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RABINO YERAHMIEL BARYLKA PARA ENLACE JUDÍO

En estos días inquietantes y desestabilizadores, de dudas e incertidumbres frente al derramamiento de sangre, me he preguntado qué diría mi Dios ante lo que viven mis hermanos en Israel.

Ellos se sienten amenazados por quienes desean la destrucción de su Estado y su aniquilamiento como individuos, mientras que las “buenas conciencias” del mundo, impasibles en otros frentes, se vuelven activas contra sus decisiones. Corren a refugiarse cada vez que suenan las sirenas, de día y de noche, impidiendo toda actividad creativa bajo riesgo de perder sus vidas. Quiero indagar cuál es el molde del carácter de los jóvenes israelíes, casi niños, que sirven en el servicio militar de las Fuerzas de la Defensa de Israel y que deben empuñar sus armas cuando en otros vecindarios, los muchachos de su edad salen de vacaciones, a estudiar, o a trabajar y en otras comarcas más cercanas, son educados desde pequeños a matar indiscriminadamente a quien se ponga por delante.

¿Cuál es la fuente consciente o no, de sus actitudes? ¿Qué principios heredaron y aprendieron? ¿Qué conductas deben elegir? ¿Saben que no tienen otro Estado ni otra tierra en la que puedan sentirse seguros que en ese terruño?

Encuentro respuestas en las Escrituras y en los textos recogidos de la Ley Oral, en mi sentimiento y en mi intuición. En mis plegarias y mis lecturas. Una pregunta del Talmud (Sanhedrín 4:10), comenta acerca del versículo de Génesis 4:10 acerca de Caín,

“Dios le dijo: — ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra”.

En hebreo original “sangres”, no “sangre”, en plural para indicarnos que también la sangre de todos sus descendientes clama…

Por esa razón, las Escrituras instruyen, el humano fue creado solo para enseñar que todo el que destruye una vida humana… es como si destruyera el mundo entero; y todo el que salva una vida humana, es como si salvara al universo todo. Fue creado un solo hombre para la paz de la sociedad humana, para que no diga uno a su compañero: Mi padre es más grande que el tuyo”.

La segunda idea que aparece también en el Talmud es:

“¿Quién es fuerte? – Aquel que controla su instinto

Y como está escrito: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” (Proverbios 16:32).

Pensé porqué Israel no inició acciones defensivas cuando supo –lo que no sabían sus ciudadanos- que se había construido una intrincada red de túneles preparados para asesinar a los ciudadanos del sur de Israel. ¿Por qué Israel retrasó el ingreso por tierra a Gaza? Y la cita talmúdica me dio una respuesta: Porque es mejor ser lento y prudente en la ira.

Varios versículos traen una misma idea: el objetivo y el valor más importante es la vida, la vida de todos, es decir, también la nuestra.

“Por tanto mis estatutos y mis derechos guardaréis, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo soy el Señor” (Lev. 18:5) y “Ahora pues, oh Israel, oye los estatutos y derechos que yo os enseño, haciendo los cuales viviréis, y entraréis, y heredaréis la tierra que el Señor el Dios de vuestros padres os da” (Deut 4:1). “Les di mis estatutos y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpla, vivirá” (Ezequiel 20:11).

Una primera lectura de ellos pareciera indicar que la vida es un premio a quien cumpla con los mandamientos, pero, nuestros sabios encontraron en ellos la prioridad y la preeminencia absoluta de la vida que debe respetarse aun cuando para salvarla o para atender a algún enfermo se tuviera que incumplir cualquier precepto religioso. Así se sigue obligatoriamente la norma “trasgrede un Shabat para que se puedan cumplir muchos otros”.

Por último, deseo compartir el principio de

“quien se levantare para asesinarte, adelántate y mátalo”.

Que es la declaración más simple y clara del derecho de la autodefensa o de defensa propia. Que para toda persona racional significa adelantarse a una amenaza real así no se inmediata para defenderte de ella. La fuente bíblica se encuentra en el versículo “Atacad a los madianitas y heridlos” (Números 25:17), después que ellos se propusieron atacar al pueblo de Israel.

Creo que de estas breves citas, podemos sacar algunas conclusiones, acerca de la justicia en esta “guerra asimétrica”, en la que no se puede pensar en respuestas proporcionales a amenazas tangibles y no solamente al resultado inmediato de los ataques indiscriminados.

La primera respuesta, es que el Dios de Israel ordena la vida y que no desea la muerte. Ni la de sus súbditos y acólitos, ni la del enemigo.

La segunda, es que todos los seres humanos fueron creados a partir de una misma criatura llamada Adán, por lo que nadie puede arrogarse el derecho de superioridad sobre ningún otro ser humano.

La tercera, que la verdadera fortaleza es controlar los instintos, incluyendo entre ellos el de la venganza.

La cuarta es que si se desea perpetuar la vida, es imperativo defenderla usando todos los medios posibles, incluso adelantándose a los planes del enemigo y actuar sin esperar sus acciones. De allí que los líderes del Hamás y las naciones que les apoyan, arman, instigan y atizan, no cuentan con la licencia moral para aterrorizar y asesinar a la población israelí.

El número desmedido de bajas militares y civiles es en sí mismo moralmente irrelevante. Los sistemas de defensa israelíes impiden muchas víctimas letales pero no disminuyen en un ápice siquiera, la intención asesina de los ataques con proyectiles a lo largo y a lo ancho del territorio israelí ni la preparación de los túneles desde los cuales se programaron matanzas a la población de la zona aledaña a la Franja de Gaza. Sería absurdo y suicida, estar con los brazos cruzados esperando el éxito de los terroristas antes de actuar en defensa propia. En esos casos, lamentablemente, frente a una amenaza tangible no queda más remedio que iniciar una guerra. Pero, únicamente con la más clara conciencia de que si permitimos nuestra desaparición estamos yendo en contra del principio más básico: seguir vivos.

El Dios de Israel enseña que cuando se deban alzar las armas se hagan cuidando los más altos niveles de ética. Que se cuiden al máximo los errores que puedan provocar víctimas inocentes. Así como nuestras leyes y normas inspiradas en Su presencia jamás concebirían el uso de parapetos humanos para evitar la muerte de otros o la utilización de niños para llevarles a la muerte y poder usar las cifras estadísticas como propaganda. El mandato del Dios de Israel nos ha educado que no se puede concebir que combatientes se mezclen en medio de la población civil para lograr ventajas sobre el enemigo así sean tácticas o políticas. Las normas del Dios de Abraham no conciben que se guarden armamentos y explosivos en escuelas, templos ni en hospitales, ni que sus instalaciones sirvan de guarida subterránea a los líderes militares. No acepta que los soldados se embosquen en instalaciones destinadas a dar y cuidar la vida, ni que usen un alto el fuego para atacar a las tropas enemigas. Séé que mi Dios, desea que la ira, la hostilidad y la desconfianza desaparezcan entre los seres humanos. Que israelíes y palestinos puedan convivir ya que como seres humanos ninguno de ellos puede alegar superioridad sobre el otro. Son hijos del mismo padre, y deben aprender a conciliar entre ellos.

Sé que Dios no participa activamente en las decisiones de los seres humanos que cuentan con el derecho y la obligación de elegir el bien en sus acciones, pero, que tan a menudo optan por el mal.

Mi Dios, observa a sus criaturas, sufre con su sufrimiento, y llora por cada gota de sangre derramada, por la que como lo hizo con Caín no podrá pasar por alto. En estos instantes tan duros, elevo mi plegaria, para que Dios recoja en su seno a las víctimas de esta lucha, consuele a las familias dolientes y sane y restablezca la salud de los heridos. Pido de todo corazón que haga regresar en paz a todos los que están en el campo de batalla, e inspire a los dirigentes del Estado de Israel y a sus adversarios a encontrar la mejor manera de deponer la violencia y convertirles en los constructores de paz y bienestar para todos los ciudadanos de la zona, incluyendo a aquellos que más allá de Gaza, en las naciones vecinas, derraman a diario su sangre ante la indiferencia de las nacionebarylka-300x229s.