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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO

Todas las generaciones de esta comunidad buscan terminar con los estereotipos sin dejar de lado sus costumbres. Ven al Distrito Federal como parte de su historia y luchan por mejorar su entorno.

La presencia judía en México se remonta al siglo XVI cuando debido a la Inquisición tuvieron que vivir su religión clandestinamente o convertirse a la fe cristiana.

Veracruz fue el puerto de entrada al país de esta comunidad y así quedó representado con el monumento Vidas Paralelas del arquitecto Jacobo Micha Mizrahi.

Para los judíos, México representó una alternativa atractiva para poder establecerse, en busca de libertad y de mejores condiciones de vida. Sin embargo, fue hasta mediados del siglo XIX cuando se consolidó su arribo.

Llegaron de varios países de Europa: Bélgica, Francia y Austria, aunque documentos de esta comunidad refieren que la gran mayoría regresó a Europa con el fin del imperio otomano.

Durante el gobierno de Porfirio Díaz una gran cantidad de judíos llegaron a México.

En 1899 arribaron los mizrahitas y sefarditas, quienes huían de la inestabilidad política y marginación económica del Imperio turco otomano. Se les agregaron los judíos ashkenazis que también buscaban nuevas oportunidades y escapaban de las persecuciones, las revoluciones y las guerras de Europa Oriental.

Llegaron sin recursos económicos y con grandes diferencias culturales. Los de Polonia, Ucrania, Siria o Grecia buscaban libertad y alejarse de la pobreza.

Su lengua era muy diferente y quienes tenían carreras no podían ejercerlas en México.

Aunque algunos pretendían ir a Estados Unidos, poco a poco fueron formando núcleos comunitarios en distintos estados de la república mexicana como Querétaro y Tabasco y optaron por quedarse.

Su propósito principal era organizarse para dar continuidad a los servicios religiosos y educativos, y así seguir profesando su fe en el nuevo entorno. Desde aquella época se habían propuesto transmitir a las próximas generaciones su legado milenario.

En 1912 crearon la primer sociedad de beneficencia Alianza Monte Sinaí que agrupó a todos los judíos y que se convirtió en un templo masónico.

Dos años más tarde crearon un panteón judío y para 1918 fue edificada la primera sinagoga en México sobre la calle de Justo Sierra, en el Distrito Federal.

Abriendo brecha

Poco a poco avanzaron, se hicieron de riqueza y crearon diversas congregaciones de acuerdo con el lugar de origen, la lengua y el rito.

Ahorraron y empezaron a incursionar en el comercio y también en la industria.

Veintiséis años después constituyeron el Comité Central Israelita de México que surgió como una asociación pro refugiados judíos.

A partir de este momento, esta comunidad logró cimentar los vínculos y abrir los canales de comunicación con las instituciones más relevantes del México contemporáneo. Actualmente, este Comité Central representa a esta colectividad y está enfocado a fomentar las relaciones con otras comunidades judías a nivel internacional.


Fuente:eluniversal.com.mx