Rab. Marcelo_Rittner

RABINO MARCELO RITTNER

De la derrota a la victoria

Este Shabat comenzamos la lectura de la primera parashá del último libro de la Torá, Devarim. Consciente que llega al final del viaje de su vida y viendo a su pueblo listo para entrar a la anhelada Tierra prometida, Moshé comienza a despedirse con una serie de mensajes en los que insiste que incluso después que él haya partido, ellos no deben perder la esperanza de alcanzar sus metas.

Este es también un Shabat especial conocido como Shabat Hazón, el Shabat de la Visión, nombre tomado de la primera palabra de Isaías en mensaje profético que leemos en la haftará este Shabat. Les cuento que la visión de Isaías no es muy alentadora, una vez que lanza una advertencia de la inminente derrota del pueblo judío en manos de sus enemigos. Y este es también el tema dominante en este mes de Av. Un mes marcado de recuerdos, penurias y del dolor que nuestro pueblo vivió a lo largo de su historia.

Un mes que en Tishá Be Av, el día 9 de Av, alcanza su punto más crítico en lo que tantas veces fue la agonía del pueblo judío. Es la razón por que nuestros sabios establecieron un día completo de ayuno, de plegarias y de lecturas del libro de Ejá, Lamentaciones. Una época de luto, tristeza en el que revivimos exilios e innumerables derrotas.

La destrucción del primero y segundo Templo de Jerusalén, la expulsión de España, pogroms en Ukrania, y podría seguir con la lista… Tantos motivos para lamentarnos, para desesperarnos, para perder nuestra fe… Y a pesar de todo, aquí estamos.

¿Saben por qué? Porque cada hombre, cada mujer, cada niño de nuestro pueblo jamás perdieron su fe en que Dios los llevaría de la derrota a la victoria. Nosotros, como enlutados, recordamos nuestras aparentes derrotas y llenos de dolor declaramos:

“Eijá Yashvá Bodedaat. Cómo esta solitaria mi tierra”.

Amigos: El poder de un pueblo no se manifiesta en su capacidad de ganar batallas. El poder de un pueblo se manifiesta en su capacidad de transformar sus derrotas en victorias. Y ésta es una característica constante y singular de Israel. Su fortaleza es la fuerza del espíritu.

Porque ni los crematorios, ni las inquisiciones, ni los pogromos, ni los ghetos, ni el odio pudieron silenciar el mensaje del alma judía, ni pudieron abatir el espíritu de nuestro pueblo. Mientras civilizaciones desaparecían, nosotros viajábamos del exilio al restablecimiento, de Auschwitz a Jerusalén, de la derrota a la victoria. ¿Quieren un ejemplo?

Rabí Iojanán ben Zakai. Vivió en la época del II Templo, y durante el sitio de los romanos, organizó cómo huir de la ciudad dentro de un ataúd cargado por sus discípulos. Yojanan se instaló en Yavne y creo un centro de estudios que aseguró la continuidad del pueblo judío.

Muchas veces me he preguntado, ¿Dónde encontró el Rabí Iojanan ben Zakai, el ánimo y el valor, para comenzar un nuevo capítulo en la historia judía? ¿Dónde encontraron fuerzas aquellos rabinos para creer que el Talmud sobreviviría, y que habría miles judíos dispuestos a estudiarlo cada día? Tal vez, su reacción fue un desafío. Como si los rabinos le dijeran a Dios: “¿Tú quieres que desistamos y nos rindamos? Nunca.

Por ello es que la historia de Israel es la historia que se sumerge en las profundidades de la desesperación en Tishá Be Av y se eleva a las alturas del éxtasis en Simjat Torá.

Aunque nos pongan las pruebas más difíciles, no abandonaremos nuestros sueños y nuestra fe. Con cada golpe repetíamos las palabras del profeta: “Od lo avda tikvateinu. No hemos perdido la esperanza”.

Les digo que Tishá Be Av más que un día de luto y ayuno es un día para reafirmar la esperanza. Es un día para recordar que ser judío es saber volver a comenzar, es resistir cuando todos abandonan. No es casualidad que según nuestra tradición es justamente en Tishá Be Av cuando llegará el Mashíaj y será un día de alegría.

Por ello, recuerden siempre, que el momento más oscuro de la noche es el instante cuando comienza a amanecer. Por nuestra fe, por nuestra esperanza transformaremos el dolor en alegría, la derrota en una victoria. Como pueblo y como individuos.

Hoy nuevamente somos probados, en Israel y en el mundo. En esta generación el enemigo es Hamás. Y la gente de lo que se conoce como “mundo civilizado” protesta y condena con odio y violencia a Israel por defenderse de este grupo terrorista. Los judíos en Europa están enfrentando atentados en sinagogas, violencia en las calles. La memoria del pasado vuelve a sonar como alarma. Observen Londres, Alemania, Paris, Roma, Barcelona, Madrid. Observen a las luminarias del Mercosur. Observen la portada de Newsweek: “EXODO. ¿Por qué los judíos europeos están huyendo otra vez? No, no es de 1938, es de agosto de 2014.

Este Tisha ve Av, nos encuentra unidos en nuestra afirmación de que Israel tiene el derecho de defender sus ciudadanos y sus fronteras. Que no nos vamos a rendir porque tenemos un sueño y una promesa. Que a pesar de las amenazas y críticas, en medio al dolor por la muerte de nuestros hijos, con el dolor por el sufrimiento de inocentes, reafirmamos que nuestro espíritu no se quebrantará, que “Od lo avda tikvateinu. No hemos perdido la esperanza”, de vivir en paz, shalom, salam.