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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Conozcan a Ahmad, Hassan y Ryad – los niños de la tercera intifada. Estos niños enmascarados de 8 a 13 años de edad arrojan piedras contra policías israelíes y queman llantas, prefieren participar en disturbios violentos que ir a la escuela.

¨Estamos dispuestos a morir como mártires, no tenemos nada que perder,¨ dice uno de ellos.

¨No tenemos cabeza para la escuela, siempre planeamos qué hacer para atacar a policías,¨ dice otro.

La semana pasada, cientos de niños palestinos enmascarados organizaron disturbios en la entrada del campo de refugiados Shuafat y arrojaron piedras contra las fuerzas de seguridad. Muchos de los niños habían permanecido ahí durante todo el día, sin ir a la escuela.

¨Nosotros protestamos y arrojamos piedras en respuesta a los mártires que fueron asesinados y por todo lo que sucede en la mezquita al-Aqsa,¨ exclama un niño de 13 años.

¨Hoy no fui a la escuela porque quiero continuar nuestra resistencia luego de la muerte del mártir Ibrahim al-Akari y todos los demás,¨ continúa, refiriéndose al terrorista palestino que perpetró el atentado vehicular que mató a un israelí e hirió a por lo menos 14 personas.

Akari era un conocido miembro de Hamas. Su hermano sirvió una cadena perpetua en la cárcel israelí por matar a un oficial de la policía israelí, antes de ser liberado en el acuerdo de intercambio para liberar a Gilad Shalit. Hamas se adjudicó el ataque.

¨Todo lo que sucede en al-Aqsa nos afecta. Ese es el lugar sagrado de los musulmanes,¨ agrega el niño.

¨Nosotros los niños debemos asumir responsabilidad y proteger a al-Aqsa a nuestra manera. ¨No somos alborotadores, según nos llaman, sino protectores de nuestra tierra, nuestra casa y nuestros lugares sagrados.¨

¨Los alborotadores son los policías israelíes que atacan a mujeres y niños, y destruyen casas.¨

Otro de los niños afirmó que los alborotadores están dispuestos a pagar el precio, incluso si esto implica dar su vida en el nombre de Palestina y al-Aqsa.

¨Debemos responder lo doble de fuerte contra las fuerzas de ocupación a cualquier precio,¨ exclama.

¨Todos nosotros estamos dispuestos a sacrificar nuestras vidas y morir como mártires. No tenemos nada que perder. Es verdad que somos niños, pero tenemos la fuerza y el coraje para hacer muchas cosas como héroes. Israel ataca a niños y no pasaremos esto por alto. Al-Aqsa es nuestra y no renunciaremos a ella.¨

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Otro niño del barrio de Silwan en el Este de Jerusalem describe el ámbito:

¨Nos sentimos degradados. Hay puestos de control, búsquedas, granadas, gas lacrimógeno – no puedo lidiar con la situación.¨

¨No tengo necesidad de estudiar o de ir a la escuela. Hoy, sólo pienso en arrojar piedras contra la policía. Mientras estén aquí, continuaremos nuestra resistencia, sin parar. Espero algún día vivir en un ambiente bueno y tranquilo. Desafortunadamente, el gobierno de Israel es el incitador principal, el que ocasiona el desastre y los ataques terroristas. Si continúan así, nos uniremos a los ataques.¨

Un niño de 8 años entre los alborotadores dice que sus acciones son motivadas por sus padres y amigos.

¨Nuestra sangre no es barata. Este es el momento de resistirnos, es más importante que ir a la escuela o trabajar. Si no respondemos nos comerán. Los alumnos siempre son llamados a unirse a la lucha.¨

Yo rezo por la liberación de los prisioneros en las cárceles de la ocupación y, con la ayuda de Dios, lograremos liberar a Palestina y Jerusalem,¨ agrega.

¨Los niños en la escuela no pueden concentrarse en los estudios,¨ dice otro niño.

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¨Todos piensan en la situación a la que hemos sido arrojados. Todos los días mis amigos y yo planeamos qué hacer en contra de los policías. Hemos arrojado cocteles Molotov, explosivos y piedras.

Varios puestos de control han sido instalados la semana pasada en el Este de Jerusalem. Las fuerzas de seguridad y la policía fronteriza detienen a vehículos y conductores para ser inspeccionados.

¨Sentimos como si estuviésemos en el puesto de control de Qalandiya (una aldea palestina en Cisjordania, entre Jerusalem y Ramala). Estos puestos no se justifican,¨ protesta Hamad Zaatara, un residente de Jabel Mukaber.

¨Sólo causan tráfico y presión. Generalmente salgo a trabajar a las siete de la mañana. Ahora,debo salir a las seis,¨ agrega Zaatara.

Hamada Avdah, otro residente de Jabel Mukaber, no cree que los puestos funcionen.

Esto no traerá tranquilidad y seguridad – sólo más problemas. En Jabel Mukaber, tenemos problemas de infraestructura, casi no contamos con calles organizadas. Estos puestos de control sólo aumentan el sufrimiento.¨

¨Tenemos 600 estudiantes y 60 salones. Con los puestos, los autobuses con niños no pueden entrar a la aldea. Los alumnos tienen que caminar más de un kilómetro hasta llegar a los autobuses que esperan a la entrada. Este es un gran problema para nosotros,¨ dice Avdah.

Fuente: Hassan Shaalan, Ynet.