PILAR_RAHOLA

PILAR RAHOLA

Faus me asegura que quieren cambiar de financiador y que los días de Qatar en el Barça se acaban.

Almuerzo con el vicepresidente del Barça, Javier Faus, en un intenso mano a mano sobre Qatar y sus cosas. De entrada me sorprende su calidez, reñida con la frialdad que aparenta desde la pantalla. Resulta ser un hombre afable, hecho a sí mismo “a base de becas”, orgulloso de su éxito profesional, dotado de cierto sentido de la ironía y duro fajador en el arte de convencer.

El encuentro se produce con Qatar en la retina: por un lado Faus, el hombre que consiguió el acuerdo, “en un momento en que lo necesitábamos urgentemente”; por el otro, servidora, quien más duramente ha criticado que el Barça sea esponsorizado por una dictadura teocrática, enemiga de los derechos y amiga del yihadismo. El almuerzo, pues, promete, aunque ninguna sangre llegará al río, primero porque el clima del encuentro, con el agradable Gerard Guiu de maestro de ceremonias, es cortés; segundo porque, justo al empezar, Faus me asegura que quieren cambiar de financiador, que han abierto el mercado internacional y que los días de Qatar en can Barça se acaban. Es decir, si consiguen un acuerdo suculento con alguna gran firma dejarán atrás este tiempo que algunos hemos bautizamos de “vergonzante” y el Barça dejará de blanquear el sucio nombre de una dictadura, para lucir otra marca. Y a partir de aquí la conversación viaja por los derroteros del Estado Islámico, aterriza en la brutal guerra siria, recuerda los degollamientos, el santuario qatarí para los líderes integristas y finalmente concluye, por mi parte, con la convicción de que nunca el Barça debía haberse manchado con esas siglas vinculadas a la explotación de trabajadores, segregación de mujeres, fanatismo y yihadismo. Sea en buena hora si Faus no me ha vendido la moto y esto va de veras.

Aunque -me reitero- nunca debía haber pasado. Sin embargo, tengo que darle la razón a uno de sus sin embargos, cuando me recuerda que todo el mundo negocia con las dictaduras del petrodólar, y que el mundo del deporte está literalmente vendido a ellas.

Ciertamente, la FIFA se va a comer con patatas el Mundial de Fútbol en Qatar, y encima asegurando que la dictadura no ha comprado a nadie, como si esa práctica fuera insólita. Y lo hará a pesar de los informes de Amnistía sobre las muertes de trabajadores explotados de forma extrema, la falta de seguridad y la falta de derechos. Es decir, no va a importar nada porque el gran fútbol no es ese deporte de valores y sana competitividad que nos venden, sino un monstruo de hacer dinero sin entrañas. Por eso mismo se tolera que Irán llegue a encarcelar a una joven por el simple hecho de haber querido ver un partido de voleibol. Segregación, misoginia, represión, derechos pisoteados, incluso yihadismo, todo lo digiere el gran estómago de los mandamases del fútbol, esos que mueven la rueda del dinero mientras la pelota rueda. En fin, esperemos que lo del Barça sea cierto.

Fuente: lavanguardia.com