SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El brillante embajador de Israel en las Naciones Unidas aprovechó una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para parodiar la ceremonia de los Oscar y denunciar el «Teatro del absurdo» que tiene lugar en el seno de la institución internacional. Ron Prosor ha pues repartido los Oscar de la mala fe, versión ONU. Los ganadores son…

 

Ron Prosor, Embajador de Israel en la ONU
Ron Prosor, Embajador de Israel en la ONU

Al principio de este mes, Ron Prosor había publicado el texto citado abajo en su blog

 

En tanto que Embajador de Israel en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tengo derecho a la primera fila en el teatro del absurdo. Este otoño, la ONU celebrará sus 70 años. En honor de la más larga producción teatral de New York, les propongo un resumen del último drama y una incursión especial entre bambalinas.

En el acto 1, los déspotas han tomado el control de la Asamblea General. Los Estados que van en contra de la Paz internacional, son elegidos en el seno de los órganos de las Naciones Unidas encargados de la seguridad mundial.

En el acto II, los violadores de los derechos del hombre más reconocidos del mundo requisan al Consejo de los derechos del hombre. Mi estómago se ha revuelto cuando he tenido que escuchar a dictadores que han cometido crímenes en masa, que encarcelan periodistas y persiguen a los opositores políticos, pontificar cínicamente sobre las virtudes de una prensa libre y la santidad de elecciones libres y equitativas. Ahora, con el telón caído, parece que hemos llegado a los recordatorios. Los terroristas del mundo han sido invitados a tener un papel especial en la escena.

El pasado 28 de enero, terroristas de Hezbollah lanzaron misiles antitanques contra un vehículo del Ejército de Defensa de Israel en el norte del país, matando a dos soldados israelíes, Yohai Kalangel y Dor Jaim Nini, e hiriendo a siete más. Las fuerzas israelíes contestaron y en el tiroteo que siguió, Francisco Javier Toledo, un casco azul español de la Fuerza internacional de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) resultó muerto trágicamente. Unas horas después del ataque, Hezbollah reivindicó la responsabilidad de la muerte de los dos soldados del Ejército de Defensa de Israel. El Consejo de Seguridad necesitó una semana para publicar una declaración concerniente a lo sucedido, porque Hezbollah, el grupo terrorista que perpetró el atentado y celebró la muerte de los israelíes, tuvo que ser consultado antes de la declaración. Han leído bien. Esta historia es más cínica que una obra de teatro de Oscar Wilde y tiene más giros que un cuento de Dickens, pero no se trata de una ficción. Después del ataque de Hezbollah el 28 de febrero, una explosión de diplomacia entre bambalinas reunió a un variado surtido abigarrado de despiadadas autocracias, una después de la otra, para ajustar el texto.

El mes pasado, el mejor amigo de Irán – es decir, su más fanático admirador –Venezuela – tomó su asiento en el Consejo de Seguridad. El decorado está completo. Gracias a las frenéticas negociaciones de Teherán en la antecámara, Hezbollah, la misma organización terrorista que ha secuestrado al Líbano por medio de Irán durante casi tres decenios – está en el corazón de los asuntos del Consejo de seguridad.

Todas las tentativas por la vía de la razón y el buen sentido para interceder fueron englutidas como las muñecas rusas.

Apasionadas negociaciones se han sucedido en los pasillos de la ONU y en las capitales de ultramar mientras Hezbollah se negaba a considerar cualquier declaración que mencionase su implicación en el ataque del 28 febrero. Recuerden, al mismo tiempo que se vanagloriaba de ser responsable de este ataque ante sus partisanos. Finalmente, el Consejo de Seguridad ha remitido a Hezbollah una victoria en bandeja de plata. Cuando finalmente se publicó la declaración, ésta condenaba la muerte del casco azul español de la FINUL, sin ninguna mención de Hezbollah o de los soldados del Ejército de Defensa de Israel.

Y aquí estamos entonces, los detenidos controlan el asilo. No me sorprendería si la ONU invitase al Estado Islámico a sentarse en el Consejo de los derechos del hombre o pidiese a Corea del Norte redactar una moción sobre ciberseguridad.

La próxima vez que vuelva a hacer una visita a la ONU, tendré que verificar si la bandera de Hezbollah no ondea junto a las de las 193 naciones del mundo. En la Asamblea General, donde las naciones están por orden alfabético, tendré que mirar si Hezbollah no ha recibido el asiento azul que ambicionan las delegaciones de Haiti y a la vez la de Honduras. Y con gran inquietud, recorreré con la mirada los pasillos de la ONU para ver si, según la tradición de todos los Estados miembro, Hezbollah no habría legado un regalo a la ONU. Puede ser que envíe uno de sus misiles Fateh-110 de gran alcance y de fabricación iraní – preferentemente por vía aérea.

Broadway está a unas calles de distancia, pero la tragedia más antigua de New York se desarrolla en la ONU.

En el teatro del absurdo, lo mejor que podemos esperar, es una escena de tiempo limitado.

Fuente: Coolam News