12021_ibc_2

MONICA AWAD

Ahora, se comunica con los demás y se ha convertido en un modelo a seguir.

Mariam tiene 14 años. Vive en Kufr Zeibad, un pueblo pequeño en el norte de la Ribera Occidental. Acude a clase y cuando termine su Educación Secundaria trabajará en el pequeño taller de costura de la familia.

Cuando Mariam tenía pocos meses de edad, su madre, Maysa, notó que la circunferencia de su cabeza parecía más pequeña de lo normal para su edad. Llevó a Mariam a un hospital cercano, donde le diagnosticaron microcefalia, un trastorno del desarrollo neurológico.

A pesar del crecimiento anormal del cerebro de Mariam, Maysa insistió en enviarla a la escuela. Pero a medida que Mariam se hizo mayor, Maysa temió que no pudiera aprender ni estudiar como los otros niños, por lo que la sacó de la escuela. “Sentí que no tenía otra opción”, recuerda Maysa. “Me resultó muy difícil ayudar a mi hija con sus deberes todos los días, sobre todo, porque mi hija mayor, Aya, también padece el mismo trastorno”. Aya tuvo también que abandonar la escuela cuando tenía 12 años.

Nabil Ghanayem, el coordinador local de un espacio amigo para adolescentes apoyado por Unicef se reunió con Mariam y se hizo cargo de su caso. “Estaba convencido de que Mariam podía fortalecer su personalidad y aumentar su autoestima en la escuela”, dijo. “Al igual que cada uno de nosotros, ella también tenía algo que aportar a la sociedad”.

Terminar los estudios

Persuadió a la madre de Mariam para que la dejara terminar sus estudios. Ghanayem también animó a Mariam a participar en las diversas actividades recreativas que se celebraban en el espacio amigo para adolescentes de Kufr Zeibad.

Un año después, Mariam ha retomado sus estudios. También acude al centro tres veces por semana después de clase. “Me gusta dibujar, y me gusta todavía más cuando dibujo con mis amigos”, relata.

Mariam ha desarrollado habilidades para la vida que han mejorado su confianza en sí misma y sus habilidades de comunicación. “Ya no tengo miedo de hablar con la gente”, afirma. “¡Tengo muchos amigos en la escuela y en el centro!”

Maysa sostiene que ha notado la diferencia en la personalidad de Mariam. Ahora es capaz de comunicarse con los demás y de resolver problemas; siempre está dispuesta a participar en actividades con otros adolescentes.

La madre la había sacado de la escuela, temerosa de que la discapacidad de su hija le impidiera continuar con sus estudios. Desde que el espacio amigo para adolescentes de la localidad se hiciera cargo de su caso, está estudiando dibujo y resurgiendo.

Maysa ha criado a sus hijos sola desde que su marido falleció. Aunque comprende que Aya y Mariam tienen menos esperanza de vida que sus otros hijos, está ahora decidida a que no se queden en casa.

El oficial de Juventud y Desarrollo de Unicef, Maysoon Obeidi, analiza la importancia de garantizar que Aya, Mariam y otros niños tengan acceso a la educación y actividades. “Es importante facilitar a adolescentes como Mariam oportunidades para que aprendan nuevas aptitudes y liberen todo su potencial para convertirse en participantes activos de la sociedad, y contribuyan a hacer frente a las actitudes y percepciones sociales negativas”, asevera.

Sin duda, dice Nabil Ghanayem, sólo por el hecho de asistir a la escuela y al centro, Mariam ha ejercido una gran influencia en sus compañeros. “Mariam es una verdadera historia de éxito para todo el pueblo”, dice. “Se ha convertido en un modelo a seguir para todos los niños de su edad”.

Monica Awad es miembro de Unicef en Palestina. Unicef, con la financiación del Comité Nacional de Italia, apoya 58 espacios amigos de adolescentes a lo largo de la Ribera Occidental, incluida Jerusalén Oriental y la franja de Gaza. Los centros ofrecen a más de 85.000 adolescentes la oportunidad de participar en actividades recreativas y psicosociales, deportes y educación basada en aptitudes para la vida práctica, con un enfoque especial en los niños más vulnerables. Los centros también contribuyen a apoyar la participación efectiva, el desarrollo y la inclusión de los niños con discapacidad para que puedan hacer oír su voz en la sociedad.

Fuente:elmundo.es