo israelí de rescatar a los tres adolescentes israelíes; constituye un contexto político para el gobierno de Netanyahu.

En el séptimo día de la operación no se vislumbra el final. La intensa búsqueda de los tres chicos y sus secuestradores no ha producido resultados.

Sabemos que terroristas residentes de Hebrón han sido detenidos e interrogados respecto al secuestro.

Un dato vital en el momento indicado puede contribuir a que las fuerzas de seguridad localicen a los adolescentes.

Los esfuerzos de las fuerzas de seguridad están justificados. El gobierno tiene el deber de proteger a su pueblo. Cuando tres chicos inocentes son secuestrados en su camino a casa, el uso de medidas militares proporcionales es legítimo. Sin embargo, ha llegado el momento de expresar algunas cosas respecto al aspecto central de la operación que va más allá de su objetivo inicial – la campaña contra Hamas en Cisjordania.

Hasta ahora, las FDI detuvieron a cerca de 280 palestinos, en su mayoría miembros de Hamas, incursionaron en las oficinas de la organización, cerraron una estación de radio, confiscaron computadoras y tomaron documentos. La casi completa ausencia de resistencia armada en Cisjordania hace parecer una operación de bajo costo.

La ampliación de las actividades contra Hamas tiene un racional estratégico – Tras el acuerdo de reconciliación, Israel desea separar a la Autoridad Palestina de Hamas una vez más. Las medidas tomadas por los israelíes incluso coinciden con los intereses de la AP, ya que ésta última está furiosa con Hamas por el daño a los esfuerzos palestinos en el ámbito internacional causado por el secuestro. Esto se refleja en la intensa crítica expresada por el Presidente Palestino Mahmoud Abbas contra el secuestro.

Sin embargo, la operación contra Hamas también tiene un contexto político. El acuerdo para la liberación de Gilad Shalit es considerado por la derecha de Israel como la gran desgracia del gobierno de Netanyahu, debido a la liberación de 1,027 prisioneros palestinos a cambio del soldado secuestrado. Este acuerdo aún pesa sobre los hombros de Netanyahu. Esta semana, fue retado por el ministro de extrema derecha Naftali Bennett, impulsando el proyecto de ley para restringir la liberación de terroristas. Al mismo tiempo, los hechos indican que muchos de los terroristas liberados por el acuerdo han vuelto al terrorismo.

El secuestro representa un gran riesgo político para Netanyahu. Además de su simpatía por las familias de los chicos, la derecha política y los colonos sienten una gran furia. El primer ministro debe enfrentarlos si no desea ser atrapado por ellos. Por otra parte, el castigo a Hamas permite que el público israelí ¨suelte vapor,¨ mientras que la mayoría está a favor de golpear a Hamas mediante acciones militares. En estos días, incluso los políticos moderados ponen el grito en el cielo.

Desde el punto de vista del ejercito de defensa, la situación ha representado una serie de ventajas. Las unidades que hasta ahora desempeñaron funciones policíacas y disminuyeron su entrenamiento por falta de presupuesto han regresado a sus actividades.

Sin embargo, a medida que transcurre el tiempo y los adolescentes no son localizados se incrementa la frustración. El ejercito israelí es poderoso y posee habilidades excepcionales, pero cuando los objetivos no se logran los ejércitos tienden a buscar otras formas de expresar sus habilidades.

Los cientos de activistas de Hamas que han sido detenidos esta semana son en su mayoría sospechosos habituales. Casi todos son miembros de la facción política de Hamas y están indirectamente relacionados con el terror. El énfasis en golpear la ¨infraestructura civil¨ es similar a una exhibición.

Debe haber oficiales en el ejercito que comienzan a cuestionar el beneficio de estas actividades. En el gabinete de seguridad, el fiscal general ha adoptado un enfoque escéptico en un afán de restringir acciones imprudentes.

Israel debe recordar que cuando una operación se prolonga, las cosas tienden a complicarse y pueden traer problemas – pérdida de soldados o muerte de civiles palestinos. Israel está tratando de imponer un nuevo orden en Cisjordania que no se relaciona directamente con el secuestro.

Fuente: Amos Harel, Haaretz.