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JAIME CLARA

En un artículo titulado Los dogmas y el sacrificio de la libertad  Hermenegildo Sábat menciona que “el ataque feroz a los colegas de Charlie Hebdo transforma la censura en un cuento de hadas.

“Ninguna explicación alcanzará a atenuar la sorpresa inicial y la angustia permanente ante la bestial involución, el sacrificio irracional de la libertad, la muerte como culpa por juzgar a los adictos al fanatismo”. Agrega que “citar casos análogos significa retroceder a épocas también sangrientas y que sucedieron, infelizmente, en otros países europeos. Pero esta voracidad por matar vía sicarios, que ha popularizado la mafia y difundido los capos narcos, no debería sorprender a la policía más sofisticada, que ha sido humillada. Las vitrinas del Musée D’Orsay en París protegen y exponen las pequeñas esculturas caricaturescas de los miembros del Congreso Nacional magníficamente realizadas por Honoré Daumier. Vale la pena aventurar cuánto tiempo se tardará para que las imágenes de los artistas de Charlie Hebdo ocupen un sitio vecino.”

Dice Sábat que “no se trata de defender todas las ironías y juicios humorísticos sobre políticas y credos que soportan poderosos y creyentes. Se trata sí de impedir reacciones orales, escritas y de hecho ante los mismos. Los dogmas no practican el sentido del humor y, tristemente, algunos supuestos demócratas, tampoco. Se insiste en que el origen de este atentado está vinculado con la reproducción de dibujos que atentarían contra la imagen de deidades musulmanas. Hay que recordar que el diario parisino L’Humanité debió pedir perdón, en su momento, por reproducir un dibujo de Stalin obra del correligionario Pablo Picasso que no coincidía con los cánones del “realismo socialista”, pero a nadie se le ocurrió atentar contra la vida del genial malagueño.”

Agrega que “todo lo que se diga o escriba sobre este hecho espeluznante ocurrido ayer en el corazón de París debería hacer reflexionar tanto a políticos como a creyentes sobre los alcances de las egomanías y los delirios de poder que no sólo atentan contra vidas inocentes sino contra costumbres que las sociedades han combatido para diferenciarse de las bestias.”

Sobre el humor irreverente

El dramaturgo uruguayo, radicado hace más de dos décadas en París, Sergio Blanco, entrevistado en Sábado Sarandi, dijo que el atentado a la revista, “fue una especie de 11 de setiembre cultural, a la francesa o a la europea, que toca los valores esenciales de lo que es Francia, de lo que es Europa y lo que es occidente. Es un atentado a lo que es la República y contra los pilares republicanos, como por ejemplo, la libertad de expresión.”

Al explicar el tipo de humor de Charlie Hebdo, el escritor uruguayo recordó que cuando la revista se fundó, en la década de 1970, su primera carátula fue sobre Francisco Franco.

“Es una revista que en los últimos años estaba haciendo humor sobre todas las religiones, no solamente del Islam. Es más, la religión más atacada, por la revista, es la católica. La imagen de la que más se han burlado es la del Papa. Es más, hay imágenes muy fuertes de Cristo en la cruz, que para un católico practicante como yo, es terrible, pero me parece perfecto que esté y que exista. De pocos Papas se han reído tanto como de Ratzinger y muchísimo de este Papa Francisco. Además han hecho mucho humor sobre los rabinos y la religión judía. Es decir, que nunca tuvieron una fijación con la religión musulmana o por los fanáticos religiosos. Y se han reído de toda la clase política, desde la extrema izquierda a la extrema derecha. Es una revista por donde se respiraba la actualidad y la contemporaneidad europea y mundial.”

Para Sergio Blanco, lo sucedido no se debe considerar como un choque de civilizaciones. “Hay que ser muy cuidadoso con los términos que se utilizan. Se está hablando de acto de guerra, de respuesta de guerra, pero hay que tener mucho cuidado. No se hizo luego del 11 de setiembre, eso generó desastres terribles que los estamos pagando geopolíticamente todavía. Esto no es choque de civilizaciones, sino que esto (el atentado) es un grupo de fanáticos, que no representan ni al Islam ni la religión de los musulmanes.”

Finalmente, sobre el humor, dijo que la caricatura y la burla debe ser “grosera, tiene que ser fuerte e intensa”. Blanco dijo que es muy bello ser ofendido porque eso nos reafirma. “Yo soy un defensor de la libertad de expresión a muerte. Que se rían de mí me parece extraordinario. Quizás porque tengo el ejercicio, también, de ser un artista, de ser un creador y que uno está expuesto a críticas positivas y negativas. El humor tiene que ser intolerante y desobediente. Entonces, bienvenido el humor en todas sus formas.”

Fuente:cciu.org.uy