HENRIQUE CYMERMAN

Los intensos bombardeos israelíes han causado más de 80 muertos

La población civil de Israel y Gaza es la víctima principal de la escalada de violencia. Los cohetes palestinos han demostrado que pueden hacer blanco en un radio de cien kilómetros desde la franja. Esto significa que cinco millones de israelíes, el 60% de la población, están amenazados. Para los 1,7 millones de personas que viven en Gaza la situación es peor porque el gobierno de Hamas los utiliza como escudos humanos para defender los arsenales que se esconden en los sótanos de hospitales, escuelas y edificios de viviendas. Más de 80 han muerto, incluidos 22 niños, 15 mujeres y 12 ancianos, según el portavoz del ministerio de Sanidad de Gaza, Ashraf Kudra.

Antes de atacar uno de estos objetivos, el ejército israelí telefonea a los inquilinos. Así sucedió, por ejemplo, este martes en Jan Yunis con la familia Kaware, que tiene un hijo en la dirección de Hamas. Ochenta minutos después de recibir la llamada, la Fuerza Aérea hizo un disparo de advertencia que destruyó el depósito de agua en la azotea. Sólo entonces la familia salió del inmueble, pero en lugar de alejarse se quedó justo al lado, con otros vecinos. Debieron de pensar que Israel no atacaría, pero se equivocaron. Minutos después un F-16 disparó un misil que destruyó el edificio por completo. Murieron ocho personas; seis eran niños. También hubo 28 heridos.

Las víctimas siguieron las órdenes de las autoridades islamistas, que les habían pedido ignorar las advertencias israelíes para que se pongan a cubierto. “Pedimos a los ciudadanos que no hagan caso de estos anuncios. No abandonen sus casas y mantengan la calma”, decía un comunicado.

Las llamadas, según Hamas, sólo pretenden sembrar el pánico y debilitar el frente interno palestino. Uno de estos comunicados -hasta ahora ignorado- pide la evacuación de varias zonas fronterizas con Israel, donde viven 100.000 personas.

La televisión palestina difunde sin cesar imágenes de los muertos con la idea de aumentar la presión internacional sobre Israel para que detenga los ataques.

El más mortífero de estos bombardeos mató el miércoles por la noche a nueve personas en un chiringuito de playa en Jan Yunis que se habían reunido para ver la semifinal de la copa del Mundo entre Argentina y Holanda. Hubo quince heridos.

El secretario general de la ONU, Ban Ki Mun, exigió ayer un alto el fuego inmediato. Pidió contención a los dos bandos porque la región “no puede soportar otra guerra a gran escala”. “Es inaceptable para los civiles de ambas partes-añadió- tener que vivir permanentemente con el miedo al próximo ataque aéreo”.

El primer ministro, Beniamin Netanyahu, desmintió que haya negociaciones con Hamas. “No estoy hablando de un alto el fuego con nadie. No está en la agenda”, señaló al diario Haaretz. El presidente palestino, Mahmud Abas, ha intentado mediar sin éxito. Los contactos diplomáticos que ha habido hasta ahora “no son serios”, según afirman Hamas y Yihad Islámica.

La intensidad de los bombardeos israelíes es muy alta. Más de 750 objetivos han sido alcanzados. Sólo ayer hubo más de 300. Mohamed Walud, líder del brazo armado de Yihad Islámica, murió en uno de estos ataques. La Fuerza Aérea aseguró que tiene todavía muchos blancos por destruir y hasta que no acabe su trabajo, de aquí a tres días, no se decidirá la invasión terrestre.

El principal argumento a favor de entrar es que no se pueden bombardear los hospitales, escuelas y viviendas que esconden los arsenales de cohetes. Las calles de Gaza están desiertas y las tiendas cerradas.

Las familias comparten vivienda en las zonas que consideran más seguras. Nadie puede salir de la franja salvo los heridos, que lo hacen por el puesto de Rafah.

Los palestinos, por su parte, dispararon decenas de cohetes -cuatro contra Jerusalén y dos sobre Tel Aviv-, que la defensa israelí interceptó o dejó caer en zonas deshabitadas. Las oficinas del primer ministro eran uno de los objetivos.

El peso del enfrentamiento es muy grande sobre la población palestina, pero aún así, el apoyo a Hamas es unánime. El grupo islamista, que hace apenas unos días estaba en la picota, hoy goza de gran popularidad. Provocar este cambio podría haber sido una de las causas del conflicto.

Israel, a pesar de los ataques, no ha cortado la ayuda a Gaza. Por el paso de Keren Shalom, en el sur de Gaza, han pasado en los últimos cuatro días más de 200 camiones israelíes con productos para la población.

Fuente: lavanguardia.com