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JAVIER LOZANO

El arzobispo de Mosul y Samir Khali, jesuita egipcio, abren el debate sobre el problema del islam, los cristianos y la cobardía de Occidente.

 

No tiene nada que perder. Sólo le queda su palabra. Desde hace ya más de seis meses monseñor Amel Nona es un arzobispo sin sede ni fieles. Vive exiliado desde que el Estado Islámico tomó la ciudad de Mosul. Una tierra que albergaba a miles de cristianos y cuya presencia se remontaba a los inicios del cristianismo. Ahora ya no queda constancia de esta milenaria historia.

El arzobispo católico caldeo de Mosul sigue realizando su misión aunque de una manera muy diferente a la que se habría imaginado cuando fue nombrado en 2009 tras el secuestro y brutal asesinato de su antecesor, Paulos Faraj Rahho. En estos momentos su principal labor es dar voz a los cristianos perseguidos y por todo el mundo está relatando lo que ocurre en Irak y en el resto de países islámicos donde los cristianos pueden llegar a morir a causa de su fe.

Conoce la situación de primera mano y de lo que son capaces los islamistas en Irak. Por ello, no tiene pelos en la lengua y deja el ‘buenismo’ a un lado describiendo las causas de lo que ocurre y los responsables de que ya apenas queden cristianos en estas zonas.

Amel Nona ya acaparó titulares cuando dijo abiertamente algo que no era políticamente correcto: “El sufrimiento de los que viven actualmente en Irak es el sufrirán en un futuro cercano”. Palabras que ya se han visto en parte cumplidas estos días en Francia.

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“El problema son las sociedades islámicas”

En declaraciones a ACI, alerta ahora de la radicalización progresiva pero fulminante del islamismo. “El gran problema no son sólo los grupos fundamentalistas islámicos, sino las sociedades islámicas. Los musulmanes se están haciendo días tras día más radicales, volviendo más a la tradición y cerrándose”, afirma de manera contundente desafiando así al mensaje dominante.

El arzobispo católico iraquí explica sus palabras afirmando que “los musulmanes piensan que su modo de defender la fe es ver y volver a cómo era antes. Hay un conflicto en la región islámica entre la modernidad y la fe y la mayor parte piensa que la fe justa está contra la modernidad, por eso donde hay musulmanes está el peligro de que se subleven contra la modernidad”.

Monseñor Nona pone en relación este análisis con lo que está sucediendo en Europa y los atentados que han ocurrido en los últimos años dentro de sus fronteras. Por ello, asegura que “los musulmanes que están en Occidente se pueden convertir un día en fundamentalistas”. Y pone como ejemplo que “en Irak, en las filas del Estado Islámico hay quienes han venido de Europa, Canadá y América. Cuando el Estado Islámico quiere hacer un atentado suicida, los kamikazes son de Alemania, Inglaterra, Francia, no han nacido en países musulmanes, sino que han nacido en Europa, se han educado en Occidente y después han venido a Irak”. Por ello, implora ayuda puesto que “nuestra fe, que lleva en esta tierra más de 2.000 años no puede terminar de una manera tan fácil”.

La cobardía de los políticos europeos

Otra voz autorizada para analizar la relación entre el islam y el cristianismo es el padre Samir Khali Samir, un jesuita egipcio experto en el Islam y que fue asesor de Benedicto XVI en temas de Oriente Medio.

Sin pelos en la lengua tampoco, este profesor de Historia de la Cultura Árabe y Estudios Islámicos ha escrito un artículo en el que pone el foco en dos puntos, los graves problemas internos del islam y la cobardía de Occidente.

El padre Samir propone de manera clara varios puntos para frenar un problema que va a más. Por un lado pide a los musulmanes autocrítica y que se enfrenten a fondo con la modernidad en cuanto a la interpretación del Corán o la libertad de conciencia, “aunque ninguno se anima a hacerlo”. Para Occidente pide que los países exijan a los inmigrantes a que se integren en los ámbitos económicos, políticos y sociales y que controlen las mezquitas, pese a que “sea contrario a nuestro espíritu europeo”.

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El sacerdote árabe analiza la manida frase de que el islam es una religión de paz y lo pone en relación con los atentados del Charlie Hebdo. Dice el padre Samir: “las viñetas son irónicas, sarcásticas, hasta vulgares, pero ustedes, musulmanes, ¿por qué deben responder con la violencia?, ¿por qué no responder a una cosa escrita con otro escrito?”.

 

Además manda este mensaje a los musulmanes:

En el pasado (2006) Charlie Hebdo, presentó a Mahoma con una bomba en lugar del turbante. Pero yo les digo a mis amigos musulmanes: ¿Cómo representan ustedes a Mahoma? Con la espada. En el museo de Estambul existen dos espadas consideradas pertenecientes al profeta. Y Arabia Saudí, el país que custodia los lugares santos y sagrados del islam, ¿Qué tiene en su bandera? ¡Dos espadas! Entonces yo me digo: los de Charlie Hebdo han sólo modernizado la figura de Mahoma. Una vez había dos espadas, ¡Ahora hay dos bombas!

Tras esta reflexión que le puede causar bastante problemas, el sacerdote jesuita indica que hasta que el islam en vez de luchar contra el resto, ya sean apóstatas, cristianos o el mismo Occidente “no haga autocrítica y reconozca que el problema está en su interior no saldrán de todo esto y los países islámicos estarán siempre caracterizados por la guerra”.

Dirigiéndose de nuevo a los mahometanos les recuerda que están en el siglo XXI y que la autocrítica es indispensable para así poder reinterpretar las palabras de Mahoma: “También en la Biblia hay versículos que alaban la guerra pero todos nosotros comprendemos que es necesario reinterpretarlas y no tomarlas al pie de la letra”.

Por último, el padre Samir acusa a los políticos occidentales de no defender la cultura europea y adoptar el llamado multiculturalismo. Asegura que los países europeos no saben qué hacer y a éstos les exige que los inmigrantes que lleguen a sus países respeten la cultura y valores europeos.

Ante los musulmanes que no quieren integrarse en Occidente, Samir propone otra medida polémica: controlar las mezquitas. “A primera vista esto es contrario a nuestro espíritu europeo, la distinción entre Estado y religión. Pero las mezquitas en el islam no son sólo un lugar de oración. Son un lugar de adoctrinamiento y de indicaciones políticas, algunas veces dañinas para la comunidad. Por esto Europa debería controlarlas, como se hace en todos los países musulmanes. En el mundo islámico las mezquitas son la primera realidad que son controladas”.

 

 

Fuente:libertaddigital.com