En hebreo, ahavá es el término más comúnmente usado tanto para el amor interpersonal como para el amor de D-s.

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El judaísmo emplea una definición amplia del amor, tanto entre personas como entre los seres humanos y la deidad. Respecto al primer caso, en la Torah se afirma: «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Levítico 19:18). Respecto al segundo, a los seres humanos se les manda amar a D-s «con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas» (Deuteronomio 6:5), tomado de la Mishná (un texto central de la tradición oral judía) para referirse a los buenos actos, la buena voluntad para sacrificar la vida en lugar de cometer ciertas transgresiones graves, la buena voluntad para sacrificar todas las posesiones, y el agradecimiento al Señor a pesar de la adversidad (tratado de bərākhāh 9:5). La literatura rabínica se diferencia de lo anterior en cómo este amor puede desarrollarse: por ejemplo, mediante la contemplación de los bienes divinos o la observación de las maravillas de la naturaleza.

En lo concerniente al amor entre compañeros de matrimonio, éste está considerado un ingrediente esencial de la vida: «Observa la vida con la esposa que amas» (Eclesiastés 9:9). El libro bíblico Cantar de los Cantares se considera una metáfora romántica del amor entre D-s y su pueblo, pero, en su lectura literal, aparece como una canción de amor.

El rabino del siglo XX Eliyahu Eliezer Dessler es citado frecuentemente como definidor del amor desde el punto de vista judaico, de «dar sin esperar nada a cambio» (Michtav me-Eliyahu, Vol. 1).


Fuente: Wikipedia

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