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EDUARDO RIVERO

 

Desde hace unos días fue lanzado “Digital Einstein”, un proyecto que coloca en Internet, y a disposición del público, unos 80.000 documentos pertenecientes a los archivos personales de Albert Einstein que han sido llamados “Los Manuscritos del Mar Muerto de la física”.

La Princeton University Press y la Universidad Hebrea de Jerusalén, a quien Albert Einstein le cedió los derechos de autor, se han comprometido desde 1986 en un esfuerzo gigantesco para estudiar cerca de 80.000 documentos que el famoso científico dejó como legado.

Con el lanzamiento de la plataforma Digital Einstein, cualquier persona con una conexión a Internet será capaz de compartir cartas, artículos, notas y diarios que Einstein dejó repartidos en Princeton y otros archivos, áticos y hasta cajas de zapatos en todo el mundo, cuando falleció en 1955.

El proyecto fue editado por Diana Kormos-Buchwald, profesora de física e historia de la ciencia en el California Institute of Technology, y ya ha publicado 13 volúmenes de un total de 30 que tiene contemplados. Los volúmenes contienen la historia de Einstein hasta 1923, cuando cumplió 44 años, en grandes libros con ensayos, notas al pie y anotaciones que detallan la vida política, personal y cultural que se vivía en ese tiempo. Un set separado de volúmenes contienen traducciones al inglés, otro versiones digitalizadas de los documentos de Einstein y cartas de su autoría.

Los navegantes que ingresen al sitio web Digital Einstein, según afirma Kormos-Buchwald, podrán acceder a versiones en inglés o alemán de los textos.

Pueden revisar desde cartas de amor de Einstein, a sus documentos de divorcio, transcripciones de notas del colegio, un cuaderno donde trabajó su Teoría General de la Relatividad y otras misivas dirigidas a uno de sus amigos de toda la vida, Michael Besso, entre otras opciones. Einstein, quien como muchos otros estudiantes universitarios veinteañeros no carecía de un sentido de dramatización en sus escritos, escribió una vez a su hermana Maja: “Si todos vivieran una vida como yo, no habría necesidad de novelas”.

 

Fuente:unocero.com