Competencia-de-diarios

DR. JAIM SHAEN

La dirección de noticias del Canal 2 de Israel, de acuerdo con informes publicados en la prensa, está investigando y tratando de localizar la fuente de la filtración de la burla irónica de la presentadora del noticiero Ionit Levy, inmediatamente después del discurso del primer ministro Benjamín Netanyahu en la Asamblea General de la ONU. La investigación es completamente innecesaria. No se trata de un desliz. Los televidentes del canal saben que Ionit Levy, como muchos de sus amigos en los medios de comunicación, ha desarrollado un síndrome reflejo cuando se trata de Netanyahu. El síndrome podría ser llamado en la jerga como “Bibifobia”. Todo lo que el primer ministro diga o haga, dará lugar a la crítica inmediata, el desprecio, el ridículo y el rechazo cínico. El odio ciego, sin una mínima integridad intelectual y profesional. Una ceguera, como en la novela de José Saramago, que pasa de una personalidad de los medios de comunicación al otro, hasta que la mayoría del rubro se infecta. Incluso si Netanyahu citase con exactitud la plataforma de Meretz y garantizase actuar de acuerdo a ella, ellos van a encontrar un montón de defectos justamente en la plataforma que tanto les atrae. Estoy seguro que en un futuro, un estudiante de doctorado escribirá una tesis doctoral sobre las fuentes psicológicas, sociológicas y económicas de la “Bibifobia”.

 A los judíos se los consideran inteligentes, quizá uno de los más formados entre los pueblos, pero también se trata de un pueblo testarudo. El precio de la sabiduría y persistencia ha sido pagado por los líderes nacionales a lo largo de las generaciones. Moisés fue el primer líder que aprendió la dificultad para liderar a los judíos. Cuarenta años de caminata por el desierto le enseñaron lo que es la terquedad, la impaciencia y las quejas interminables. En la época moderna Hertzl, Ben-Gurión, Sharett, Eshkol, Beguin y otros volvieron a aprender la lección en carne propia. Sin embargo, ninguno de ellos fue tratado de la manera unilateral, mal humorada, crítica y abusiva por parte de los medios de comunicación como Benjamín Netanyahu.

 La restricción primaria por parte de los medios de comunicación durante los primeros años del estado, estalló cuando los periodistas y los locutores interiorizaron el poder que tienen frente al gobierno. Una minoría insignificante en el electorado ha dominado durante muchos años los centros de información de la sociedad israelí. Cualquier persona que quería ser parte de los medios debía conformarse, adoptar los puntos de vista aceptados por los ancianos de la elite y, sobre todo, regodearse por el hecho de que todo el mundo pensaba lo mismo. En la entrada de los medios de comunicación había un cartel intermitente y brillante que decía: “Prohibida la entrada a los extranjeros”.

 Las cuatro especies

La actitud hostil hacia Netanyahu en los medios se puede dividir en varios grupos. El primer grupo incluye a los desesperados, especialmente hombres de medios que estaban convencidos que tienen un país a su nombre en el Registro de la Propiedad. Durante muchos años sus meditaciones fijaron la agenda nacional, y sus artículos traducidos afectaron la actitud de los países extranjeros hacia Israel. Con ojos anhelantes, casi llorosos, ellos ven cómo, de elección a elección, Netanyahu se lleva de sus manos el liderazgo del país. Es difícil evaluar lo que sucedería si Netanyahu es elegido para un nuevo mandato sirviendo como primer ministro la misma cantidad de tiempo que Ben-Gurión. Dudo que se vayan a Berlín.

 Desesperados nunca le perdonarán a Netanyahu por haberles arruinado el estereotipo de los derechistas, sobre el que trabajaron durante años. Netanyahu, de acuerdo con los criterios aceptados por ellos, tenían que ser parte de su familia elitista – y en realidad él como líder de la derecha fue capaz de colocarlos en su tamaño real. El primer ministro reveló el secreto: Tras las elevadas palabras de los comentaristas existía un gran espacio vacío.

El segundo grupo incluye a los empleados “del teclado” – periodistas que han ofrecido sus talentos en beneficio de los magnates de los periódicos, obligados a asumir grandes pérdidas de dinero desde el advenimiento del diario “Israel Hayom“. Desde los principales titulares hasta las columnas de chismes culinarios, buscarán suciedad y barro tratando de perjudicar a Netanyahu. Toda información denigrante es kosher para calumniar mientras se lamen los labios de forma gatuna.

Los magnates de los medios de comunicación acusan a Netanyahu por sus pérdidas financieras debido a la drástica disminución en la circulación de sus periódicos y la reducción en sus ingresos. Desde el principio, se burlaron los encargados de definir el buen gusto del diario “Israel Hayom”. Mientras tanto, se imprimieron millones de números del diario y los israelíes han interiorizado que es posible conseguir buena prensa gratis, ¿por qué pagar por los periódicos que difaman al país y que siembran la desesperación y la vergüenza?

 

Los perros ladran pero la caravan pasa

 El tercer grupo incluye a los Etrogistas (Amnon Abramovich del Canal 2 que sugirió proteger a Sharón como a un Etrog de Sucot, sin criticarle, ya que iba a ejecutar la Desconexión de Gaza 2005), periodistas que disfrutaron de buenas dosis de “soplos”, de forma regular y permanente, por parte de los jefes de Estado. Periodistas que los viernes ya sabían escribir sobre las decisiones del gobierno del domingo, antes de que los ministros supiesen siquiera la agenda prevista para la reunión de gabinete. Publicaciones que les otorgaron un estatus entre el público y en la industria, así como prestigiosos premios. A cambio de las filtraciones crearon un amplio sistema de “Etrog”, que funcionó con éxito durante años dándoles, a algunos políticos, la impresión de que ellos estaban por encima de la ley. El precio lo pagó la sociedad israelí en la deportación de los judíos de sus hogares, en construcciones monstruosas, en la corrupción gubernamental y en negocios podridos. Netanyahu interrumpido el deplorable hábito de las filtraciones, y la información era facilitada de la forma aceptada en países civilizados – a través del portavoz de la Oficina del Primer Ministro.

 El cuarto grupo es ideológico. Periodistas de radio y televisión que creen firmemente con una aplicación mesiánica en la teoría izquierdista como la clave para la redención de Israel. Es un grupo que no permite que los hechos fácticos los confundan. Ellos observan desde el mástil del Titanic, ven el barco que se acerca al iceberg y con voz ronca gritan “Paz Ahora” (Shalom Ajshav), “socialismo de inmediato”. Una izquierda política que iza la bandera del retorno a las fronteras de la destrucción del 67′, y la izquierda económica que se alimentó de las teorías socialistas y marxistas. Periodistas que llenan desde la mañana hasta la noche sus bandas de transmisión con expertos que de hecho son propagandistas, que no avergonzarían a los medios de comunicación de la Rusia bolchevique. Ellos nunca le perdonarán a Benjamín Netanyahu por haberles interrumpido sus proyectos ideológicos y sus fiestas alusivas. Ellos le acusan por haber sido capaz de convencer a la mayoría de la población que el retorno a las fronteras del 67′ es un desastre, y que la economía socialista es algo decadente y que socava justamente a los más débiles.

 Después de todo, no es de extrañar que el público israelí haya perdido la confianza en muchos medios de comunicación y en los canales de televisión. Los israelíes son inteligentes, ya lo hemos dicho por lo que también el mundo de los medios está cambiando ante nuestros ojos. Uno puede hasta estar de acuerdo en que los medios hostiles se sigan enojando, calumnien, siempre y cuando la derecha lideres al Estado de Israel, por muchos años más, como el hogar nacional del pueblo judío.

 

Fuente:israelhayom.co.il