ENRIQUE RIVERA PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

 El pasado miércoles 12 de noviembre, en Shaare Shalom, se presentó el Rav  Aharon Margalit, un rabino con una faz muy especial, que refleja, como la de muchos otros rabinos, un equilibrio y una tranquilidad envidiables. Sin embargo, ese día, escuchamos  algunos comentarios acerca de su vida;  por así decirlo, “no la tuvo muy fácil”.

Durante su plática escuchamos a un hombre feliz, que no enseñó, en ningún momento, la amargura que significó haber adquirido desde pequeño la poliomelitis- tampoco el sufrimiento de estar confinado,  o como él mismo lo definió: “almacenado” en un hospital, esperando que, un día a la semana, llegara su madre a visitarlo.

Aunado a ello, contó los comentarios que tuvo que soportar de parte de quienes sí tenían la posibilidad de visitar a sus enfermos y que se expresaban de él como “el huérfano”. Cuando se les aclaraba que sí tenía padres, lo tildaban de “mal querido” y otras cosas que salen de la boca de nosotros, los seres humanos.

Sus palabras, escritas  en su obra “Mientras Viva”, muestran una increíble voluntad y el deseo de sobreponerse a las adversidades, apoyado en el cariño de quienes lo rodean y de la fe en Boré HaOlam ( Dios).

Quienes acudimos a este recinto a escucharlo, seguro nos quedamos con muchos mensajes; el que quiero compartir con ustedes es éste: “No sean víctimas, no sean los “pobrecitos”; con eso no podrán solucionar sus problemas ni avanzar en sus vidas”.