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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

El país caribeño deberá abonar 2.600 millones de euros de los 25.895 que debía.

La Duma rusa (Cámara Baja) ha ratificado este viernes la condonación a Cuba del 90 por ciento de los 35.200 millones de dólares (unos 25.895 millones de euros) que el país caribeño adeuda desde los tiempos de la Unión Soviética.

El 10 por ciento restante, que ascendería a 3.520 millones de dólares (casi 2.600 millones de euros) se pagará durante la próxima década en cuotas semestrales de la misma cantidad, según ha informado la agencia oficial de noticias rusa RIA Novosti.

El primer pago se realizaría el próximo 25 de octubre y el último deberá efectuarse el próximo 25 de abril de 2024. Estas cuantías se ingresarán en una cuenta especial abierta en el Banco Nacional de Cuba, y se reinvertirán en la economía isleña.

Las correspondientes cuantías se ingresarán a una cuenta especial del Banco del Comercio Exterior de Rusia abierta en el Banco Nacional de Cuba y se reinvertirán en la economía isleña.

Esta cantidad se trataría de la mayor cifra perdonada por parte de Rusia como heredera de la Unión Soviética y esta medida habría tenido lugar de cara a una posible visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a la isla caribeña.

Relación histórica entre la URSS y el régimen castrista

Durante más de 30 años, Rusia y Cuba mantuvieron una estrecha relación política y económica en el marco de la Guerra Fría. La disolución de la Unión Soviética, en 1991, interrumpió la relación entre los dos países. Una década después, dieron los primeros pasos para reactivar las relaciones bilaterales. Construidas a partir de esa herencia compleja, las relaciones entre Rusia y Cuba se apuntalan en el marco pragmático y diversificado de la globalización, según informa la agencia rusa de información Russia Beyond de Headlines.

En 1961 Fidel Castro proclamó socialista la revolución cubana, inspirado por la fluidez del diálogo con Moscú y la hostilidad peligrosa de EEUU.

La dependencia de Cuba

Durante los 30 años siguientes, el desarrollo cubano dependió de las relaciones con la URSS. Tamizados por lo ideológico, los lazos bilaterales tuvieron un fuerte componente económico.
En los años 60, 70 y 80 del siglo pasado, debido en parte al embargo comercial al que EE UU sometió a Cuba, los vínculos con el bloque socialista supusieron el 35% del PIB, el 85% del comercio exterior y el grueso del acceso a financiación de la mayor de las islas de las Antillas.

Cuba encontró en la URSS un mercado preferencial para sus productos de exportación, sobre todo el azúcar (el 85% de sus exportaciones al bloque socialista). Al mismo tiempo, la isla recibía alimentos (el 63% de las compras), petróleo (prácticamente todo, unos 13 millones de toneladas anuales) y maquinas, equipo técnicos y productos manufacturados (hasta el 80% de los importados) a precios preferenciales y disfrutaba de créditos con bajas tasas de interés y a pagar a largo plazo con bienes cubanos.

La cooperación militar también fue vital frente a la amenaza de EE UU. Además de constituir su mayor aliado estratégico, la URSS facilitó el fortalecimiento de las capacidades defensivas de la isla. En 1993, Raúl Castro estimó en unos 10.000 millones de dólares “a precios viejos” el valor del armamento y maquinaria bélica recibido por Cuba de la Unión Soviética.

La circulación de bienes culturales seguía patrones parecidos. Durante tres décadas, los cubanos, por ejemplo, solo pudieron ver cine ruso.

Pese a los privilegios otorgados por la Unión Soviética, Cuba acumuló una gran deuda.

Durante este periodo, Cuba conservó autonomía política, lejos de constituirse en un satélite de la URSS como los países de Europa del Este.

Relaciones interrumpidas

En 1991, la desaparición de la URSS interrumpió las relaciones entre Rusia y Cuba. En menos de tres años, el divorcio fue casi total. El alejamiento se prolongó durante la década de los 90.
Con ello, quedó congelada la deuda cubana. También quedaron paralizados proyectos de infraestructura, muchos millonarios, que la Unión Soviética desarrollaba en Cuba, como la central nuclear de Cienfuegos.

Hoy las visitas recíprocas de funcionarios de alto rango se repiten, incluyendo a veces a los presidentes. Medvédev viajó a Cuba en 2008 y Castro, a Moscú en 2009. Castro que había visitado Rusia 23 veces en época soviética, la última en 1985, pisaba por primera vez la Rusia independiente. Además, en 2005 se conformó una Comisión Mixta de Cooperación, donde más de 70 empresas rusas se asocian con sus contrapartes cubanas.

Fruto de estos encuentros, se han firmado nuevos marcos de cooperación y acuerdos comerciales. Uno de los primeros reestructuró la deuda que Cuba mantiene con Rusia, por 166 millones de dólares. En 2009 Moscú y La Habana firmaron el Memorando sobre los Principios de la Cooperación Estratégica entre los dos países. En 2011 suscribieron un “plan de acción” para promover más los lazos bilaterales.

Rusia ha otorgado créditos y donaciones significativas, por valores superiores a los 350 millones de dólares, para que Cuba pudiera adquirir bienes de fabricación rusa. Al mismo tiempo, empresas rusas han invertido en distintos sectores en Cuba. La sonada incursión de Gazpromenft y Zarubezneft en el sector energético es solo la avanzadilla. El turismo ruso en Cuba crece, por su parte, de forma exponencial.

Lazos antiguos, pero distintos

Esta dinamización de los vínculos bilaterales ha hundido sus raíces en los lazos de amistad que se han heredado de la extensa cooperación histórica, tal vez el mayor patrimonio conservado. Sin embargo, la naturaleza de las relaciones ha cambiado de manera notable.

Si en el contexto bipolar de la Guerra Fría les unía la afinidad ideológica, en la globalización lo que liga a Rusia y a Cuba son, de manera pragmática, los intereses económicos respectivos, aunque el valor político y geopolítico de los lazos no se pueda descuidar. No hay que olvidar tampoco que aunque atravesado por una fiebre aperturista, Cuba continúa siendo socialista, mientras Rusia constituye hoy una economía de mercado.

Fuente:lavanguardia.com