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Las fuerzas de seguridad israelíes han informado que un balazo fue escuchado en la llamada telefónica realizada por Naftali Frenkel a la policía israelí reportando el secuestro.
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Las pruebas forenses demostraron que los chicos fueron asesinados inmediatamente, en el vehículo que fue que fue quemado en el incidente.
¨Durante un tiempo, trabajamos bajo evidencias que los chicos no se encontraban con vida. Lamentablemente, sabíamos que buscábamos cadáveres en pozos de agua y bajo rocas y no señales de vida.¨ informó un oficial del ejercito de defensa israelí.
Sin embargo, las familias conservaron la esperanza hasta el último momento, realizando eventos y sesiones de rezo para que sus hijos regresen sanos y salvos a sus hogares.
Entonces multitudes en el mundo oraron, apoyaron a las familias, nos unimos como suele suceder en momentos de crisis, cada quien a su manera, pidiendo a D-os que responda a los ruegos de su pueblo.
La gente acudió al Muro de los Lamentos, sinagogas locales para unirse en oraciones. Otros rezaron en sus hogares, encendieron velas de Shabat y agregaron una luz cada viernes, para los chicos.
Miles de personas se reunieron en plazas y lugares públicos en un afán de participar, pertenecer, sentir en conjunto. Niños, jóvenes y adultos se reunían en todo momento, durante el día o la noche, manifestando su solidaridad por las familias de los tres chicos.
Tres familias desconcertadas esperaban en agonía que sus hijos vuelvan a casa.
No esperan más.
¿Quién puede medir el dolor de un padre, el llanto de un hermano o hermana durante la noche?
Eyal Yifrach, 19, estaba en la flor de la vida, de su masculinidad, estaba por comenzar su servicio militar. Naftali Frenkel, 16, estudiaba con Gilad Shaer en la Yeshiva Makor Jaim de Kfar Etzion.
Loe tres fueron secuestrados el 12 de junio en Gush Etzion mientras intentaban llegar a casa para el fin de semana.
Fuente: Jewish Link, Jewish Press.
