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Y. ABU BACKER / A.PAMPLIEGA

ISIS impone un reino de terror basado en ejecuciones sumarias.

“Están enviando muchos efectivos a Irak. Tenemos que seguir lanzando ofensivas contra sus posiciones. Han perdido mucho terreno en los últimos días. Es el momento para atacar”, sugiere Houssain Faraj mientras gesticula con las manos. Algunos jefes militares de la Liwad Ahfad Al-Morsalin asienten con la cabeza aprobando la idea de su compañero. La reunión se produce bien entrada la noche en un barrio de la periferia de la ciudad de Alepo. En ella se encuentran todos los altos mandos de esta brigada para fijar la estrategia a seguir contra el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés).

La sola mención del ISIS llena de odio los ojos de los uniformados. Son el enemigo al que todos quisieran matar con sus propias manos, si tuviesen la ocasión. Quien más o quien menos ha perdido a compañeros y amigos luchando contra ellos. El grupo yihadista se ha convertido en el principal enemigo a batir por los rebeldes sirios, quiénes han tenido que aunar fuerzas para tratar de poner freno a su avance desde el este de Siria. “Nos traicionaron. Prometieron ayudarnos contra Bachar Asad y lo que han hecho ha sido clavarnos un puñal en la espalda cuando nos confiamos. Pero no volverán a traicionarnos, les hemos desenmascarado y lucharemos contra ellos hasta expulsarlos de Siria para siempre”, afirma el general Jomaa Al-Benawi. “El ISIS es nuestro principal enemigo en Siria, más incluso que el régimen de Asad. No descansaremos hasta acabar con todos ellos”, sentencia categórico el líder de la Liwad Ahfad Al-Morsalin.

La suya fue la primera brigada que les plantó cara para declararles la guerra abiertamente. Llevan más de un año combatiendo a los islamistas por toda la provincia de Alepo.”Ya hemos logrado expulsarlos de la ciudad y que se replegaran hacia otros puntos de la provincia. En la actualidad, tenemos abiertos diferentes frentes en las localidades de Khelfatle, Al-Raay, Dodian y Karankozat. El objetivo es empujarlos hacia el Este de Siria, hacia sus dominios en Raqqa y de allí a Irak”, señala Abu Jomaa Al-Benawi a EL MUNDO.

Crucifixiones

El ISIS ha instaurado un reino de terror en Siria fácilmente identificable por el reguero de cadáveres y muerte que va dejando a su paso. Ejecuciones sumarias. Detenciones arbitrarias a activistas y opositores. Castigos corporales- como cortar los dedos con los que se sostienen los cigarrillos ya que argumentan que el tabaco es perjudicial para la salud. O la última modalidad: las crucifixiones. La última, el pasado 6 de junio en la ciudad de Al Bab, provincia de Alepo, donde tres hombres Ahmad Azizi (soldado de la 17ª Brigada del Ejército Sirio), Barakat Yassin (acusado de ser espía del Ejército Libre Sirio (ELS)) y Mohammad Al-Mahmud, fueron condenados a morir en la cruz.

En la provincia de Alepo, su capital de facto está en la localidad de Al Bab. Desde allí se mueven por los pueblos de alrededor. En Deir Hafer (este de la provincia de Alepo), celebraron la toma de la ciudad de Mosul (Irak) con un desfile militar y con el reparto de dulces y regalos entre los civiles de la ciudad donde la bandera que ondea al viento es la negra y no la tricolor, la de los rebeldes. Repudiados por Al Zawahiri, sucesor de Osama Bin Laden al frente de Al Qaeda, esta facción islamista, a las órdenes de Bagdadhi, ha sabido aprovechar la división interna de los rebeldes sirios, para hacerse con una parcela importante de terreno e imponer la ‘sharia’ en todos aquellos territorios bajo su dominio.

Su objetivo no es otro que la creación de un Emirato que englobe a Irak, Siria, Palestina, Israel, Líbano y Jordania. Su poderío militar los convierte en un enemigo temible entre los rebeldes quienes temen que el armamento incautado en Irak les convierta en prácticamente invencibles. “Será muy complicado vencerles, con nuestras armas es prácticamente imposible logra la victoria, pero si llevamos tres años combatiendo contra el ejército del régimen también lo haremos contra el ISIS”.

Combatientes españoles

“La gran mayoría de sus combatientes son extranjeros provenientes de Europa, pero también hay chechenos, paquistaníes, afganos, libios….Son yihadistas venidos de todas partes del mundo y que volverán a sus países para hacer lo mismo que están haciendo aquí en Siria”, asegura Jomaa Al Benawi quien no teme en denunciar que los líderes del ISIS son iraníes cuyo único objetivo es salvaguardar el régimen de Asad. “El ejército sirio jamás bombardea sus posiciones. El ISIS se hace con el control de un área y acto seguido la abandona para que el régimen se haga con su control. Hacen el trabajo sucio”, denuncia.

La barbarie de este grupo yihadista ha conseguido que todas las liwad rebeldes unan sus fuerzas para combatirles en bloque y como una sola fuerza de choque, algo que, hasta ahora, ni siquiera había logrado Asad.

“El ISIS ha secuestrado la revolución destruyendo todo por lo que hemos luchado estos tres años. Nos la ha robado para su propio provecho. Buscan la creación de un estado propio sin importarles la revolución siria. Nosotros (los sirios) lo único que queríamos era libertad y deshacernos de una familia que lleva 40 años gobernándonos”, se lamenta Abu Walid, líder rebelde de la Liwad Jaysh Al Islam, integrada en el Frente Islámico quienes, desde hace cuatro meses, combaten contra el ISIS en la provincia de Alepo.

“Ahora tenemos dos frentes abiertos al mismo tiempo, y lo único que hemos conseguido es perder terreno y que el régimen, que estaba muy debilitado, haya tomado el control de la guerra”, se lamenta este combatiente que ha tenido que enterrar a 40 de sus compañeros en combates contra los yihadistas. En la actualidad, el Frente Islámico (la unión de siete grupos rebeldes: Liwad Tawhid, Ahrar Ash-Sham, Al-Haqq, Suqour Al-Sham, Jaysh Al-Islam, Ansar Al-Sham y Frente Islámico Kurdo) y Jabhat Al-Nusra (la marca de Al Qaeda en Siria) ha lanzado una ofensiva en el este de Alepo para tratar de expulsar al ISIS.

“Nadie los invitó a venir a Siria. No eran bienvenidos, y ellos lo sabían, por eso se ocultaron entre los soldados de Al-Nusra para pasar desapercibidos y cuando fueron un número considerable se quitaron las máscaras y revelaron su verdadera identidad. Nos mintieron para luego traicionarnos”, denuncia a EL MUNDO Abu Karim, líder del aparato militar de Jaysh Muyahidín, una facción dentro del ELS constituida hace siete meses.

“Al Nusra no tiene nada que ver con el ISIS. Ellos luchan a nuestro lado contra el régimen. Cuando Asad caiga se marcharan a hacer la ‘yihad’ a otro lado; en cambio el ISIS ha venido para quedarse y no se lo permitiremos. Siria es de los sirios y no de un puñado de extranjeros”, afirma el uniformado quien asegura que, durante dos meses, tuvo encarcelados a dos combatientes del grupo yihadista de origen español.

“Habían venido desde España para luchar al lado del ISIS. Hablaban un árabe muy precario. Les dejamos en la frontera con Turquía para que volviesen a su país”, relata este antiguo diseñador de aluminio reconvertido en líder guerrillero.

El ISIS apoya al régimen sirio

“Estos cuatro son mis hermanos. Están todos muertos. Dos los mató el régimen y los otros dos el ISIS (Estado Islámico de Irak y Siria). Para mí no hay diferencia entre unos y otros. Los dos son parte del problema al que se enfrenta la nueva Siria”, afirma un soldado rebelde mientras muestra, en su teléfono móvil, la foto de sus fallecidos.

Entre los grupos opositores al régimen sirio la teoría sobre la posible implicación de Asad en la entrada en escena del ISIS se repite. Especialista en guerras subterráneas, apoyo a grupos terroristas y financiación de grupos rebeldes el régimen de los Asad tiene un largo historial que podría hacer pensar que detrás de la presencia de este grupo yihadista hay algo más que la creación del Estados Islámico de Irak y Siria.

“El ISIS hizo su aparición justo en el momento en el que más débil se encontraba el régimen. Comenzaron a tomar el control de todos los frentes de combate y a enfrentarse a nosotros. Dieron una bocanada de aire a un régimen que estaba agonizando. Y ahora, la guerra la controla Asad y su victoria parece más clara”, denuncia Abu Karim.

No hay ni un solo grupo rebelde que no haya sufrido ataques por parte de los miembros del ISIS. Uno de los centros de Liwad Jaysh Al-Islam en el centro de Alepo, fue atacado con un coche bomba por el ISIS. En el atentado murieron cuatro soldados rebeldes. “Nosotros somos una Liwad islamista, ¿por qué nos atacan si, en principio, compartimos objetivos?”, se pregunta Abu Walid. “Los rebeldes huyen de la ciudad de Alepo para esconderse en las zonas bajo control del ISIS porque saben que allí el régimen no los bombardeará”, denuncia el soldado.

Las denuncias sobre la presencia de soldados iraníes entre las filas del ISIS y de la presencia de chiíes son otros indicios que hacen reafirmarse a los alzados sobre los vínculos de unos y otros. “Este libro es chií y lo encontramos cuando tomamos el bastión de Bustan Al-Basha, además de pasaportes iraníes y una espada que utilizaban para decapitar a los enemigos”, afirma Jomaa Al-Benawi quien desenvaina la espada en cuya hoja aún hay restos de sangre.

El ISIS se ha convertido en un quebradero de cabeza para los rebeldes sirios que han visto como, de la noche a la mañana, tienen que hacer frente a dos enemigos de manera simultánea. Mientras tratan de expulsar a los yihadistas de Siria, el régimen recupera terreno y les cerca en Alepo donde se librará la última batalla de esta revolución marchita.

Fuente:elmundo.es