Anat-Berko

ANAT BERKO

Recientemente arreglamos nuestro carro en uno de los talleres de una aldea árabe en el norte de Israel cerca de donde nació mi esposo. Esta zona es un microcosmos de la coexistencia entre árabes y judíos marcada por buenas relaciones entre vecinos. El taller está dirigido por Muhammad, quien nos dio la bienvenida ofreciéndonos un buen café turco. A pesar de la complicada situación en Gaza, no se sentía tensión en el aire.

Era otro de los típicos días de la operación israelí en Gaza. Hamas disparaba un promedio de 100 o más cohetes diarios contra judíos y árabes en Israel (eso sin tomar en cuenta los túneles de terror que la organización terrorista planeaba utilizar para perpetrar ataques masivos contra los kibutzim en la periferia de Gaza durante Rosh Hashaná, el nuevo año judío). Muhammad pudo verse influenciado por la situación en general, pero en realidad nada del drama que ocurría en el sur se reflejaba en la manera en que nos había recibido. Siempre ha sido cortés y amistoso.

Al tiempo que servía el café dijo: ¨Quiero que sepan que en nuestra aldea hay diez jóvenes que sirven en las FDI y luchan contra Hamas en la Franja de Gaza. Incluso tenemos una joven que sirve en la policía fronteriza.¨

Esto me sorprendía, pues por lo general ciudadanos árabes israelíes no son reclutados y la mayoría de ellos no contribuyen a una causa común en la sociedad israelí, ni siquiera en sus propias comunidades. Muhammad comentó que estos chicos son musulmanes. ¨Para ellos y sus familias todo el que radica en Israel es israelí y debe de colaborar. Los cohetes de Hamas no distinguen entre su familia y la nuestra, todos están dirigidos contra israelíes,¨ exclamó Muhammad.

Le pregunté si los residentes de la aldea discuten sobre temas de actualidad objetivamente o si apoyaban a los líderes de Gaza ciegamente. Muhammad comentó que la gente se expresan abiertamente, sin temor y que la mayoría se opone a la agresión de Hamas contra Israel y que no viviría en otro lugar del Medio Oriente.

Esta no era la primera ocasión que escuchaba que árabes israelíes criticaban abiertamente la situación en Cisjordania y la Franja de Gaza. Escuché los mismos comentarios durante una visita a Umm el-Fahm, la ciudad árabe israelí más extensa del norte de Israel y el ceno del Movimiento Islámico de Ra’ed Salah, la sede israelí de la Hermandad Musulmana, así como Hamas en la Franja de Gaza. Incluso ahí escuché que residentes locales critican a los líderes palestinos en Cisjordania y Gaza, así como al Movimiento Islámico en Israel. Algunos de ellos incluso bromean que bajo las circunstancias creadas en el Medio Oriente por la Primavera Árabe el Estado de Israel es el único lugar donde el Movimiento Islámico puede operar libremente. Lo absurdo es que el movimiento no ha sido ilegalizado a pesar de su expresa hostilidad hacia Israel y los ciudadanos judíos, y abogar por su destrucción.

Otro tema que tiende a discutirse con los árabes israelíes es el intercambio de población y tierras para un acuerdo de paz. Israel ha sugerido la anexión de asentamientos de Judea y Samaria cerca de las fronteras de 1967 a cambio de la incorporación de poblaciones árabes israelíes por la Autoridad Palestina formando parte de lo que sería el estado palestino. Resulta que los residentes de Umm el-Fahm han expresado su inquietud por dicha posibilidad oponiéndose a ella. Incluso uno de ellos llegó a decir: ¨Mi abuela siempre comenta – ‘es preferible el infierno con los judíos que el paraíso con los árabes…¨

las personas con las que he conversado tienen una gran consciencia política. Todos saben que a pesar de que Israel se retiró de Gaza unilateralmente en 2005, Hamas disparó cohetes contra territorio israelí y se dedicó a excavar túneles debajo de la frontera a fin de secuestrar a civiles y soldados israelíes. Todos ellos saben que la frontera entre Israel y Gaza carece de significado para Hamas y que la organización ha declarado abiertamente su objetivo de destruir al estado de Israel.

Igualmente grave son las intenciones de Hamas de iniciar lo que se conoce como la ¨Intifada de Ramadán¨ que hace un llamamiento a los árabes en Cisjordania, los ciudadanos árabes israelíes de Jerusalem Oriental a levantarse en contra de Israel. Afortunadamente, los palestinos respondieron a este llamado parcialmente. En Wadi Ara, una extensa zona árabe del norte de Israel, grupos de jóvenes enmascarados bloquearon los caminos y arrojaron cócteles Molotov contra vehículos israelíes. Durante la Operación Margen Protector Hamas hizo grandes esfuerzos para destruir el tejido frágil de las comunidades judías, drusas, cristianas, musulmanas y beduinas en Israel, con el objeto de crear caos que influya en los resultados de la guerra.

Hamas no tuvo éxito, pero mucha gente tuvo la sensación que mientras el gobierno y las FDI lidiaban con los cohetes y ataques por túneles de Hamas, ciudadanos israelíes aprovecharon la oportunidad para atacar a judíos dentro de Israel. Las imágenes de árabes israelíes enmascarados arrojando cócteles de Molotov eran impresionantemente similares a las de los terroristas del ISIS y de Hamas en la Franja de Gaza.

En un esfuerzo por preservar el tejido delicado de la sociedad israelí, los ancianos de las aldeas árabes intentaron detener el vandalismo de los jóvenes, pero en el transcurso del tiempo, su autoridad se vio debilitada por el deterioro del tribalismo patriarcal. Por consiguiente, muchos judíos israelíes que normalmente frecuentaban los comercios en las ciudades y aldeas árabes optaron por alejarse perjudicando la economía de estos lugares y despertando el enojo de la población local.

Evidentemente, la guerra en Gaza creó disonancia para algunos árabes israelíes. El conflicto y las imágenes despertaron las emociones de judíos y árabes. La identificación de algunos árabes israelíes con la causa palestina es legítima pero el objetivo debe de cambiarse. En lugar de enfocarse en la destrucción del estado de Israel se debería de promover una solución a largo plazo para que los palestinos radiquen en varios países árabes. El estatuto de refugiados no puede heredarse. Casi ninguno de los refugiados del conflicto de 1948 existen actualmente. Mientras tanto, el trato que los países árabes otorgan a sus descendientes es criminal, es un genuino apartheid. Ellos no son considerados ciudadanos, no gozan de derechos ni de igualdad de oportunidades.

No obstante, los peores criminales son las Naciones Unidas, cuya UNRWA perpetua la discriminación deliberadamente y se enfoca en que los restantes refugiados palestinos y sus descendientes permanezcan como tales, mientras descuida a los millones de genuinos refugiados en África y el Medio Oriente, particularmente en Siria e Irak. Ellos corren peligro, pero finalmente son ignorados por razones de antisemitismo y mezquinos intereses de líderes de la ONU y la UNRWA. Ha llegado el momento de que Siria, Jordania y Líbano otorguen ciudadanía a los descendientes de los refugiados originales, así como Israel hizo con los refugiados judíos que huyeron de los países árabes en 1948.

Varias agencias tienen por objeto destruir las relaciones entre comunidades israelíes y los grupos étnicos. Judíos y árabes en Israel han soportado crisis en el pasado debido a intereses económicos y sociales comunes. La vida diaria es más fuerte que el fundamentalismo islámico radical que pretende ganar capital político en Israel. Varios miembros de la Knesset no aportan nada a la vida de sus electores y destruyen la confianza de muchos árabes israelíes. Estudios recientes indican una mayor participación de árabes en los servicios sociales (marcos a-militares de servicio público), así como un incremento en el número de árabes cristianos que son reclutados en las FDI. La sociedad árabe en Israel no es monolítica y el pluralismo de la vida israelí se traduce en el hecho de que árabes cristianos, beduinos y drusos sirven en el ejercito israelí y dirigen unidades élite. Por ejemplo, Rasan Alian, Coronel druso de la Brigada de Golani resultó herido en durante la operación terrestre en Gaza y decidió abandonar el hospital para volver al comando de sus soldados.

Recientemente, ofrecí una conferencia sobre terrorismo palestino ante una audiencia de académicos en el Kibutz Sde Boker. Al finalizar, conversé con Qassem, un periodista palestino del Este de Jerusalem y le pregunté si había dicho algo que lo ofendiera. Me contestó que no era conmigo con quien estaba enfadado, sino con los islamistas que nos arrastraron a la guerra. Le era difícil admitir, según comentó, que hoy el único lugar seguro para un árabe en el Medio Oriente es el Estado de Israel.

La Dra. Anat Berko es Teniente Coronel en la reserva de las FDI, conduce investigaciones para el Consejo Nacional de Seguridad y es miembro de investigación en el Instituto Internacional de Política Contra el Terrorismo en el Centro Interdisciplinario de Israel. Ha ejercido como profesora visitante en criminología en la Universidad George Washington y es autora de dos libros sobre terroristas suicidas: ¨El Camino Hacia el Paraíso¨ y ¨La Bomba más Inteligente: Mujeres y Niños como Terroristas Suicidas¨ (Rowman & Littlefield).

Fuente: IPT News

Traducción: Esti Peled