1422121556_382994_1422122513_noticia_normal_opt

EDUARDO HADJES NAVARRO

 

En respuesta a mi comentario de la semana pasada “Quién dice que la maldad y la perfidia tienen límite” he recibido el siguiente correo de mi muy querido amigo A.

“Estimado Eduardo:

Leí tu comentario semanal que siempre hago con mucho interés y ante tu referencia a los controvertidos videos de decapitaciones y la incineración de un piloto jordano vivo, es que busqué en internet para conocerlos, ya que no había querido hacerlo antes.

Quedé horrorizado por la brutalidad mostrada, es increíble que esto suceda en el presente… y no haya nadie dispuesto a dar una acción contundente para frenar estas atrocidades.

Un abrazo.”

Es realmente de una importancia trascendental, tu aporte, estimado A. Preguntas y actitudes como estas, son las que me mueven a escribir, semana a semana, mi opinión y como creo ver, lo que está aconteciendo en Medio Oriente y en parte de África, ante la pasividad,  y a veces, indiferencia del mundo civilizado.

Desde hace años, y a ti te consta al leer mis comentarios, vengo anunciando que el doble estándar que aplica la mayoría de las naciones al conflicto israelo-palestino, terminaría trayendo el caos y el descontrol de la crueldad y odio de los extremistas islámicos, hasta llegar a los límites que estamos viendo en estos días y que no me atrevo a decir que ya estén en la cúspide del horror inenarrable, que estamos constatando, ya que, por desgracia, estos individuos están actuando con una frialdad increíble.

En estos días, sin que la prensa lo haya publicado, puedo mencionarte 3 acontecimientos demenciales, que han pasado desapercibidos: Boko Haram, asesinó a 2.000 personas en Nigeria. Los mismos, enviaron a niñas de 10 años, en ataques suicidas, al mercado de Potiskum, también en Nigeria y yihadistas paquistaníes, asesinaron a 200 niños en Peshawar

Lo que sí se difundió profusamente, fue el degollamiento en Libia de 21 civiles egipcios, todos ellos cristianos coptos, lo cual difundieron orgullosos en internet. Egipto respondió ante tan deleznable actuar bombardeando emplazamientos del grupo terrorista Anzar al Sharía, filial del EI en dicho país. Según el gobierno egipcio, en el taque murieron un mínimo de 7 civiles, incluidos 4 niños y 50 yihadistas.

Encuentro totalmente justificada la reacción egipcia, pero ahí aparece el doble estándar. Cuando los terroristas de Hamás, disparan incansablemente cohetes y morteros en contra de la población civil israelí, llega un momento en que cobran tal intensidad estos ataques, que Israel se ve obligado a defenderse. De inmediato, la ONU y cuanto organismo internacional existe, condena a Israel, la víctima, calificando a Hamás, el cruel agresor terrorista, de víctima indefensa. Estas acusaciones cuentan con el respaldo de cada vez más gobiernos democráticos, agregándose  a tan vergonzosa lista, nuestro querido Chile, el cual, este último tiempo, ha pasado a ser uno de los votos seguros con que cuenta Hamás.

Imagínate si tantos países ignoran la culpabilidad de los terroristas de Hamás, durante tantos años, como podríamos criticarte a ti, por ignorar o no dar importancia a estos crueles atentados, comprendiendo sólo por leer mis comentarios, que la crueldad islamista radical, avanza imparable, tal como ellos mismos lo vienen anunciando, camino a su objetivo final, el cual es la conquista del mundo bajo el tiránico dominio del islamismo más extremo.

No sólo países europeos están sintiendo y sufriendo la llegada del terrorismo a sus tierras, aparentemente seguras hasta hace muy poco. También América lo está sufriendo. Argentina y el caso de la AMIA es sólo lo conocido de la intromisión en Latinoamérica.

Siempre se inician los ataques a judíos y sus instituciones. Luego, de la indiferencia que tales asesinatos provocan, éstos se extienden al resto de la población y ahí, ya es tarde para pararlo. Disculpa si me extendí en mi respuesta, pero espero haber sido claro y veraz, aun cuando muchos de mis lectores nuevamente piensen que exagero, hasta que la realidad les demuestra que me quedé corto.

Un abrazo, con mucho cariño, tu amigo

David ben Jaim.