DANIELA BITRAN

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Si fuera un objeto, sería un cuaderno, o una mantita. En ningún caso algo metálico, porque no soporto el frío.

Si fuera una fruta, sería una granada o un pomelo. Preferiría no ser un racimo de uva porque si ya me voy a morir, que sea de una. Y diría que sería un higo pero no me arriesgo porque sospecho que los demasiado sabios son también aburridos.

Si fuera un número, sería el 9 por femenino. Evitaría el 7 porque me da la impresión, permitiéndome el prejuicio, que sólo le importa él mismo. Podría ser el 4, pero ese nunca queda mal con nadie y es mejor tener menos amigos pero más reales.

Si fuera un color, elegir el blanco sería pecar de ambiciosa, y el rojo dármelas de ruda, así que sería un verde, pero el esmeralda, porque no quiero ser ni verde claro ni verde oscuro.

Si fuera un órgano, sería la piel, no por gozadora sino por amplia, y jamás el corazón que debe sufrir mucho, además seguro no tiene tiempo libre con tantos roles que cumplir.

Si fuera un instrumento musical, sería uno de viento, para poder gritar sin necesitar la luz. O el violín, para sentirme siempre enamorada y susurrar mucho al oído.

Si fuera un sentido, no sería el del reloj. Elegiría el del tacto, o en un día humilde, el del olfato. Y el de la vida imposible, eso sería ir muy lejos.

Si fuera una estación, aunque no lo crean no sería la primavera, porque puede ser muy linda pero trae consigo también decepciones. Sería la de trenes, que ahí sí que se integran las penas y los amores.

Y si fuera una persona, sería yo, porque podría jugar a ser cualquier cosa en el mundo.

Igual que tú, porque somos lo mismo.

Fuente: El Diario Judío