shaul

TSVI SADAN

Yo nunca habría descubierto lo siguiente de no haber sido por Avshalom Kor, un lingüista hebreo conocido por su espectáculo diario de cinco minutos en hebreo en la Radio del Ejército de Israel. Él llamó mi atención sobre el texto que aparece en el recién estrenado billete de 50 shekel que muestra el retrato de Shaul Tchernichovsky (1875-1943), uno de los poetas modernos más famosos de Israel.

El diseño del billete en sí se inspiró en una determinada línea del poema “Oh Mi País, lugar de mi nacimiento”, una canción de amor por la Tierra de Israel.

El poema completo describe la tierra que se le dio en herencia a Israel, pero el diseñador anónimo escogió el tema del billete de banco basado en un solo renglón que dice “el olor de los naranjos de la primavera. En consecuencia, el billete tiene el retrato del poeta bajo el dosel de un naranjo.

Aunque el poema menciona olivos, vides y otros tipos de vegetación nativa bíblica, el diseñador sin embargo optó por ocultar el anhelo febril del poeta la tierra de sus padres, poniendo de relieve el único árbol en el poema que no tiene sabor judío.

En la parte posterior de la nota aparece el verso “Porque yo todavía tendré fe en la humanidad, en su espíritu grande y audaz” de otro de los poemas de Tchernichovsky, “I Believe”, escrito seis años antes del primer Congreso Sionista en 1897, cuando el Estado judío todavía era solo un sueño.

Destilar este poema amado a una línea demuestra que Tchernichovsky estaba dispuesto a creer en la humanidad, siempre y cuando la humanidad estuviera dispuesta a apoyar el retorno del pueblo judío a su tierra.

En otras palabras, lo que “I Believe” (Yo creo) parece decir es que la humanidad no puede llegar a ser lo que debiera mientras niegue el derecho de los Judíos de regresar a su tierra. Típico de muchos sionistas de la época, Tchernichovsky creía que la solución al “problema judío”, era la inmigración a la Tierra de Israel, el único lugar donde los judíos podían ser verdaderamente libres. Y no sólo por el bien de los judíos, sino por el bien de toda la humanidad.

Tchernichovsky y otros sionistas verdaderamente creían que la redención de los judíos era la clave para la redención del mundo. Es en este contexto – que el bienestar de la humanidad depende del bienestar del pueblo judío en la Tierra de Israel – que debe entenderse el versículo “Porque yo todavía tendré fe en la humanidad, en su espíritu grande y audaz”.

No es, como al diseñador de billetes aparentemente le gustaría que creyéramos, un epíteto nietzscheano ateo que puede ser adoptado por todos los ateos liberales del mundo. Más bien, la fe de Tchernichovsky en la humanidad dependía claramente de la manera en que la humanidad tratara al pueblo judío.

Este intento de convertir a un amado poeta sionista en una especie de judío liberal postmoderno que podría tan felizmente vivir en Berlín como en Tel Aviv es una farsa y una vergüenza para su memoria.

Y, sin embargo, el texto de la nota, que pasó por el radar de los que se supone que evitan ese tipo de mensajes subversivos en una insignia oficial israelí, refleja una pequeña minoría judía en Israel, que empuja a hacer de “I Believe”, el nuevo himno israelí. Quién sabe si esto va a suceder alguna vez, pero en la ínfima posibilidad de que ocurra, lectores entusiastas encontrarán que incluso en “I Believe”, la visión de Tchernichovsky para Israel y el mundo es profundamente mesiánica

 

 

Fuente: Israel Today