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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

La propuesta de Egipto otorga legitimidad internacional a Hamas (malo para Israel), sin ganancias significativas (malo para Hamas) y un importante rol a Abbas (malo para ambos).

Mientras que las conversaciones en el Cairo se reanudan este domingo, hay pocas probabilidades de que éstas generen un cese al fuego prolongado entre Israel y los palestinos debido la problemática naturaleza de la iniciativa egipcia para Hamas principalmente.

Sin embargo, tras intensos combates, ambas partes comparten intereses comunes. Primeramente, tanto el gobierno israelí como Hamas desean desesperadamente restaurar la calma. Aunque parezca inesperado y nadie lo admita, Israel aparentemente desea que Hamas continúe gobernando en Gaza.

El problema yace en la propuesta egipcia, siendo más favorable para Israel, aunque proporciona cierta legitimidad internacional a Hamas y en un futuro cercano probablemente reforzaría la posición de la organización entre los palestinos. Asimismo, el acuerdo limitaría la habilidad de Israel para operar en la Franja de Gaza y permitiría que Hamas continúe armándose.

La iniciativa presenta otro problema: Coloca a Mahmoud Abbas al frente del escenario político, incluyendo en Gaza, cosa que el Primer Ministro Benjamín Netanyahu, el Ministro de Defensa Moshe Yaalon y el Ministro del Exterior Avigdor Lieberman difícilmente aceptarían. Aunque el retorno de Abbas representa una solución más que un problema para muchos en Israel, los tres líderes no comparten esta visión.

Además, independientemente del estatus de Abbas, aparentemente Livni y Bennett ahora sugieren que Israel adopte medidas unilaterales hacia un cese al fuego y proporcione ayuda humanitaria a la población de Gaza.

Respecto a Hamas, el acuerdo propuesto por Egipto no aporta ganancias significativas a Hamas, luego de minimizar las demandas de Hamas para construir un puerto marítimo y aéreo y no especificar la fecha de apertura del cruce fronterizo de Rafah.

Inicialmente, Hamas puede jactarse de haber logrado el ¨levantamiento del bloqueo¨ según las cláusulas referentes a menores restricciones en los cruces fronterizos y la extensión de la zona de pesca. Sin embargo, a largo plazo la propuesta no representa un cambio significativo en lo que concierne a Hamas.

La organización estaría limitada en su habilidad de construir túneles y atacar a Israel. Por otro lado, el acuerdo otorga a Abbas cierto control sobre Gaza mientras que Hamas es considerado irrelevante. El grupo islamista sería acusado como aquel que destruyó Gaza, mientras que la Autoridad Palestina lo rehabilitaría. Esto puede explicar el tono combatiente de Jaled Mashaal el sábado – donde insistió que el conflicto no se solucionará hasta que no se levante el bloqueo y se construya un puerto marítimo y aéreo – además de que Hamas no se apresura a firmar un acuerdo.

Mientras tanto, las masacres cometidas por el Estado Islámico han capturado los encabezados los últimos días, colocando el conflicto Israel-Hamas en segundo término. La reducida cobertura del conflicto en la Franja de Gaza puede generar que ambas partes finalicen el combate sin llegar a un acuerdo. Hamas puede disparar misiles y morteros contra Israel ocasionalmente sin que esto necesariamente produzca una escalada de violencia, pues Israel no realmente desea derrotar a Hamas o desmilitarizar Gaza.

Una última observación. Tanto la Autoridad Palestina como Israel consideran que el gobierno norteamericano no es relevante en relación a una solución política en la región. En cambio, ambas partes sienten un enorme respeto por el Presidente Abdel-Fattah el-Sissi y su enfoque. Por lo tanto, probablemente Sissi, no John Kerry o Barack Obama, pueda fungir como mediador en futuras negociaciones entre Netanyahu y Abbas. Cuando se restablezca la calma, posiblemente el presidente de Egipto invite a ambos líderes a participar en una conferencia de paz en el Cairo y se anuncie un nuevo esfuerzo de paz.

Indudablemente, esta alternativa es preferible a una nueva ronda de combate con Hamas.

Fuente: Avi Issacharoff, The Times of Israel.