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Para una sobreviviente del Holocausto, encontrarse con parientes de uno de sus torturadores es suficientemente difícil, pero la perspectiva de desarrollar una amistad estrecha e incluso calor familiar, parece completamente imposible.

Sin embargo, este es el tipo de relación improbable que se formó entre una mujer que fue sometida a terribles experimentos médicos perpetrados por los nazis en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, y el nieto del alto comandante del campamento de exterminio, según el sitio de noticias Vice.

En 1944, a la edad de diez años, Eva Mozes Kor, de origen rumano fue capturada por los nazis y – junto con su hermana gemela – fue sometida a salvajes experimentos médicos en Auschwitz realizados por el Dr. Josef Mengele. El criminal de guerra nazi,quien tenía un interés particular en los gemelos, dañó a aproximadamente 1,500 pares de ellos durante la guerra. Sólo alrededor de 200 sobrevivieron las atrocidades.

“Durante toda la semana, los médicos me aplicaban un mínimo de cinco inyecciones en el brazo. Estuve muy enferma,” relató Kor recientemente ante estudiantes de secundaria en una conferencia celebrada en Casper, Wyoming.

En una ocasión Mengele le anunció mientras reía que le quedaban dos semanas de vida. Su hermana también estaba muy enferma, pero ambas sabían que si una moría, la otra sería asesinada también.

“Recuerdo haber regresado al campamento donde mientras desvanecía, gateaba hasta llegar a un bebedero, diciendo a mí misma: ‘Debo sobrevivir, debo sobrevivir'”.

Y, milagrosamente, ambas hermanas lo lograron.

En 1995, Kor fundó el Museo del Holocausto y Centro Educativo CANDLES (Velas) en Terre Haute, una pequeña ciudad en el oeste de Indiana, donde reside desde la década de 1950. Eva comparte su historia a través del museo. Pero en lugar de expresar enojo, ella predica el perdón.

“Yo ya tenía el poder de perdonar. Nadie puede proporcionarlo o quitarlo,” dijo a Vice la mujer de 80 años de edad. “Me rehusé a ser víctima, y ahora soy libre.”

En 2013, Kor conoció a Rainer Hoess, nieto de Rudolf Höss, comandante de Auschwitz durante gran parte de la guerra, a quien se le atribuyó la decisión de usar Zyklon B para matar a los presos en las cámaras de gas.

Muchas familias de antiguos criminales de guerra nazis han huido de su pasado. Unos han intentado enterrarlo, mientras que otros niegan que se haya perpetrado algún mal. Este no es el caso de Rainer Höss. En su búsqueda de la verdad acerca de las acciones de su abuelo, Höss se ha convertido en un feroz crítico de su antecesor, intentando aprender lo más posible de sus raíces oscuras.

Höss cortó los lazos con la familia cuando ésta lo criticó por sus opciones. En los últimos años se ha dedicado a educar a niños de escuela sobre los peligros del extremismo de derecha. Trabaja en contra del racismo y el antisemitismo en Europa y Estados Unidos. Lo que comenzó como actividad para compartir su historia con los compañeros de clase de sus cuatro hijos, se convirtió en una labor de tiempo completo luego de que en 2013 visitó más de 70 escuelas en Alemania.

Tras escuchar la historia de Kor, Höss, la contactó y le pidió encontrarse con ella. También le preguntó si estaría de acuerdo en ser su abuela adoptiva. Después de reunirse con él, Kor consintió.

“Estoy orgulloso de ser su abuela”, dijo. “Yo lo admiro y lo amo. Él tenía la necesidad de recibir amor de una familia que nunca tuvo.”

Un millón de judíos fueron asesinados en Auschwitz entre 1940 y 1945 junto con más de 100,000 polacos no judíos, gitanos, prisioneros de guerra soviéticos, homosexuales y partisanos anti-nazis antes de que el campo fuera liberado el 27 de enero de 1945.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Rudolf Höss intentó esconderse, pero finalmente fue capturado por las fuerzas aliadas en 1946 y ahorcado el año siguiente cerca del crematorio infame de Auschwitz.

Rainer afirmó en el pasado que si sabría dónde fue enterrado su abuelo, iría su tumba con el fin de orinar o escupir en ella. Kor dice que ella lo ha motivado a perdonar a su abuelo, así como al resto de su familia. Sólo perdonando a nuestros peores enemigos podemos ser verdaderamente libres, sostiene ella.

“Yo no discuto con él, pese a que no siempre estoy de acuerdo con todo lo que hace. Pero definitivamente lo amo,” señaló. “Entre nosotros existe un gran compañerismo y comprensión emocional. Personas de diferentes lugares que se llaman abuela y nieto entre sí son una señal de esperanza.”

Traducido desde Times of Israel para Agencia de Noticias Enlace Judío México