Abraham Lavender

ANA VECIANA-SUAREZ

 

Al crecer en Brasil, Jonatas Da Silva sabía que había algo diferente con respecto a su familia. Las mujeres iban al río para lavarse después de sus periodos, los parientes se enterraban después de un día y nadie celebraba las Navidades o comía cerdo. Pero no fue hasta que vivió en el Sur de la Florida, que el estudiante graduado se reconcilió con una identidad perdida.

Como miles en América Latina, que por mucho tiempo ha sido predominantemente católica, Da Silva y su familia son descendientes de judíos que se convirtieron al catolicismo por las amenazas de la Inquisición, o practicaron su fe en secreto mientras simulaban ser buenos cristianos.

Después de una serie de encuentros, Da Silva, quien ahora tiene 33 años, eventualmente buscó sus raíces, al tomar clases de hebreo, someterse a una prueba de ADN (él es sefardita) y visitar varias sinagogas, antes de optar por una Chabad de Miami. “Poco a poco, la comunidad se hizo más culturalmente judía”, dijo Da Silva. “Fue un despertar”.

La historia de Da Silva no es poco común. Siglos después que la Inquisición forzó a muchos judíos españoles y portugueses a ocultar sus creencias, sus descendientes están abrazando de nuevo el judaísmo, dijo el profesor Abe Lavender, de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).

Lavender hablará sobre este fenómeno el lunes en el Museo Judío de la Florida en FIU. Lavender, un sociólogo, es editor en jefe del Journal of Spanish, Portuguese and Italian Crypto Jews. Él ha escrtito docenas de libros y artículos académicos, principalmente sobre etnicidad y judíos sefarditas.

El lento pero constante regreso al judaísmo es resultado de factores que van más de cuatro décadas atrás, dijo Lavender. La publicación de Raíces, de Alex Haley provocó el interés inicial en la genealogía entre el público en general. Además, la migración a las ciudades desde las pequeñas villas y aldeas, donde la Iglesia católica y la opinión de los vecinos tienen una considerable influencia, lo liberó de personas inquisitivas que buscaban una explicación sobre una tradición familiar inusual. Finalmente, la llegada de internet y las pruebas de ADN hacen más fácil la búsqueda de la identidad histórica y étnica.

“La década de 1970 fue un momento crucial”, agregó Lavender. “No fue como si se encendiera de repente un interruptor, sino algo que ocurrió más gradualmente”.

Mientras los descendientes de esos judíos secretos comenzaron a responder preguntas sobre sus familias, descubrieron una complicada historia de persecución y exilio, de existencias que se vivieron a la sombra. Algunos regresaron a la religión de sus ancestros, mientras que otros consideraron su historia como nada más que una peculiaridad interesante.

“Para la mayoría de las personas es una confirmación de rumores”, destacó Lavender.

Nadie sabe cuántos han regresado a la fe, aunque el profesor de FIU cree que “una cifra significativa” lo ha hecho, alrededor de unos cuantos cientos de miles en América Latina y Estados Unidos. El suroeste – Nuevo México, Texas, Arizona y partes de California – ha visto un hervidero de redescubrimiento religioso. Los investigadores creen que algunos hispanos que se establecieron en la zona hace cientos de años huían de la Inquisición que había establecido España en la Ciudad de México.

El regreso al judaísmo de los hispanos en Miami ha sido más lento que en el sudoeste, pero se ha visto alimentado en parte por latinoamericanos que han venido aquí y se sienten más libres para explorar sus inusuales historias. En el Templo Beth To-Ahavat Shalom, una sinagoga conservadora en la Calle Ocho del Southwest, en el predominantemente hispano West Miami, unas 100 personas se han convertido en los ocho años que Lavender ha sido un miembro. No todos son descendientes de los judíos ibéricos que ocultaban su religión, pero la mayoría ha dicho que sentían una larga afinidad con el judaísmo.

 

 

Fuente:elnuevoherald.com