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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Es demasiado sencillo rechazar el llamado del Primer Ministro Benjamín Netanyahu para una “inmigración masiva” de judíos europeos a Israel, tras los recientes ataques terroristas, y considerarlo como otro de sus trucos de su campaña electoral.

Por Uri Dromi

Al invocar la aliá, la quintaesencia del sionismo, Netanyahu supuestamente podría haber intentado destacarse como el verdadero sionista, a diferencia de sus rivales del partido Laborista, que ahora se denominan Unión Sionista, considerados por los líderes de la campaña del primer ministro como pos-sionistas e incluso anti-sionistas.

En el fondo, sin embargo, Netanyahu es un verdadero ideólogo, inspirado por el líder del movimiento revisionista judío, Zeev Jabotinsky (su padre, el profesor Benzion Netanyahu, fue secretario de Jabotinsky). El préstamo de una página del libro de Jabotinsky es sin duda un interesante paralelismo con la actualidad.

Tras el deterioro de la situación de los judíos en Polonia a mediados de la década de 1930, Jabotinsky sugirió “evacuar” un millón y medio de judíos europeos a Palestina.

Una de las principales críticas del “plan de evacuación” de Jabotinsky, emitidas por el movimiento socialista judío Bund, era que el plan sólo pondría a los judíos en un mayor peligro, y los involucraría directamente en la lucha feroz entre árabes, judíos e ingleses en Palestina.

Hoy en día, según la propia retórica de Netanyahu, Israel se encuentra ante la amenaza existencial de Irán, que pretende adquirir armas nucleares bajo su mandato. Si esto es cierto, entonces ¿es realmente racional que el primer ministro llame a más judíos para lidiar con esta amenaza? Por supuesto que lamentamos que los judíos hayan hecho caso omiso del llamado de Jabotinsky para evacuar Europa antes del Holocausto. Pero pese a los recientes ataques contra judíos y no judíos por igual, la Europa de hoy no es el mismo continente del pasado, dispuesto a rendirse a la Alemania nazi de hace ocho décadas.

Y, sin embargo, nos equivocamos al reducir el asunto a un problema de seguridad exclusivamente.

Aún recuerdo los días del Primer Ministro David Ben Gurion cuando instaba a convertir a Israel en “or la goyim,” una luz para las naciones (Isaías 49: 6). Pese a que en algunas áreas, como la de alta tecnología, hemos logrado este objetivo, nuestro estado judío aún tiene un largo camino por recorrer en áreas de justicia social y valores humanos.

Aquí es exactamente donde interviene la diáspora judía. Los judíos en Israel deben encargarse de los asuntos que naturalmente socavan la moral idealista de los profetas, y armarse para defenderse de sus vecinos como sugirió Jabotinsky. Sin embargo, los judíos de la diáspora pueden dedicarse casi por completo a la antigua meta judía de Tikkun Olam (reparar el mundo).

Hay un lugar, de hecho, una necesidad, para este tipo de existencia y acción judía en ambas formas.

Si Israel realmente fuese la verdadera “luz para las naciones,” los judíos de todo el mundo acudirían a él sin siquiera una palabra de aliento de su primer ministro.

Hasta que eso suceda, el Estado de Israel y los judíos de la diáspora deben seguir viviendo en una delicada dualidad, tomando en cuenta que mientras promueven los valores judíos, cada uno tiene una función especial.

Traducido desde The Jewish Chronicle Online para Agencia de Noticias Enlace Judío México