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EDUARDO HADJES NAVARRO

Es extraordinaria la sabiduría y la verdad que nos entregan los dichos populares. El gobierno de Chile, adhirió y respaldó al grupo terrorista Hamás, retirando a su Embajador en el Estado de Israel, el único gobierno realmente democrático de la zona, castigándolo por el grave delito de haberse defendido, frente a los reiterados disparos de cohetes y morteros, por parte de Hamás, en contra de civiles israelíes.

Pocos días después del retorno del Embajador a Israel, por haberse llegado a un alto al fuego, luego de reiterados rechazos por parte de Hamas y la aceptación de Israel, el terrorismo se hace sentir en nuestra querida patria, con tal violencia, que al gobierno le resulta imposible ignorarlo. Una bomba puesta en el Metro de Santiago, convulsiona al país, a tal punto, que por varios días, la prensa, radio y TV, transmitirán mayoritariamente sobre este tema, relevando cualquier otra noticia a un segundo plano. Diez heridos de distinta consideración, será el saldo de tal atentado y, salvo el PC chileno, el repudio es general.

Qué increíble, diez heridos en un atentado en el Metro, hace acreedor a ser calificado de “acto terrorista” mientras 15.000 disparos de cohetes y morteros, efectuados por Hamás en contra de la población civil israelí, desde 2007 y hasta los días previos al actual conflicto, no son suficientes para que nuestro gobierno le otorgue al israelí, el legítimo derecho a defenderse.

Más aún, en los momentos mismos en que las máximas autoridades de Chile condenaban a Israel; se respaldaba con su resolución el disparo de más de cien cohetes diarios por parte de los terroristas de Hamás, contra la casi totalidad del territorio israelí.

La justificación para tal incongruencia y doble estándar, sería el defender al “pueblo palestino” lo que en realidad, constituye un agravio imperdonable de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores, al pretender calificar a la totalidad del “pueblo palestino” de terroristas, en circunstancias que, la realidad, es muy diferente. Los terroristas son los integrantes islamistas de Hamás, de la Jihad Islámica y otros pequeños movimientos afines, siendo los primeros, los que gobiernan la Franja de Gaza, teniendo tiranizado a los palestinos de dicha Franja, desde 2007, año en que le arrebataron el poder a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y asesinaron a una cantidad nunca determinada de integrantes de Al Fatah, el brazo armado de la ANP. Los palestinos de Cisjordania, han estado trabajando y viviendo con relativa normalidad, gobernados por Mahmoud Abbas, quien se ha olvidado de llamar a elecciones, posiblemente por temor a que los resultados le sean desfavorables.

Igualmente, los árabes israelíes, no han tenido problema alguno, pese a estar incluidos en la categoría de palestinos, acorde a la opinión mundial, siendo los únicos árabes, tanto musulmanes como cristianos, que viven en una auténtica democracia, eligiendo, en igualdad de condiciones del resto de la población israelí, de la cual forman parte integral, a sus diputados. Sus integrantes participan a tal punto de la igualdad de derechos, que pueden, como ciudadanos israelíes, estudiar en la Universidad de su preferencia, la profesión de su agrado y desempeñarse en la vida pública, acorde a su propia capacidad, sin ninguna otra limitación. Prueba palpable de ello, es que la Corte Suprema de Justicia, que condenó a un Presidente de la República, por haber acosado sexualmente a su secretaria, estaba presidida por un árabe-israelí. Se comprende que eso, las noticias en Chile lo ignoraron, ya que de ningún modo, podía derivar en una condena al gobierno israelí y en su oportunidad, lo único anunciado, fue que el Presidente había sido destituido y condenado, por acoso sexual.

Durante los 50 días que duró el último conflicto, Hamás disparó, acorde a sus propias declaraciones, más de 4.500 cohetes y morteros, sobre civiles israelíes, siendo, lamentablemente, respaldados por nuestro gobierno, como ya se mencionó. Se comprende que éstos, no están contabilizados en los 15 mil disparos previos.

Si diez heridos, causaron tal revuelo en Chile ¿se imaginan si nos hubiéramos enfrentados a más de 1.000 civiles asesinados, con bombas similares o más potentes que las del Metro de Santiago, puestas por terroristas de Hamás, en escuelas, hospitales, paraderos de buses y centros de esparcimiento israelíes?

Felizmente, Israel logró frenar drásticamente estos atentados con la construcción del muro protector y los controles en los pasos fronterizos, todo ello, profusamente criticado por la mayoría de las naciones del mundo, incluido Chile.

Permanentemente, a partir de 1948 en adelante, hemos visto cómo la ONU tiene tiempo solo de condenar a Israel. Los motivos no faltan. Ni siquiera son necesarios. Estando de por medio Israel, la condena es inmediata. Para ello, cuentan con los votos permanentes e incondicionales, de los 59 países musulmanes, más Rusia, China y la totalidad de países gobernados por regímenes “progresistas” ¿Tendremos que agregar a esta triste lista a nuestro querido Chile? Dios no lo permita.

Condenar a Israel, no tiene mayores consecuencias para los autores, ya que es sabido que ésta es, posiblemente, la única nación en el mundo que cuando puede, presta su ayuda desinteresada y oportuna, incluso a quienes permanentemente están en su contra. Los heridos sirios que logran llegar a hospitales israelíes, pueden dar fe de ello. La esposa de Abbas y una hija de Haniyeh, jefe máximo de Hamás en Gaza, igualmente, son testigos de cómo encontraron la sanación a sus problemas en hospitales israelíes. Miles de niños, tanto palestinos como iraníes y de las más variadas nacionalidades, nacidos con malformaciones, principalmente del corazón, han encontrado la sanación y la posibilidad de llevar una vida relativamente normal, gracias a Hospitales y médicos israelíes.

Igualmente, el asesoramiento que permanentemente Israel presta a Chile, en los más variados campos de la vida diaria, no se verá afectada por la acción de nuestro gobierno.