SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Mientras el Gobierno insiste en la defensa del memorándum con Irán, la comunidad judía reclama profundizar la investigación que dejó el difunto fiscal general del caso AMIA y avanzar hacia el juicio en ausencia

PorSilvia Mercado 

Crédito: AP

En la Unidad Especial AMIA no saben qué pasó con su jefe, Alberto Natalio Nisman, pero sí están seguros de algo: desde el Gobierno profundizarán la campaña de desprestigio contra la investigación del caso, que ya está concluida, y solo espera la etapa de juzgamiento. Nada los angustia más. Saben que el malogrado fiscal estaba obsesionado por los ataques que sufría la causa desde hace varios años de parte de voceros del oficialismo y temen que el esfuerzo del equipo que investigó y encontró a los culpables, caiga en saco roto, ahora que Nisman no está para defenderla. Por eso se impone hacer un breve resumen de los resultados obtenidos.

– El atentado perpetrado el 18 de julio de 1994, que terminó con la vida de 85 personas y dejó 300 heridos, se produjo por un “coche-bomba” cargado de explosivos que se estrelló contra el edificio de Pasteur 633, en el que se inmoló el libanés Ibrahim Berro. Hay que empezar diciendo esto, porque todavía hay quienes ponen en duda la existencia de la Traffic, como lo hizo hace pocos días el propio Horacio Verbitsky, que volvió sobre esa fábula que sólo tiene como objetivo confundir a la opinión pública.

– Ibrahim Berro ingresó al país junto a un grupo de terroristas de Hezbollah por la Triple Frontera el 1 de julio. Sus acompañantes salieron por Aeroparque el 18 de julio a las 7:15, horas antes del atentado, según se estableció por un celular que fue investigado, instalado en la Triple Frontera, que recibió llamados desde locutorios de la Ciudad de Buenos Aires y desde una base de Hezbollah en el Líbano.

– La decisión de atentar contra la AMIA se tomó el 14 de agosto de 1993, en una reunión del Comité de Asuntos Especiales del gobierno iraní, realizada en la ciudad de Mashad. Tenía como objetivo terminar con la vida de la mayor cantidad de judíos posibles, por eso el atentado fue contra la mutual, en pleno horario de trabajo.

Nisman estaba obsesionado por los ataques que sufría la causa

– En esa reunión participó el agregado cultural de la embajada iraní, Mohsen Rabbani. Meses después, volvió a la Argentina, y abrió una cuenta corriente en el Deutsche Bank, donde le fueron transferidos 150.000 dólares, un movimiento inusual a sus costumbres anteriores y posteriores. Por esa fecha, marzo y abril de 1994, se lo detectó también buscando camiones por Warnes.

– Por el cruce de 300 millones de llamadas telefónicas que fueron realizadas gracias a nueva tecnología que fue aportada por servicios de inteligencia extranjeros, el fiscal pudo establecer que, desde su celular, Rabbani realizó un llamado a la playa de estacionamiento donde estuvo la camioneta.

– El 25 de octubre de 2006, la Justicia argentina acusó formalmente al gobierno iraní de planificar el atentado y al Hezbollah de ejecutarlo. El móvil fue la decisión del gobierno de Carlos Menem de suspender un acuerdo de transferencia de tecnología nuclear a Irán.

– El 7 de noviembre de 2007, Interpol ratificó las conclusiones de la justicia argentina y ordenó la emisión de circulares rojas para capturar a Imad Mugniyad (ex jefe de Hezbollah), Ali Fallahijan (ex jefe de la inteligencia iraní), Mohsen Rabbani (ex agregado cultural de Irán en Argentina), Ahmad Reza Ashgari (ex tercer secretario de Irán en Argentina),Ahmad Vahidi (ex ministro de Defensa iraní, y autor intelectual del atentado) y Mohsén Rezái (ex jefe de la Guardia Revolucionaria iraní).

Al mes siguiente, asumió Cristina Fernández de Kirchner, y ya nada volvió a ser igual con la causa AMIA.

Cuando Cristina Kirchner llegó al poder, el Gobierno se desinteresó por la investigación

Sin decir agua va, el Gobierno empezó primero a desinteresarse por la investigación, después a quitarle respaldo político, más tarde –ya muerto Néstor Kirchner– a realizar nuevos gestos, como la participación del embajador argentino ante las Naciones Unidas, Jorge Argüello, cuando el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, pronunció su discurso ante la Asamblea General en setiembre de 2011, marcando un cambio a lo realizado hasta entonces, junto con Estados Unidos y países europeos, que tampoco estaban presentes.

Claro que Arguello actuó en consonancia con la Presidenta, que el día anterior, en el discurso ante la Asamblea General, anunció que aceptaría la propuesta iraní de establecer un canal de diálogo, modificando la negativa de Kirchner, que había recibido una oferta similar estando en Venezuela, en el 2005.

Antes, el 26 de marzo de 2011, el periodista “Pepe” Eliaschev había denunciado que “Argentina negocia con Irán dejar de lado la investigación de los atentados”. El Gobierno negó todo, inició una campaña de desprestigio contra el periodista y Nisman le mandó un patrullero a la casa para que declare en la Fiscalía las fuentes que le facilitaron el “informe secreto” al que tuvo acceso con la información que, meses después, se demostró cierta. Es que no podía creer que Cristina sea capaz de semejante cosa.

Muerto su esposo, Fernández de Kirchner profundizó el vínculo con Venezuela y habilitó conversaciones informales con los iraníes que, en 2012, se transformaron en negociaciones formales. Y el 27 de enero de 2013, Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, el canciller Héctor Timerman firmó con el canciller iraní el Memorándum de Entendimiento Argentina-Irán, que fue ratificado apenas un mes después por el Congreso de la Nación, el 27 de febrero, a pesar del rechazo de la AMIA y la DAIA, que lo consideraron inconstitucional, como después también lo hizo la Cámara Federal, en mayo de 2014.

Un año antes del memorándum, Nisman había denunciado la infiltración iraní en Sudamérica

Un año antes, en mayo de 2013, es decir dos meses después de la firma del memorándum, el fiscal Nisman acusó en largo dictamen a Irán de infiltrarse en Sudamérica para establecer redes de inteligencia destinadas a “cometer, fomentar y patrocinar actos terroristas en países como Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia, Guyana, Trinidad y Tobago y Surinam”, y volvió a responsabilizar al ex agregado cultural en la Argentina, Rabbani, de coordinar esa intromisión. Ya estaba todo terminado entre Nisman y la Presidenta.

Durante todo ese tiempo, el Gobierno no tocó a Nisman, ni dejó de pagar los sueldos a su equipo. Solo le fue quitando respaldo político, como pueden testimoniarlo decenas de empleados de la Unidad Fiscal AMIA. Con el tiempo, también le fue quitando el respaldo operativo del Ministerio Público Fiscal, demorándole o negándole autorizaciones para viajes, por ejemplo.

La crítica principal que se le hace a la causa judicial AMIA es que fue realizada con escuchas y tecnología brindada por la ex SIDE (sector Antonio “Jaime” Stiusso) y con respaldo de los Estados Unidos e Israel, a través de sus servicios de inteligencia, la CIA y el Mossad. Más allá del absurdo que significa cuestionar la ayuda de países involucrados, con experiencia en combate al terrorismo y recursos humanos y tecnológicos a la altura del problema, la pregunta honesta que uno debe hacerse es si nuestro país estaba en condiciones de encarar solo una investigación de esas características.

Es obvio que no. En la década del 50, ¿a quién acudió Raúl Apold para hacer un festival de cine? A Hollywood. Del mismo modo en que, después de Cromagnon, para aprender a manejarnos en catástrofes fuimos a los Estados Unidos, o para ir equiparnos en trenes después de la tragedia de Once, fuimos a China, después de los ataques a la embajada israelí y a la AMIA, a dónde íbamos a ir, ¿a Tombuctú?

En ninguna sede judicial se puso en discusión la tesis central de la responsabilidad iraní en el atentado

La otra crítica a la causa judicial que lideró Nisman es haber continuado con la línea de investigación del destituido juezJuan José Galeano y los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, equipo del que formó parte. Lo que se esconde es que Galeano y sus fiscales fueron destituidos –y se aprestan al juicio oral– por fraguar pruebas para probar la “conexión local”. Pero en ninguna sede judicial, jamás, se puso en discusión la tesis central, a saber, la responsabilidad iraní.

De hecho, el informe de inteligencia llamado “Temática: AMIA. La Conexión Internacional. El esclarecimiento del atentado terrorista y la individualización de sus autores”, confeccionado por la SIDE cuando era conducida por Miguel Ángel Toma(gobierno de Eduardo Duhalde), fue un insumo clave para la investigación judicial del equipo Nisman, ya que muchas escuchas y otras averiguaciones son producto de ese esfuerzo.

Han pasado más de 20 años, con infinidad de avatares políticos y económicos, sin embargo, la causa judicial del más grave atentado que sufrió la Argentina no se salió de la principal línea de investigación, simplemente porque es la que se ajusta a los hechos, tal como se fue demostrando con nuevas pruebas. Intentar destruir lo que ha sido una verdadera política de Estado, más allá de los gobiernos, con amplio consenso en el país y en el mundo, sólo sumará más perjuicios a la Argentina, divisiones internas y profundización del aislamiento.

“Cuando en el 2004 se creó la Unidad, nos comprometimos a llevar verdad y justicia. Logramos la verdad, y cuando venía el tiempo de la justicia, el Gobierno empezó a retacearnos el apoyo y desprestigiar la investigación”, se dice en el equipo de Nisman.

Con la última fuerza que les quedó después del entierro del fiscal, las principales autoridades de AMIA y DAIA se reunieron con la fiscal Alejandra Gils Carbó para pedirle que no cierre la Unidad Fiscal y que continúe la investigación con el mismo equipo. Esperan que la Presidenta supere las dramáticas diferencias que tuvo con la investigación y actúe como una líder de Estado, no como jefa de una facción minoritaria de la Argentina, la que pretende anudar lazos con gobiernos ajenos a nuestras tradiciones democráticas. Y que este Gobierno (o el próximo), apruebe el juicio en ausencia en casos de este tipo, para finalmente lograr juzgar a los culpables del atentado.

La semana próxima, Cristina no estará en la Argentina. Son los días que aprovechará Luis D’Elía para dar una conferencia de prensa y sentar posición en torno a la denuncia de Nisman que lo involucra, y que le costó la vida al fiscal. Hablará con un libreto acordado con el Gobierno, que la Presidenta conoce.

Tal vez la oposición aproveche la misma ausencia para iniciar una gran campaña nacional que logre la derogación del Memorándum de Irán, “una verdadera traición y el más grave error de política exterior de este Gobierno”, según dijo la diputada Laura Alonso a Infobae. “Y no es que haya tenido pocos”.

Fuente: Infobae

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