RABINO MARCELO RITTNER PARA ENLACE JUDÍO

Marcelo Rittner (1)

“Iehí Razton Milfaneja, Adonai Eloheinu Ve Elohei Avoteinu Shetejadesh Aleinu Shaná Tová Umetuká”. “Que sea Tu voluntad, Dios nuestro y de nuestros padres, que 5775 sea un año nuevo y repleto de dulzura”.

Nuevo, porque, según enseñan los jasídim, no es sólo un borrón y cuenta nueva. Es un nuevo mundo. Haiom Harat Olam. Hoy el mundo es creado. Y esto nos ofrece una nueva oportunidad. Dulce porque deberá reflejar nuestros sentimientos, palabras y acciones.

Les deseo que Dios los colme de bendiciones y éxitos, sonrisas y nuevos sueños, de salud y parnasá, de consuelo y reconciliación. Y deseo que en este nuevo mundo Él, que hace la paz en Sus alturas celestiales, nos permita dar una probadita al sentimiento de Shalom en Israel, y entre toda la humanidad.

Una vez más, un año más nos reuniremos entre los que están y también con los que nos faltan.

Juntos celebraremos rituales que nos ayudarán a volvernos conscientes sobre el tiempo y la vida. El reloj de nuestra existencia ha dado otra vuelta y ahora contemplamos las pisadas dejadas en el año que terminó. Algunas marcas de pisadas fueron intensas, otras suaves y otras fueron de ausencia. Y nos reunimos buscando dar algo de santidad y sentido a nuestra vida. El Shofar quiere despertarnos, busca impregnar de trascendencia los aciertos y los errores, lo vivido y lo desperdiciado. Y la tefilá nos ayuda a encontrar sentido a nuestra búsqueda.

La plegaria no puede traer agua al campo reseco ni reparar el puente roto. Pero puede humedecer un alma árida, curar un corazón partido y reanimar una voluntad debilitada.

Se cuenta que cuando Hillary Clinton estaba en campaña para lograr su nominación como candidata a presidenta, visitó un hogar de ancianos judíos en Florida. Habían reunido a todos los residentes en el salón principal y cuando ella llegó la recibieron con mucho cariño. Hillary tomó la palabra y preguntó: “¿Shalom, saben quién soy?”. Silencio total. Hillary insistió. ¿Shalom, mi hija está casada con un idisher bujer…¿Ya saben?”. Nada. Preguntó por tercera vez ¿Saben quién soy?, una anciana entre el público levantó su bastón y con un fuerte acento idish, le dijo: “Señora, no se ponga nerviosa, si no sabe quién es, vaya al mostrador en la entrada y ellos le van a decir”.

Tengo la imagen que muchos llegamos estos días al shul y nos presentamos ante D-os con la misma pregunta: ¿Sabes quién soy? Y puedo imaginar nuestra sorpresa, cuando D-os, en su rol de psicoanalista nos responde: “¿Y tú, tú sabes quién eres?”. Ups. Estamos en tzures.

Dudamos y contamos una versión, nuestra versión. Y Dios pone de lado toda tu presentación y vuelve a preguntarte: “¿Y tú, tú sabes quién eres?”.

No sé si lo recuerdan: hace algún tiempo Google cambió sus políticas de cuentas, y hubo oportunidad de borrar tu historial antes de que se convirtiera en tu “registro permanente”. Yo lo hice y configuré una nueva cuenta.

Pero pasar por el historial fue un viaje bastante revelador. Lo que me sorprendió fue lo mucho que Google sabía de mí. Más de lo que recordaba de mí mismo. Pero con una sola tecla hice desaparecer mi historial de la memoria.

Verán: Éste es un tiempo para la reflexión, para la limpieza del alma, para la teshuvá. Este es un momento para salir a buscar una nueva oportunidad.

La muy buena noticia es ésta: Si tú quieres, D-os no tiene tu registro permanente. (Veo rostros de alivio). Lo aprendí de la plegaria Unetane Tokef: “Ve-ad yom moto tejaké lo, im yashuv miyad tekabeló”. Dios nos esperará hasta el último día y si retornamos, inmediatamente seremos aceptados.

O sea, si lo pides amablemente, Dios borra tu registro permanente, algo que Google o Facebook ya no harán. Y D-os lo hace porque Él es el D-os de las segundas oportunidades.
Por ello insisto que en estos días iniciemos la búsqueda de la respuesta a “¿Quién soy?”, haciendo un viaje pero al interior de tu ser. Sé que no es fácil. Hemos llegado a la luna y más lejos, pero no logramos llegar a la esencia de nuestro ser.

A Dios no le interesa lo que haces para ganarte la vida. Quiere saber lo que ansías, si te atreves a soñar, si hay ideales en tu corazón. No le interesa la edad que tengas. Quiere saber si vas a correr riesgos por la aventura de estar vivo. Quiere saber si estas vivo o si te has marchitado por miedo a más dolor. Quiere saber si puedes presentarte ante Él sin intentar esconder tus fracasos e imperfecciones. Quiere saber si puedes desilusionar a otros para serte fiel a ti mismo. Quiere saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y no obstante levantarte y volver a intentarlo. No le interesa saber dónde vives o cuánto dinero tienes. Quiere saber cómo ayudas al necesitado, al hambriento, al desnudo. Quiere saber cómo tratas a tu esposa, a tus hijos, a tus padres. Quiere saber si has dado consuelo o has dado la espalda. Quiere saber si puedes estar solo contigo mismo y estar a gusto. Quiere saber si vives con algún propósito o si apenas existes. Quiere saber el sentido del tiempo en tu vida. Quiere saber si tus acciones hacen una diferencia. Quiere saber ¿qué es lo que lentifica tu viaje?

Yo deseo que en estos días puedas escuchar y reconocer tu voz, puedas reconciliarte con D-os y contigo mismo; puedas acercar tu yo real a tu yo ideal. Y rezo para que en los primeros días de este nuevo mundo, puedas preguntarte y responderte a las preguntas que dan sentido a tu vida.

¿Y tú, tú sabes quien eres?

Shaná tová umetuká.